Deconstruyendo el comercio electrónico

Ya no nos resulta llamativa la velocidad con la que Internet modifica nuestros hábitos y la tecnología, en general, realiza una mutación tras otra para alcanzar innovaciones o, en ocasiones, meros cambios que suelen desconcertarnos en los primeros momentos. Pues bien, una vez que nos hemos adaptado a este vertiginoso mundo cambiante resulta que la evolución se da la vuelta para regresar a los estados anteriores presuntamente Pareto inferiores.

A los profesionales del comercio electrónico siempre nos ha gustado hablar del efecto ROPO (Research Online, Purchase Offline). Este efecto explicaba perfectamente cómo el gran esfuerzo realizado en medios virtuales para vender tenía un impacto no sólo en Internet sino en las propias tiendas físicas. Sorprendentemente, la evolución del mercado online y del comportamiento del consumidor más avanzado está ahora consiguiendo el efecto contrario y las zonas en las que se realizan nuevas aperturas comerciales experimentan un impulso en sus ventas nocturnas online.

Otra admirada característica del comercio electrónico ha sido la comodidad, representada muy especialmente por la facilidad que aporta el envío a domicilio. Ya llevamos tiempo observando cómo el cliente puede elegir cada vez en más tiendas multicanal la recogida en sus establecimientos. Hasta aquí, todo normal, pero hace unos días, el gigante Walmart nos ha sorprendido al plantear que sean los propios clientes que visitan sus centros los que hagan las entregas a los clientes online.

Ahí no acaba todo, ¿recordáis la belleza matemática del concepto de marketing viral? Pues parece que tampoco es el mejor descriptor de estos fenómenos de difusión online. Ese concepto algo infantil, tipo cadena de favores, en el que un mensaje llega a tres personas, cada una se lo comunica a otras tres y así, hasta el infinito, definitivamente no se ajusta a la realidad observada por tres investigadores de Yahoo (pdf). Según su estudio, la comunicación online está lejos de ser viral y se asemeja más al modelo tradicional en el que los influencers son capaces de trasladar el mensaje con más fuerza a sus contactos de primer nivel.

Es decir, ahora nos informamos a través de los nuevos líderes de opinión de lo que es trendy, vamos a la tienda y compramos ahí desde el iPhone, recogemos nuestro pedido y, ya de paso, llevamos el del vecino a casa. ¿Me lo parece a mí o el ecommerce ha dejado de ser glamuroso?

Compartir:

3 comentarios

  1. El comercio electrónico es una importante fuente de ingresos para unas pocas empresas y una forma de perder tiempo y recursos para la mayoría de los que intentan empezar un proyecto.

    La falta de experiencia y de conocimiento sobre e-commerce y la creencia generalizada de que es fácil vender por Internet contribuyen a la penosa estadística de tiendas online que triunfan.

Deja un comentario