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Los residuos urbanos gaseosos más importantes son los
derivados del tráfico de vehículos con motores de combustión. Estos gases
contaminantes, entre los que se encuentran el monóxido y el dióxido de
carbono, el óxido nítrico, el dióxido de nitrógeno y los anhídridos sulfuroso
y sulfúrico, se vierten directamente a la atmósfera sin ningún tipo de
tratamiento. Las consecuencias de estas emisiones son la degradación general
de la calidad del aire que, en casos de insuficiente circulación del aire,
puede producir trastornos sanitarios considerables. Por otra parte, son
gases que aumentan el efecto invernadero: crean una capa atmosférica que
impide la irradiación al exterior del calor. La solución a este problema
es compleja y requiere de acciones diversas: las compañías automovilísticas
deben esforzarse en diseñar y construir motores que produzcan emisiones
de baja nocividad, y los ciudadanos debemos empezar a considerar seriamente
el abandonar los vehículos particulares en favor del transporte público.
Depósito decantador de una planta depuradora de aguas residuales de pequeño tamaño
 Planta potabilizadora
de aguas |
Las aguas residuales urbanas
contienen, como contaminantes principales, restos de materia orgánica en
descomposición, jabones, cloruros, amoníaco, fosfatos y compuestos
nitrogenados. Estos restos se vierten en las redes de alcantarillado. Debido al
gran poder disolvente del agua, antaño se consideraba que bastaba con verter
directamente estas aguas a una corriente lo suficientemente caudalosa para
eliminar estos contaminantes. Esta forma de actuar es claramente inadecuada en
la actualidad, debido a que la población se ha concentrado en núcleos urbanos
de gran tamaño, lo que significa un volumen de aguas residuales muy grande y,
además, la presencia de industrias produce contaminantes que no son
biodegradables, es decir, no se descomponen de forma natural. Actualmente es
necesario eliminar todos estos contaminantes antes de verter el agua de nuevo a
los cauces naturales; este proceso se lleva a cabo en plantas depuradoras. En ellas,
las aguas pasan por una serie de filtros, decantadores y plantas de aireación
que eliminan gran parte de los contaminantes y producen un agua que puede ser
aprovechada por la industria y la agricultura. Los residuos eliminados en las
plantas depuradoras se convierten entonces en residuos sólidos, que se deben
tratar de igual modo que los industriales.
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Los residuos urbanos sólidos son
los que presentan una mayor dificultad de gestión, debido a su mayor volumen.
Entre los materiales característicos se encuentran las basuras -restos de
alimentos y sus embalajes, papeles, etc.-, los residuos domésticos voluminosos
-muebles y electrodomésticos obsoletos o en mal estado-, los generados por las
actividades comerciales de las urbes, los producidos en las actividades viarias
-materiales procedentes del arreglo de jardines, restos de tuberías, cascotes
procedentes de la construcción, etc.- y los desechos de las industrias situadas
en el interior de las ciudades. Además, los hospitales, mataderos, garajes y
otras actividades generan un volumen considerable de residuos, que reciben
tratamiento especial al margen de los residuos generales. |
Camión contenedor para
el transporte de cascotes y residuos de la construcción |
Es de destacar que la
composición de los residuos domésticos varía según el tamaño y el entorno
del centro urbano, es decir, es diferente si se trata de una ciudad pequeña,
situada en un entorno rural, o de una gran urbe. El nivel socioeconómico de
cada país también se refleja en la composición de las basuras; como tendencia
general, podemos decir que los países desarrollados eliminan mucho más papel y
plástico que los países de menor poder adquisitivo, cuyas basuras, en cambio,
poseen un porcentaje mucho mayor de materia orgánica. En las grandes ciudades,
un habitante arroja, por término medio, un kilo de basura al día, mientras que
en ciudades pequeñas es poco más de la mitad. Este volumen de residuos es tan
elevado que se hace preceptivo el reciclaje de aquellos componentes que puedan
volver a ser utilizados como materia prima de una industria y reincorporarse al
ciclo económico.
Depuradora de un
pequeño núcleo urbano |
Selección manual de
residuos reutilizables en un basurero |
La gestión de residuos comienza,
en primer lugar, por su depósito selectivo en lugares apropiados de recogida:
papel, vidrio, envases plásticos y metálicos, residuos orgánicos y pilas
agotadas pueden -y deben- ser seleccionados por los consumidores y depositarse
en contenedores especiales. Las autoridades se encargan de su transporte,
depósito, reutilización o eliminación. La reutilización del mayor volumen de
desechos posible es un método preferente pues, además de reducir el volumen de
desechos finales, permite obtener un beneficio económico que minimice los
gastos de esta gestión. Papel y cartón, vidrio, plásticos y metales se
reciclan con relativa facilidad. Por otra parte, la materia orgánica puede ser
tratada y utilizarse para fabricar "compost" -fertilizante para
suelos- o bien obtener de ella combustibles líquidos o gaseosos en plantas
apropiadas.
Todos los residuos que se consideran no reutilizables pasan
a depositarse en vertederos, lugares adecuados debidamente impermeabilizados;
una vez clausurados estos depósitos, se cubren con capas de tierra y vuelven
a ser utilizados, esta vez como suelo para alojar ciertas infraestructuras
o zonas verdes. Los residuos también pueden ir a parar a plantas incineradoras,
instalaciones que los reducen a cenizas que, a su vez, se depositan en
vertederos. Las plantas incineradoras son instalaciones bastante caras,
que requieren de un severo sistema de reciclaje de los humos procedentes
de la combustión de las basuras; con este tipo de actividad se genera
energía (biomasa).
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