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El dopaje
 
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Los muertos por dopaje

Si el dopaje permite mejorar los resultados de los atletas, también daña su salud y puede llevar a su muerte. Numerosos ejemplos lo confirman.

1896

El ciclista galés Arthur Linton murió de una crisis de fiebre tifoidea dos meses después de haber ganado la carrera París-Burdeos. Su muerte se explicó por la utilización desmesurada de cafeína y de estricnina. Otros dos corredores, de unos 30 años de edad, bajo la tutela del mismo entrenador que Linton, un galés llamado Shoppie Warburton, fallecieron también poco después.

1955

El piloto de carreras Pierre Levegh perdió el control de su Mercedes y cayó fue a parar a una tribuna de espectadores, causando más de 100 muertos durante las 24 horas de Le Mans. El piloto era un gran consumidor de anfetaminas.

1960

El ciclista danés Knud Enemark Jensen murió a los 21 años, durante la prueba de 100km contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Roma. Cayó poco antes de la llegada, aunque volvió a subirse a su bicicleta antes de morir. La autopsia reveló la presencia de anfetaminas en su cuerpo.

1961

El ciclista italiano Alessandro Fantini se cayó durante la Vuelta a Alemania y murió de una fractura de cráneo. La cantidad masiva de anfetaminas que había absorbido, impidió toda operación. La autopsia reveló que había muerto de una hemorragia cerebral.

1967

El ciclista británico Tom Simpson se cayó a dos kilómetros de la cima del Monte Ventoux, en la décima tercera etapa del Tour de Francia, y falleció poco después. La investigación reveló el consumo de anfetaminas que, asociadas al fuerte calor y a un esfuerzo terrible, condujeron a la muerte al corredor.

1967

El ciclista Roger De Wilde se cayó durante el curso de una carrera y murió de una fractura de cráneo. La autopsia reveló una utilización sistemática de anfetaminas.

1973

El lanzador danés de disco Kaj Andersen se suicidó tirándose desde una de las torres de la catedral de Copenhague, un año después de su fracaso en los Juegos de Múnich. Su consumo desmesurado de anabolizantes le condujo a internarse en un hospital psiquiátrico.

1985

El lanzador de disco húngaro Janos Farago murió de un cáncer renal a los 38 años. Su esposa confesó que debido a un fuerte consumo de anabolizantes había aumentado 35 kilos su peso.

1987

La heptatleta germano-oriental Brigitte Dressel falleció. Había ingerido unas 400 dosis de productos anabolizantes que le había dado el médico de la federación Armin Kluenber.

1991

El ciclista belga Luc De Rijck murió durante una administración intravenosa de oxígeno en el gabinete de un médico.

1992

Lyle Alzado, uno de los jugadores de fútbol americano más violentos y eficaces murió a los 43 años debido a un tumor cerebral. Antes de su muerte, el propio deportista había atribuido sus problemas de salud al consumo de anabolizanes (hormonas de crecimiento o esteroides).

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