Fecha
Fuente
El Confidencial
Autor
J.R.S.

Ninguna de las mutaciones del coronavirus lo hace más contagioso, según un estudio a gran escala

Los investigadores advierten de que la inminente introducción de vacunas puede provocar que el virus mute para escapar al reconocimiento del sistema inmunológico

Ninguna de las mutaciones actualmente documentadas del coronavirus SARS-CoV-2 aumenta su transmisibilidad en los humanos, según los resultados de un estudio a gran escala realizado por investigadores de la University College de Londres (Reino Unido). Este hallazgo, basado en el análisis de los genomas de los virus de más de 46.000 personas con covid-19 en 99 países, incluye la cepa conocida como D614G, que pese a convertirse en la dominante en esta segunda ola, no parece estar asociada a un aumento significativo de los contagios.

"La cantidad de genomas de SARS-CoV-2 que se están generando para la investigación científica es asombrosa", valora Lucy van Dorpa, primera autora del estudio, publicado en la revista 'Nature Communications'. "Afortunadamente, descubrimos que ninguna de estas mutaciones está haciendo que el covid-19 se propague con mayor rapidez, pero debemos permanecer en alerta y continuar monitorizando las nuevas mutaciones, en particular a medida que las vacunas se vayan extendiendo", matiza.

Los coronavirus como el SARS-CoV-2 son virus que usan ácido ribonucleico (ARN) como material genético y que pueden desarrollar mutaciones de tres maneras distintas:

  • Por error a partir de fallos en las copias durante la replicación viral.
  • A través de interacciones con otros virus que infectan la misma célula (recombinación o reordenación).
  • Al ser inducidos por sistemas de modificación del ARN del huésped, por ejemplo, el propio sistema inmunológico.

La mayoría de las mutaciones no afectan a la supervivencia del virus, pero hay otras que pueden ser beneficiosas o perjudiciales. En su trabajo, los investigadores han identificado 12.706 mutaciones en el SARS-CoV-2 hasta finales de julio. Consideran que existe "una fuerte evidencia" de que 398 de ellas se han producido de forma repetida e independiente y se centraron en 185 que ocurrieron, al menos, tres veces de forma independiente durante el trascurso de la pandemia.

Para comprobar si las mutaciones aumentaban la transmisión, modelaron el árbol evolutivo del virus y analizaron si alguna mutación particular se estaba volviendo cada vez más común. En otras palabras, comprobaron si, después de que una mutación se desarrollara por primera vez en un virus, los descendientes de ese virus superaban al que no tenía esa mutación particular. Los investigadores no encontraron pruebas de que ninguna de las mutaciones comunes estuviera aumentando la transmisibilidad del virus. Por el contrario, observaron que la mayoría de ellas eran neutrales.

Asimismo, los científicos observaron que la mayoría de las mutaciones comunes parecían haber sido inducidas por el sistema inmunológico humano, y no como resultado de la adaptación del virus a su nuevo huésped. Tal posibilidad contrasta con otro análisis del mismo equipo sobre lo que ocurrió cuando el SARS-CoV-2 saltó posteriormente de los humanos a los visones de granja.

"Cuando analizamos los genomas del virus procedentes del visón, nos sorprendió ver que la misma mutación aparecía una y otra vez en diferentes granjas de visones, a pesar de que esas mismas mutaciones rara vez se habían observado en humanos anteriormente", destaca Van Dorp. "Es muy posible que hayamos pasado por alto este período de adaptación temprana del virus en los seres humanos. Anteriormente habíamos estimado que el SARS-CoV-2 saltó a los humanos en octubre o noviembre de 2019, pero los primeros genomas que tenemos datan de finales de diciembre. Para entonces, las mutaciones virales cruciales para la transmisibilidad en los humanos pueden haber surgido y haberse fijado, impidiéndonos estudiarlas", añade el autor principal de la investigación, François Balloux.

La vacuna, nueva oportunidad para mutar

Es de esperar que un virus mute y se divida en diferentes linajes a medida que se vuelve más común en las poblaciones humanas, pero esto no implica necesariamente que surjan cepas más transmisibles o dañinas. "El virus parece estar bien adaptado a la transmisión entre humanos y puede que ya haya alcanzado su estado óptimo de aptitud en el huésped humano en el momento en que se identificó como un nuevo virus", sostiene Van Dorp.

No obstante, los investigadores advierten de que la inminente introducción de vacunas puede ejercer "nuevas presiones selectivas" sobre el virus para escapar al reconocimiento del sistema inmunológico humano. "Esto puede provocar la aparición de mutaciones que escapen a las vacunas", alertan. "Las noticias sobre la vacuna tienen buena pinta. El virus puede adquirir mutaciones de escape de la vacuna en el futuro, pero confiamos en que seremos capaces de marcarlas rápidamente, lo que permitiría actualizar las vacunas a tiempo si fuera necesario", tranquiliza Balloux.

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