Hay un misterio lejano o cercano, según se mire que dota a la publicidad de poder para aconsejar, dirigir y orientar al consumidor. No siempre se cumple la máxima que el anunciante pretende, que al final el consumidor compre el producto. Por este motivo, les damos algunas razones para que lean este artículo de un periodista mexicano, Vicente Oria Razo, que cuenta como la publicidad ha conseguido establecerse en las esferas de control social. Lean y disfruten.

El doctor Haggard cuenta en su bello libro, El médico en la historia, que en la Edad Media, en un convento una monja se dedicó a maullar como gato y que pronto otra la imitó y enseguida otra y otra más. Así siguieron las demás y la comunidad completa acabó maullando ininterrumpidamente. Toda las monjas maullaban sin parar inexplicablemente ante el asombro de muchos espectadores que se alejaban consternados por ese hecho insólito.
Los teólogos consideraron que las monjas estaban poseídas por el demonio. Fueron amenazadas con los horrorosos castigos del infierno; se les flageló duramente y se practicaron en el convento todos los exorcismos conocidos en esa época; pero las monjas continuaban maullando estridentemente. Lo cierto es que en ellas no estaba metido el diablo. Eran víctimas de un curioso contagio mental.
    Desde hace ya mucho tiempo se sabe que la naturaleza humana es susceptible de adquirir el contagio mental. Es posible producir epidemias mentales. Pedro el Eremita, con métodos rudimentarios, consiguió incitar a una gran cantidad de gente para que marchara a las cruzadas a rescatar el Santo Sepulcro. Hoy, con una tecnología muy avanzada; con todos los recursos y técnicas de la comunicación masiva, pueden crearse más epidemia mentales que aquellas de la edad media.
    La ciencia aceleró su marcha, la técnica desenvolvió todo su mágico instrumental y el mundo avanzó de prisa. Se desarrolló la revolución industrial y surgió la producción de mercancías en serie y en grandes cantidades. Se hizo necesario vender a todos lo mismo. El problema para lograrlo es el de crear consumidores también en serie y en grandes cantidades. Lo que se requiere es uniformar y estandarizar opiniones, gustos, modas, monomanías, sentimientos, necesidades.
    La relación entre los productores, los comerciantes y los compradores adquirió una complejidad enorme y las estructuras del mercado se modificaron profundamente. En los países desarrollados industrialmente se configuró y tomó cuerpo la llamada sociedad de consumo y dentro de ella fue necesaria la propaganda comercial masiva. Alcanzaron un amplio despliegue las técnicas de los anuncios para vender apareció la publicidad como técnica para llegar a millones de personas.
    Inicialmente eran promovidas frases concisas y dibujos sugerentes que en carteles de todos tamaños se fijaban en las calles, en los trenes, en los teatros, los caminos, las escuelas. Eran observados y analizados los efectos en la búsqueda de influir en la creación de un estado de ánimo viable para vender mercancías y servicios. Científicamente se investigó cómo crear en la persona una mentalidad favorable al consumo.
    En nuestro mundo, donde se desarrolla la economía de mercado, es indispensable la publicidad. La prensa, radio, cine, televisión y otras agencias han entrado de lleno al arte de la venta comercial. Con sus eficaces formas y técnicas de divulgación ejercen una gran influencia sobre la población. Su audiencia es muy amplia y son muy eficaces sus técnicas para la propaganda comercial. Contribuyen en alto grado a formar el gusto y la conciencia consumistas.
    Se ha creado una relación muy estrecha entre la producción, el comercio y la publicidad. Por medio de la propaganda comercial es creada en el hombre una actitud favorable a su integración a la moderna sociedad de consumo. Aquí la persona tiene valor por su poder consumidor. Ha sido condicionada mentalmente para elegir entre la diferentes marcas y las diversas ofertas de bienes y servicios.
    La publicidad es indispensable para ofrecer bienes y servicios y para promover acciones colectivas o actitudes favorables a determinadas políticas. Se ha considerado que por cada peso que se invierte en publicidad se obtienen como ganancia 25 pesos. Si embargo, se hace necesario lograr que el ser humano adquiera una actitud inteligente frente a todos los artificios de la publicidad y conserve su sentido común a fin de dirigir su preocupación hacia el objetivo de mejorar su calidad de vida.

Fuente:
http://www.ecosdelacosta.com.mx

Compartir:

Deja un comentario