El Espía del Inca

El Espía del Inca es una obra monumental del escritor peruano Rafael Dumett publicada este año 2022 tras diez años de intenso trabajo. Es monumental por su extensión (más de 900 páginas), por la complejidad de su estructura y por la calidad de la misma, que sin duda la convertirá en los próximos años en una novela de culto.

La novela se concibe como un gigantesco quipu, y es por lo tanto clave saber lo que eran estos anudados de cuerdas de colores que usaban los incas, no sólo para contar sino también, muy probablemente, para dejar registradas historias. 

Sobre la novela, no queda mucho que añadir a lo que la propia editorial, Alfaguara, explica:

“El Inca Atahualpa, Señor del Principio, ha sido capturado por unos extraños barbudos que han llegado hasta Cajamarca montados en llamas gigantes y premunidos de mortales cilindros en los que habita Illapa, el dios del Trueno y el Relámpago. El Mundo de las Cuatro Direcciones se encuentra en peligro mortal. La misión de rescatar al Inca recae en Salango, un espía chanca del servicio secreto del incario, Contador-de-un-Vistazo, tejedor de quipus y protagonista de esta monumental novela. Pero sus casi mil páginas no se sostienen solo en esta única tarea, sino también en la minuciosa reconstrucción de una civilización portentosa y singular, la incaica, en la que colisionan las lealtades y bullen la codicia, la traición y la ambición de poder.

Poco tiempo después de su publicación, El Espía del Inca se convirtió, según la crítica especializada, en la mejor novela peruana de lo que va del nuevo siglo. Por un lado, recrea, con sólida documentación histórica —pero con las licencias de la ficción novelística— el infructuoso rescate del Inca. Por otro, da nueva vida a los personajes que poblaron el Tahuantinsuyo en los instantes primeros de la conquista, incluyendo a los invasores españoles que llegaron a su territorio.”

Recordemos que el imperio inca se extendió desde el Ecuador hasta la región central de Chile. El corazón del imperio estaba en Cuzco, en la zona andina del sur de Perú. Hacia 1532 la guerra entre dos hermanos y enemigos, los hijos de Huayna Capac, Atahualpa, instalado en Quito, y Huáscar, en Cuzco, precipitó la caída del imperio. Durante ese mismo año, el español Francisco Pizarro desembarcó en la ribera del Ecuador, con planes de conquista. Esta es la época en la que desarrolla la novela.

El protagonista adquiere sus habilidades numéricas cuando le golpean en la cabeza unas rocas desprendidas de la ladera de la montaña, y se convierte en una especie de Ramanujan. Sus habilidades para contar y recordar lo contado, le convierten en un arma clave, en principio como contable del imperio inca, pero más tarde como un espía eficiente. Puesto que no todos eran capaces de leer un quipu, un mensajero podía transportarlos sin temor que cayeran en manos enemigas; es más, el propio quipu se podía elaborar de modo que no pudiera ser descifrado sin una clave.

Un mensajero (chasqui) llevando un quipu

La palabra quipu proviene del quechua y significa nudo. El quipu más antiguo data del año 2.500 a.C. y fueron utilizados hasta la colonización del Imperio Español ya que fueron destruidos por los colonos. Los quipus normalmente estaban hechos de algodón o lana a base de pelo de llama o alpaca. Los quipus se construyen con una cuerda principal, sin nudos, de la cual penden otras generalmente anudadas y de diversos colores, formas y tamaños. Los colores identifican sectores (por ejemplo, pardo es el gobierno; carmesí, es el propio Inca; rojo, la guerra) mientras que los nudos indican cantidades (incluyendo el número cero, la ausencia de nudos).

La matemática de la Universidad de Michigan, Marcia Ascher, junto a su marido Robert Ascher concluyeron tras analizar cientos de quipus, que la mayor parte de la información que contenían era numérica, es decir, cada grupo de nudos es un número. En su libro Code of the Quipu: A Study in Media, Mathematics, and Culture (University of Michigan Press, 1981) determinaron que hay tres tipos fundamentales de nudos (y añadimos las representaciones que les asignan los Ascher):

  • Simples, nudo de una vuelta (representado por una s);
  • Largos, consistentes en un nudo con una o más vueltas adicionales (representado por una L);
  • Con forma de 8, (representado por una E).

Así, un número se representa por una serie de grupos de nudos en base decimal. Las potencias de diez se muestran una posición a lo largo de la cadena y esa posición está alineada entre los capítulos sucesivos:

  • Los dígitos en las posiciones decimales y para las potencias superiores están representados por grupos de nudos simples (por ejemplo, 40 es cuatro nudos simples en una fila en la posición decena).
  • Los dígitos en las posiciones de unidades son representados por nudos largos (por ejemplo, 4 es un nudo con 4 vueltas). Debido a la forma en que los nudos se atan, el dígito 1 no puede ser mostrado de esta manera y está representado en esa posición por una figura en forma de ocho.
  • El cero es representado por la ausencia de un nudo en la posición apropiada. (Representado por una X en el sistema de Ascher).

Por ejemplo, 804 estaría representado por 8s, X, 4L, por poner un ejemplo.

Este libro de los Ascher ha recibido críticas y alabanzas, entre las primeras que hay una falta de bibliografía y que solo se analizan 191 quipus de los 400 existentes (algunos hablan de 750 recogidos en diferentes muesos), pero hay que recordar que no existen fuentes paralelas a los propios quipus, excepto algunos testimonios de los españoles que invadieron el Imperio Inca.

Recordemos que en 1912, el norteamericano Leland Locke fue capaz de descifrar un quipu que se encontraba en el Museo de Historia Natural de Nueva York.

En el artículo La codificación de los quipus incas,  de Hugo Cabrera Ibarra, Haret C. Rosu Barbus, Luis A. Torres González, J. Pablo Treviño Gutiérrez, se dice:

“De las interpretaciones de Locke se concluye que la codificación de los quipus es similar a nuestro sistema decimal (en base 10). Recordemos las principales características de este sistema: se dispone de 10 símbolos distintos, las cifras del 0 al 9. En un número como el 6139, cada cifra corresponde a la cantidad de una potencia n-ésima de 10, donde n varía desde 0 a la derecha, aumentando una unidad cada vez que se desplaza una posición hacia la izquierda. Por ejemplo, 6 139 = 6 x 103 + 1 x 102 + 3 x 101 + 9 x 10°, o bien, 6 139 = 6000 + 100 + 30 + 9. Nótese que el sistema posicional no está conectado con la base 10. Por ejemplo, los mayas contaban usando un sistema vigesimal, o sea con base 20, usando también un sistema posicional. En el caso de los quipus, las posiciones se consideran con respecto a la cuerda principal, siendo la posición más lejana la de potencia más baja. Por otro lado, los nudos sobre los cordeles son sólo de tres tipos diferentes, a diferencia de las diez cifras actuales. Los nudos simples corresponden a las potencias de 10, en los nudos largos un nudo simple en el cual se hacen varios enrollamientos antes de cerrarlo: en (a), cada vuelta es una unidad, b=2, c=5, d=8, y los nudos en forma de 8, que representa una sola unidad. Sobre un cordel los nudos se reparten en grupos de 1 a 9 nudos, así que están las nueve cifras excepto el 0. Cada grupo está afectado de una potencia de 10, que se incrementa al acercarse a la cuerda principal, excepto los grupos de las unidades, que son los únicos grupos de nudos largos y en donde se termina cada número. Sin embargo, cuando hay una sola unidad, el nudo largo de un solo enrollamiento se reduce a un nudo simple y se puede confundir con una potencia de 10. La manera de salir de esta situación ambigua provocada por las unidades aisladas fue, para los incas, hacer un nudo en forma de 8 para una sola unidad. Recuperando el ejemplo del número 6 139, se describe cómo sería su representación quipu: 6 139 = un grupo de 6 nudos simples, pegado a la cuerda principal; un nudo simple, un grupo de 3 nudos simples, un nudo largo de 9 enrollamientos.”

¿Y quiénes eran los responsables de elaborar los quipus? Los quipucamayoc, eran los encargados de manejar e interpretar los mensajes tras pasar por un aprendizaje en la yachay wasi o casa de enseñanza. Los quipucamayoc sabían sumar, restar, multiplicar y dividir pero no se trataba de meros contables, y pertenecían a la nobleza, debían tener más de cincuenta años y formaban una casta cerrada.

Un quipucamayoc

Dumett incluye como anexo a su novela, un texto ficticio bajo la forma de artículo académico Un quipu gigante hallado en una chullpa, escrito por Umberto Miccelli, investigador de la Universidad de Bolonia, que informa del hallazgo, en 2008, del quipu que contiene la historia de la novela. No diremos más sobre la trama, y sí invitamos a todos los lectores de este blog que se acerquen a la novela de Dumett, no saldrán defraudados.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias).

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