Mes enero 2010

Esperando la carroza o ciencia bajo custodia

Por Noemí M. Girbal-Blacha. Investigadora Superior y Viceprtesidente de Asuntos Científicos del CONICET, Profesora titular y Directora del Programa I+D "La Argentina rural del siglo XX" de la Universidad Nacional de Quilmes, Argentina. Todos los campos del conocimiento científico aspiran a llegar con sus resultados a la sociedad, porque el conocimiento se produce para beneficiarla. Pero cuando se habla de Humanidades y Ciencias Sociales no son pocos quienes pretenden que esas áreas donde el conocimiento producido tiene como objeto de estudio al Hombre y su medio, no son ciencias en sentido estricto; prefieren ingresarlas al campo de "la cultura" -como si la ciencia no formara parte de lo cultural- y si es posible, que dependan administrativamente de algún rango institucional apartado de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación. ¿No es paradójico? Algunas áreas de la ciencia -aquellas que se asocian estrechamente a los problemas sociales- parecen poder desarrollarse sólo bajo custodia, casi como en una situación de permanente minoridad; o de lo contrario esperar el reconocimiento de su estatuto científico por parte del resto del sistema científico-tecnológico. Hace casi 4 décadas que soy científica (historiadora) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de la Argentina. Ahora que los límites interdisciplinares son permeables y la trasgresión de las fronteras entre ciencias exactas y naturales y las llamadas "ciencias blandas" parece tener más ventajas que inconvenientes, me pregunto por qué cuesta tanto cambiar las pautas culturales para con estas áreas del conocimiento. No deposito la culpabilidad en "los otros"; seguramente también "nosotros" debemos difundir más asiduamente el conocimiento que generamos y sus aplicaciones. A esta pregunta podría sumar una reflexión: el fuerte arraigo de las mujeres dedicadas a estos campos de la ciencia y a quienes poco se las asocia con la figura paradigmática de un científico; como si estuvieran genéticamente inhabilitadas por su condición de género y la especialidad que han elegido para llevar a cabo sus investigaciones

Dacha Atienza: «Cuanto mejor se conozca el fenómeno, mejor información se podrá dar y, por lo tanto, menos repercusión negativa tendrá en la sociedad»

Dacha Atienza, investigadora venezolana del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC Dacha AtienzaDiego Delgado Valor | OEI-AECID Un equipo internacional de científicos ha catalogado por primera vez miles de especies que viven en las profundidades de mares y océanos, muchas de ellas desconocidas hasta ahora, en el marco del proyecto internacional ‘Censo de la Vida Marina’ (CVM). Los científicos del CVM presentarán en 2010 el primer listado de la vida oceánica. En la elaboración de este trabajo ya han registrado 17.650 especies a más de 200 metros de profundidad y 5.722 a más de un kilómetro de profundidad, donde apenas llega la luz del sol. Entre estas especies hay numerosas medusas, una de ellas tan larga como una ballena azul.

Educación, ciencia, tecnología y sociedad

Documentos de Trabajo del CAEU de la OEI ¿Esútil la educación científica? ¿Es conveniente enseñar las ciencias encontexto social? ¿Se deben tratar temas controvertidos y cuestionesvalorativas en la  educación científica? ¿Es la forma en que aprendimoslas ciencias el mejor modo…

El estado de la ciencia 2009

Esta edición de El Estado de la Ciencia se publica cuando se cumplen quince años de la creación de la RICYT. Ha sido un tiempo de trabajo conjunto con académicos, funcionarios, expertos, gestores universitarios de toda Iberoamérica, así como con…