Nuevas tecnologías energéticamente eficientes para la prevención de contagios de enfermedades transmisibles por vía aérea

Autora: Ana Serrano-Lotina, Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (ICP-CSIC)

La pandemia de COVID-19 ha sido responsable de más de 632 millones de casos y 6,6 millones de muertes, pero existen numerosas enfermedades respiratorias que tienen también un alto impacto en nuestra salud, como por ejemplo la gripe, que genera entre 300.000 y 650.000 muertes cada año, y en general las enfermedades respiratorias, que llegan a causar 3 millones de muertes/año. La transmisión aérea es el principal vector de propagación de virus respiratorios y los aerosoles que contienen virus infecciosos pueden permanecer en el aire durante horas.

Existen numerosos tipos de purificadores de aire en el mercado que se proponen para inactivar todo tipo de microorganismos. Sin embargo, su eficacia y rendimiento en entornos reales no siempre se ha demostrado. Los métodos actuales de mejora del aire interior se basan en la filtración física, el tratamiento térmico, el daño físico por la luz ultravioleta o el daño químico por la generación de iones reactivos, atrapando o inactivando los virus. Estos métodos distan de ser ideales; sus principales problemas se relacionan bien con una eficacia limitada, con el coste de los materiales empleados, o con riesgos como el riesgo ambiental y sanitario en el reemplazo/eliminación de los filtros saturados, o el daño ocular y cutáneo por exposición a radiación UV, además de que en ocasiones se generan y liberan compuestos secundarios dañinos, como agentes oxidantes, afectando a la salud e incluso a equipos.

El pasado viernes 2 de diciembre se  inició el proyecto “SafeAir: Highly efficient technology for clean and safe air: development of advanced air purifiers to inactivate pathogens in aerosols”, financiado por la Fundación “la Caixa” con cerca de un millón de euros (programa Health Research), que pretende superar estas limitaciones. SafeAir tiene como objetivo eliminar la capacidad infectiva de los virus presentes en recintos interiores mediante sistemas de purificación equipados con filtros catalíticos.  Estos filtros catalíticos inactivarán los virus mediante estrés oxidativo, inhabilitándolos para infectar las células humanas. Se evaluarán dos tipos de tecnologías catalíticas, basadas bien en materiales que se activan mediante luz dentro del filtro o bien por calentamiento moderado. La gran ventaja de estos sistemas de purificación catalítica de aire es que no suponen riesgo alguno ni para la salud de las personas ni para el medio ambiente, puesto que no liberan productos químicos nocivos ni necesitan ser reemplazados.

En este proyecto, liderado por el CSIC, participan los investigadores Miguel Á. Bañares y Ana Iglesias, del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica (ICP-CSIC), y Antonio Alcamí, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC). También cuenta con la colaboración de las investigadoras Cristina Calvo, del Hospital Universitario La Paz, y María Luz García, del Hospital Universitario Severo Ochoa.

El desarrollo del proyecto SafeAir comprende cinco fases, que comienzan con el diseño de los catalizadores y su evaluación a escala laboratorio, y finalizan con la construcción de prototipos de purificación de aire para probar la eficacia real de la tecnología en entornos hospitalarios. La eficacia de estos equipos se estudiará inicialmente en el laboratorio, evaluando la capacidad de inactivar diferentes virus (rinovirus, coronavirus del catarro común, SARS-CoV-2) presentes en aerosoles, generados en una cámara de aerosoles disponible en el consorcio. Las pruebas en condiciones reales se realizarán en las áreas de pacientes pediátricos y en las unidades de cuidados intensivos neonatales de los hospitales de La Paz y el Severo Ochoa, entre otros entornos hospitalarios de alto riesgo de transmisión de infecciones por virus respiratorios. Una vez demostrada la eficacia de tales sistemas, éstos podrán instalarse en cualquier sitio: transportes públicos, edificios, oficinas, escuelas, gimnasios, centros comerciales y de ocio y en general en cualquier área donde haya poca ventilación y confluyan numerosas personas.

Contacto

Ana Serrano Lotina, investigadora del grupo CSIC-ECI del Programa ACES2030-CM.
Coordina ACES2030-CM: Manuel Romero Álvarez. IMDEA Energía

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