En nuestra carpeta sobre etnoedafología y conocimiento campesino, hemos redactado numerosos post, haciendo especial énfasis en los manejos tradicionales del suelo de las culturas aborígenes americanas. Ya es hora de que comencemos a hablar también de algunas de las europeas. Como podréis observar en este post, en la antigüedad, los pueblos de todo el mundo realizaban prácticas muy semejantes, siendo muchas de las diferencias detectadas producto del medio ambiente en donde habitaban. La principal diferencia estriba del uso del arado, que comenzó en oriente próximo y el sur de Europa hace varios miles de años. Por estas razones, muchas prácticas ancestrales desaparecieron. Es de esperar que la geoarqueología las vaya rescatando del olvido. Sin embargo, hasta la edad media, en el centro y norte de Europa, sus moradores se encontraban muy retrasados en su evolución cultural. Así, vestigios de sus usos del suelo perduraron hasta tiempos relativamente recientes. Hoy hablaremos de uno de ellos. Se trata de los denominados suelos “plácicos” o “plágicos”. Observaréis que, en muchos aspectos, a ambos lados del atlántico, los principios básicos para mejorar las condiciones del medio edáfico partían de los mismos principios.

 

 

Suelo plácico con restos de artefactos y materiales carbonosos

Isla de Fair. Fuente: Ben Pears

 

De hecho, si se conoce más sobre ciertos tipos de suelos antrópicos de unas culturas que de otras se debe más a la tradición e inercia científica que a su importancia. Mientras en Iberoamérica, las Terras Pretas despertaron mucha atención de los expertos desde hace varias décadas, en Europa fueron los denominados suelos plácicos o plágicos. Curiosa contraste: del “placer” al “plagio”. Pero entremos ya en materia.

 

Como mínimo, existen suelos antrópicos desde el nacimiento de la agricultura, es decir a partir del neolítico. Los denominamos como tales debido a que su estructura, dinámica y evolución estuvo o está condicionada por las actividades humanas.

 

Ya hablamos de las Terras Pretas en los siguientes post:

  

Terras Pretas: Propiedades y Fertilidad (Biochar o Agrichar)

Secuestro de Carbono, Usos del Suelo y Reforestación

Terras Pretas del Amazonas: Distribución y Características Generales

Francisco de Orellana y la Cultura Perdida del Amazonía: Del Origen de las Terras Pretas a los Fertilizantes del Futuro

 

 

Sobre los Antrosoles o suelos antrópicos podéis consultar este enlace, que pertenece al curso on-line que ofrece la Universidad de Extremadura y que también es de libre acceso en Internet. En especial, os resultará más relevante el contenido que podréis alcanzar pinchando en este hipervínculo: ”horizontes antrópicos”.

 

Existe una página Web sobre los suelos antrópicos de esta naturaleza plaggen soils” en donde se explican sus propiedades, contextos paisajísticos e historias, aunque lamentablemente se encuentra escrito en Suahili. Más aún, se comparan con las Terras Pretas amazónicas, lo cual aumenta nuestro interés. Más concretamente me refiero a esta: Fertile Soil = Terra Preta + Plaggen Soil. La Wikipedia inglesa también tiene esta entrada para los “Plaggen Soil”, aunque es muy pobre en contenido. En ella se asegura que aparecieron en la edad media. ¡Falso!. Se han rastreado al menos hasta la edad del Bronce (miles años atrás). Al sistema de gestión lo denominan “plaggen cultivation”, o lo que es lo mismo “cultivos plácicos o plágicos”. Wikipedia nos informa de nuevo que la práctica consistía en cortar fragmentos de turba que utilizaban como cama o lecho del ganado, que de este modo se enriquecía con la materia fecal de los animales (más nutrientes esenciales, como nitrógeno y fósforo). Finalmente, tal mezcla de residuos era añadida a los campos periódicamente, generando horizontes orgánicos de gran espesor (a veces de más de un metro) que terminaban por sepultar los perfiles de suelos naturales.  Un dato interesante es que hoy se sabe que en Orkney tales tipos de suelos antrópicos fueron creados en los siglos XII y XIII, permaneciendo tales prácticas vigentes hasta la década de 1960 en algunas islas de Shetland.  Se trata de edafotaxa muy fértiles desde el punto de vista agrícola.

 

 

 

Suelos plácicos en Escocia

 

Ya sabemos que muchos anglosajones parecen ir siempre por el mundo con un complejo de superioridad asqueante. La descripción que ofrece la Wikipedia inglesa está más que distorsionada. Ya hablamos que se encuentran vestigios desde la edad del Bronce. Sin embargo, es “totalmente falso” que tan solo se utilizara turba, pudiéndose añadir otros restos vegetales. Efectivamente, los materiales turbosos han sido de mucha utilidad en ciertas regiones de Europa, como Irlanda, Escocia u Holanda, pero no en otras, debido a su escasez. Y aquí viene la falacia. Nosotros debemos prender inglés, pero la mayor parte de ellos desprecian la literatura en español, todo se lo atribuyen a ellos. Y este hecho más que arrogancia demuestra ignorancia. Veámoslo.

 

 

 

Posibles artefactos en un Suelo Plágico al sur de Groenlandia

Fuente: Antiquity Journal

 

La mayor parte de la península Ibérica pertenece al bioma Mediterráneo. Sin embargo el norte de España no. Allí el bioma imperante es el templado húmedo-oceánico. Nosotros también tocamos la gaita, como los escoceses.  Pues bien, las prácticas tradicionales de la “España Atlántica” (Galicia, Asturias Cantabria y país Vasco) eran similares. De hecho, cuando era joven visité aldeas en donde se recogía matorral del monte (especialmente el tojo, una leguminosa, en Galicia), se utilizaba como cama de ganado y luego se aplicaba como enmienda a los huertos. A estos suelos los anglosajones los denominan “Kitchen soils” (suelos de cocina). Sin embargo, tal circunstancia no impide que prácticas similares se llevaran a cabo en cultivos de secano, no solo de regadío. El que no se detecten hoy no significa nada. De hecho, los paisanos de estas regiones son celtas, como los de centro Europa y poseen rasgos culturales que les emparientan. Con toda seguridad, existieron en secano en el norte de España e incluso más al sur, con la llegada de los Celtas a Iberia.

 

 

 

Antiguos horizontes antrópicos enriquecidos en

materia orgánica sepultados por arenas calcáreas

en ambientes semiáridos del Sahel, al borde del

desierto del Sahara (oeste de África)

 

Pero como veis, el reconocimiento de que la materia orgánica mejoraba la calidad de los suelos es tan antigua como la humanidad neolítica, por cuento aparece en pueblos aborígenes de Europa, África, Asia y América.  Más aun, todos estos suelos antrópicos ellos poseían restos de cerámica, aspecto que me intriga sobre manera, ya que puede ser comprensible en pequeños huertos (colindantes a los poblados), como los de Galicia o los de la cultura Zapoteca de México (entre otras muchas), pero no en extensiones amplias del tipo en donde pueden encontrarse las Terras Pretas o los propios suelos plácicos. Lo que conocemos de los zapotecas, en este sentido, podéis repasarlo en los siguientes post.    

 

WRB, Edafología Especulativa y Culturas Mesoamericanas ¿Antrosuelos o Tecnosuelos Prehistóricos?

Paisajes Agrarios Artificiales del México Preazteca: Riego, Terrazas y Suelos Artificiales en los Valle de Oaxaca y Tahuacán

El Nacimiento de las Civilizaciones y El Sistema Suelo-Planta-Agua: El Caso de las Culturas Mesoamericanas

 

 

Otra semejanza intrigante proviene del hecho de que, cuando no se trata de cultivos aterrizados, como los de los aludidos zapotecas, se encuentren frecuentemente asociados a ligeras elevaciones del terreno, como las Terras pretas y los suelos plácicos o plágicos. Entiendo las razones que ofrecen algunos antropólogos americanos, pero no tengo claras las causas posibles en Europa, a no ser que siempre estuvieran asociadas a lechos de inundación fluvial (como ocurría en el amazonía).

 

Otro rasgo interesante de los suelos antrópicos, muy estudiado en los plácicos es su elevado contenido en fósforo asimilable. Este elemento aparece en una concentraciones más elevadas que en los edafotaxa naturales. Tal hecho indica que deberían haberse añadido otros materiales  (¿huesos del ganado?; sinceramente no lo sé).  Como en América,  los suelos plácicos no eran arados, utilizando los agricultores utensilios más primitivos, con cierto parentesco a los que he leído sobre la materia en la literatura etnoedafológica suramericana. En le próximo post hablaremos de forma más técnica acerca de los horizontes plácicos.

 

Juan José Ibáñez     

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3 comentarios

  1. […] Unidades caracterizando el horizonte superficial: Hidrágrico, Irrágrico, Térrico, Plágico, Hórtico. 2. Unidades caracterizando horizonte(s) sepultado(s) o suelo: Gléyico, Espódico, […]

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