1.- ¿Propiedad Intelectual e Industrial, puede ser la innovación un modo de escapar a la crisis?

Eso es lo que nos dicen políticos, economistas y estudiosos, que hemos de innovar, de superar un modelo económico que ya no se sostiene, e incrementar los esfuerzos en I+D+i, con vistas a un crecimiento sólido y sostenido. Épocas como las que estamos atravesando, son, históricamente, oportunidades para el cambio y, puesto que la necesidad agudiza el ingenio, poniéndonos en positivo, constituyen una ocasión para poner en práctica la creatividad, el esfuerzo, las nuevas ideas, el ingenio español. Y ese esfuerzo, por supuesto, ha de ser protegido adecuadamente, y ha de ponerse en práctica, si realmente queremos quitarnos el sambenito de ser solo un país de sol y ladrillo, para convertirnos en un referente también en otros sectores de actividad, de alto contenido tecnológico.

2.- ¿Cómo pueden ayudarnos a ello las patentes, las marcas, los derechos de autor?

Los derechos de Propiedad Industrial e Intelectual son instrumentos jurídicos al servicio de la creatividad humana, que recompensan el esfuerzo innovador, protegiendo a los autores, inventores y creadores, permitiéndoles obtener retornos adecuados a su inversión y ofreciéndoles cobertura legal para evitar que otros se aprovechen de su trabajo. Sólo en aquellos entornos y circunstancias en los que las empresas se sientan respaldadas, y obtengan protección para sus nuevos productos o procesos, sus marcas y diseños, estarán en condiciones de invertir y desarrollar todas sus capacidades innovadoras para salir del bache.

3.- ¿Existe una cultura asentada de protección de la innovación en el tejido empresarial español?

Las empresas españolas son, cada vez más, conscientes de la importancia que tiene proteger los resultados de su actividad innovadora. Ésa es la percepción que recibimos de nuestros clientes, que van desde grandes empresas a Pymes, así como Universidades y entidades públicas de investigación. Cada vez más, las empresas saben "de qué va esto", y se preocupan porque el conocimiento no salga de la organización sin estar debidamente protegido. Dicho eso, también hemos de reconocer que aún queda camino por andar, como demuestra el nivel de solicitudes de patente que se presentan en nuestro país, relativamente bajo en relación con otros países de nuestro entorno.

4.- ¿Qué argumentos podría dar a una empresa para proteger sus desarrollos en I+D+i?

Cualquier desarrollo generado en el seno de una empresa, susceptible de generar ventajas competitivas y rendimientos económicos o de cualquier otro orden, merece ser protegido, en primer lugar, para que no se pierda y, segundo, para evitar que alguien se adelante y nos saque del mercado. Esa protección se puede materializar por distintas vías: secreto industrial o protección mediante el sistema de patentes, aunque sólo éste último garantiza unos derechos exclusivos de explotación durante 20 años, la posibilidad de impedir que otros comercialicen la invención patentada si no es con consentimiento de su titular, o la capacidad de obtener el retorno de la inversión en I+D+i, cediendo o licenciando a terceros la tecnología patentada a cambio de un precio, además de proyectar una imagen tecnológicamente avanzada de la empresa, aumentando así su valor en el mercado.

5.- ¿Se da la transferencia de tecnología con la frecuencia y automatismo que serían deseables?

Las empresas están afrontando cambios importantes en la forma de plantear sus procesos de desarrollo y gestión de la tecnología, conscientes de la necesidad de interactuar con otras empresas, centros tecnológicos, universidades, y entidades públicas de investigación, para generar conocimientos técnicos avanzados que no son capaces de alcanzar por sí mismas, y poder incorporarlos a los nuevos procesos productivos y productos finales. Esa necesaria cooperación no se da aún, sin embargo, con la fluidez que sería deseable, porque, con frecuencia, los objetivos e intereses de cada uno de esos actores en el proceso de transferencia no son coincidentes, como tampoco los medios que utilizan unos y otros, o sus estructuras y formas de operar. Sin embargo, cada vez son mayores los esfuerzos de Otris y Otts por hacer más eficaz esta colaboración con el mundo empresarial y, en este sentido, el recurso a los instrumentos de protección de la propiedad industrial, especialmente a las patentes, constituye una muy valiosa ayuda.

6.- ¿Qué medidas se están adoptando para hacer llegar a las empresas el valor de la Propiedad Industrial e Intelectual?

Las Administraciones Públicas, y muy especialmente la Oficina Española de Patentes y Marcas, están poniendo en marcha toda una serie de iniciativas para fomentar y difundir la importancia de la Propiedad Industrial en la empresa, y también nosotros, desde la Fundación José Pons, con la colaboración de numerosas entidades públicas y privadas, venimos desarrollando, desde hace varios años, unos ciclos de Jornadas para la promoción y creación de una cultura activa de Propiedad Industrial, Intelectual y Nuevas Tecnologías en el tejido productivo español, que son un éxito por el interés que suscitan y el elevado nivel de asistencia, así como por la calidad de los ponentes que colaboran con nosotros en esta tarea. Ése es nuestro mejor indicador para valorar la madurez de las empresas en relación con esta materia.

7.- ¿Por qué se decidieron a poner en marcha un Máster de especialización en Propiedad Industrial, Intelectual y Nuevas Tecnologías, es el grado de formación insuficiente en España?

Este programa, que se realiza en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos, nació fruto nació fruto de la necesidad de encontrar profesionales especializados en estas disciplinas, y de cubrir una carencia de especialización de la Universidad española. Lamentablemente, los planes de estudios universitarios de las distintas titulaciones, técnicas y humanísticas, no suelen tocar, o lo hacen de forma muy somera, la enseñanza de la Propiedad Industrial e Intelectual, y su valor para la empresa. Nuestra experiencia asesorando a Instituciones, organizaciones y particulares durante más de 60 años nos dicta que el mercado precisa y exige, cada vez más, de profesionales bien formados en estas materias, que sepan gestionar y defender los activos inmateriales de sus clientes: sus patentes, marcas, diseños, derechos de autor y todos aquellos que están surgiendo al compás de las nuevas tecnologías de la información. Es un campo de especialización profesional muy interesante, y con magníficas perspectivas de crecimiento, teniendo en cuenta el valor que las empresas están dando a sus derechos inmateriales, como elementos de creación de valor sostenido para implantarse y posicionarse en los mercados nacionales e internacionales.