El apocalipsis post-antibióticos

Hace ya diez años Miguel preguntaba en este blog ¿Lograremos tener antibióticos a tiempo? Desde entonces la situación no sólo no ha mejorado, sino que ha empeorado y se estima que hacia el año 2050 morirán anualmente 10 millones de personas a causa de la resistencia a los antibióticos. Al menos esa es una de las conclusiones del informe O’Neill que se ha convertido ya en un mantra que se repite en medios académicos y no académicos. La cifra es inquietante y transmite una imagen terrorífica. Por supuesto, ese era su objetivo, una cifra impactante y fácil de recordar para captar la atención del público. Ahora bien, ¿será realmente apocalíptico el futuro en la era post-antibióticos?

 

Ésta podría ser una imagen  más realista de la era post-antibióticos. (Modificado de: http://clipart-library.com/clipart/1177488.htm)

 

Es poco probable que en 2050 vayamos a ver epidemias apocalípticas de infecciones bacterianas multirresistentes. La resistencia a antibióticos es un carácter ecológicamente complejo que no afecta por igual a todos los microorganismos, ni a todos los antibióticos ni a todas las infecciones, sino que depende de factores como la biología de los patógenos, sus ciclos vitales, las vías de transmisión y sus frecuencias, los mecanismos de resistencia o los órganos y sistemas afectados por la infección. En 2017 la OMS publicó una lista priorizada de bacterias resistentes a los antibióticos con el objetivo de guiar la investigación, el descubrimiento y el desarrollo de nuevos antibióticos. Lógicamente la lista es un reflejo de la situación actual de las resistencias (hay que añadir Mycobacterium tuberculosis, que tiene sus propios programas).

Para imaginar cómo será la era post-antibióticos no hace falta mucho, basta con mirar al pasado: un siglo hacia atrás es suficiente. Verdaderamente la situación era peor que hoy (hablamos de infecciones), pero no era apocalíptica. Y en realidad, no vamos a volver a la era pre-antibiótica. Por una parte, el crecimiento de la población y la globalización han cambiado el contexto epidemiológico, pero por otra, la medicina ha avanzado en muchos frentes, desde la prevención a los procedimientos no invasivos. Es difícil predecir cual será la situación en 2050, sin duda las resistencias a los antibióticos serán un problema grave, ya lo son. Y tal vez no serán 10 millones de muertes anuales, podrían ser menos, o podrían ser más, el dato es incierto.

Pero además de la mortalidad, hay otros aspectos de la infección que también hay que considerar. La organización del Longitude Prize es un consorcio británico cuyo objetivo es la lucha contra la resistencia a los antibióticos. Para intentar dar difusión al problema y generar debate público en 2015 convocó un concurso literario pidiendo a los autores que imaginasen el mundo en la era post-antibióticos. Cinco de los seis cuentos seleccionados muestran ese futuro apocalíptico, tenebroso y, en realidad, poco probable. Uno de ellos, sin embargo, narra una historia sencilla y plausible, y es una llamada de atención sobre un aspecto aparentemente menos dramático, pero no menos importante. La protagonista, Ayanda, es una mujer que sufre una infección urinaria producida por un microorganismo multirresistente, una infección que irrumpe en su vida y la trastorna totalmente. La infección de las vías urinarias se considera en general una infección leve, o al menos no grave. Sin embargo, es la infección bacteriana más frecuente, es dolorosa, con frecuencia muy dolorosa e incapacitante. Afecta principalmente a las mujeres, hay que recordar que en torno al 50% de ellas padecerán al menos una infección urinaria a lo largo de su vida y eso quiere decir que hablamos de miles de millones de afectadas. Los principales patógenos implicados son enterobacterias, un grupo de bacterias que adquieren resistencias con facilidad, y que están en el grupo de máxima prioridad en la lista de la OMS. Lo que nos lleva de nuevo al principio ¿Lograremos tener antibióticos a tiempo?

 

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5 comentarios

  1. No me deja suscribirme al feed, es posible que esté usando un ordenador no apropiado,

    Me gusta vuestro blog y el tema, espero seguiros y recibir próximos artículos.

    ¿habéis hecho algún estudio sobre si las resistencias son iguales (o proporcionales) dependiendo de si son antibióticos totalmente de origen sintético o de origen bio o mixto?

    las alergias de las personas son distintas según sean unos u otros, `pudiera ser que las actividades de los bichitos guardarán relación o tuvieran tb comportamientos diferentes…

  2. Llevo algún tiempo siguiendo las empresas de biotecnología que desarrollan antibióticos para vencer las resistencias en USA. Y se han hundido en bolsa practicamente todas
    Creo que en parte es un efecto perverso del rendimiento económico. Como hay que evitar las resistencias los nuevos antbióticos no se usan más que en casos extremos. Las empresas no gana dinero con ello. Sólo avanzará si de verdad hay epidemias = mercado.

  3. Tienes razón, José Luis. Miguel hacía un análisis de las raíces del problema en el blog que se cita: ¿Lograremos tener antibióticos a tiempo?. Deberíamos hacer que avance sin necesidad de que haya epidemias. El informe O’Neill lanza algunas propuestas sorprendentemente radicales para crear las condiciones adecuadas y promover el desarrollo de nuevos antibióticos.

  4. Gracias por tus comentarios, Elena. No sé cual es el problema con tu suscripción, pero en http://www.madrimasd.org/blogs/preguntas-frecuentes/ hay un enlace de contacto para dudas.

    El origen de los antibióticos puede estar relacionado con la diversidad de mecanismos de resistencia, los antibióticos naturales tienen una historia larga y han podido evolucionar mecanismos diferentes. Las frecuencias de las resistencias no dependen del origen de los antibióticos, sino de su uso: cuanto más se usa un antibiótico más resistencias se seleccionan.

    Si por actividades de los bichitos te refieres a su patogenicidad o su capacidad infectiva, hay diferencias no sólo entre especies, sino entre cepas de una misma especie. Además, influye el estado previo del paciente, y también existen diferencias genéticas entre los pacientes en la susceptibilidad a las infecciones.

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