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"Tendemos puentes entre la ciencia española y la ciencia británica"

María Jiménez

MRC Fellow/Group Leader en el King's College London. Presidenta de SRUK/CERU
 

10/11/2016

1.- Para empezar esta entrevista, nos gustaría conocer cómo nació su vocación científica ¿Cuándo y por qué decidió que quería ser científico?

Ya durante el instituto me gustaba leer libros de divulgación de física y astrofísica y decidí que quería investigar porque me fascinaba el hecho de poder descubrir cosas, el ser la primera en saber algo que otros no sabían. Dentro de las ciencias, decidí estudiar farmacia por ser una carrera que me permitía aprender biología, química y bioquímica y aplicarlo al conocimiento del cuerpo humano y las enfermedades. Desde hace casi 9 años trabajo en neurociencias aunque en realidad no me considero neurocientífica de vocación. Por ejemplo hice mi tesis en el departamento de microbiología trabajando con levaduras y éste era un campo que también me encantaba. Podría decir que mi verdadera vocación es la ciencia básica, el descubrir por el simple hecho de generar conocimiento.

2.- ¿Cuál es su formación y trayectoria como investigador? ¿A qué instituciones ha estado vinculado hasta ahora?

Aunque soy de Cartagena, a los 18 años me fui a Madrid a estudiar primero farmacia y luego bioquímica en la Universidad Complutense. Durante el último año de farmacia empecé a trabajar en el departamento de Microbiología de la Universidad Complutense, donde luego hice la tesis con la Dra. María Molina y el Dr. Víctor J Cid. Es una etapa que recuerdo con mucho cariño, además tuve la oportunidad trabajar varios meses en laboratorios en Basilea (Suiza) y la Universidad de Duke (Estados Unidos). Al acabar la tesis decidí dejar las levaduras y dar el salto a la neurociencia, quería aprender nuevas técnicas y empezar un nuevo proyecto. En ese momento el campo de la autofagia estaba empezando, apenas se conocía, y el Dr. David Rubinsztein en la Universidad de Cambridge era uno de los pioneros. La autofagia es un mecanismo por el que las células son capaces de degradar su propio material cuando este ya no es funcional y pueden eliminar los agregados que se acumulan en muchas enfermedades neurodegenerativas, algo que encontré fascinante. En los últimos 8 años este campo se ha desarrollado enormemente y ha recibido el Premio Nobel de Medicina de 2016.

Por ello, al acabar mi doctorado en 2008, me fui a trabajar al Instituto de Cambridge de Investigación Médica, uno de los centros punteros de investigación biomédica multidisciplinar en Reino Unido. Allí he trabajado hasta el verano de 2016 cuando me trasladé al King's College de Londres gracias a una ayuda de investigación de 5 años del MRC, el Medical Research Council, que me ha permitido empezar mi propio grupo de investigación, similar a las conocidas ERC Starting Grants pero financiadas por el gobierno británico.

3.- ¿En qué líneas de investigación está trabajando y qué resultados concretos espera alcanzar?

Desde que llegué al Reino Unido he trabajado en la investigación de enfermedades neurodegenerativas, donde se acumulan proteínas que no se pliegan correctamente. En Cambridge estudiaba una enfermedad conocida como la enfermedad de Huntington y ahora en concreto estudio la enfermedad de Alzheimer. En Alzheimer, como en otras enfermedades neurodegenerativas, se ha estudiado cómo las neuronas degeneran y mueren. Sin embargo, en los últimos años muchos estudios comienzan a indicar que las células de glía, a las que hasta hace poco no se les prestaba mayor atención, aunque fueron ya descritas por Ramón y Cajal en 1891, juegan un papel en estas enfermedades. En concreto, hay un tipo de glía, la astroglía, que es esencial para que las neuronas funcionen correctamente. En los próximos años me gustaría entender cómo la astroglía puede proteger a las neuronas. La idea es que si estas células protegen a las neuronas durante la enfermedad, entonces podemos investigar cuales son estos mecanismos de protección y estudiarlos para encontrar nuevas estrategias terapéuticas que en un futuro nos podrían permitir el desarrollo de nuevos fármacos.

4.- ¿Qué utilidad económica y social tiene su proyecto? ¿Cómo va a beneficiarse la sociedad de los resultados que obtenga?

María Jiménez

Hoy en día hay más de 47 millones de personas en todo el mundo que sufren demencia y con el envejecimiento de la población este número se espera que se doble cada 20 años. Esto supone un gran coste social, no sólo por la pérdida de calidad de vida de los enfermos sino también de las familias que se ven afectadas de manera indirecta. Además, supone un gran coste económico para el sistema de salud. El gobierno británico se ha comprometido a invertir hasta £150 millones en los próximos años para crear un instituto dedicado únicamente a la investigación en neurodegeneración. A pesar de la gran inversión que se está realizando, y de la cantidad de laboratorios en todo el mundo que actualmente están trabajando en esta área, por el momento no hay una cura para estas enfermedades, simplemente tratamientos que alivian algunos de los síntomas. Esto demuestra que a pesar de toda la investigación aun no conocemos en profundidad los mecanismos que dan lugar a la enfermedad. Con este proyecto espero que podamos conocer un poco más qué es lo que ocurre en el cerebro de estos pacientes a nivel celular para poder ir trabajando entre todos hacia un tratamiento para estas enfermedades.

5.- ¿Considera que está, como investigador, en un momento especialmente creativo de su carrera investigadora?

El momento de empezar tu propio grupo de investigación es una etapa que requiere mucha creatividad. El diseñar y escribir un proyecto que responda a una pregunta científica y que a la práctica sea posible llevarlo a cabo requiere un gran esfuerzo, dedicación y, por supuesto, algo de creatividad. La ayuda Career Develoment Award del Medical Research Council, que he recibido para los próximos 5 años, es una convocatoria muy competitiva donde se prima la calidad del proyecto y cómo este te permitirá establecerte como un investigador independiente y consolidarte en un futuro. Es un modelo que creo debería ser imitado en España, porque financia tanto al investigador como al proyecto. No se basa únicamente en tu número de publicaciones e índice de impacto de las mismas sino en si tienes un proyecto interesante que merece ser financiado y si tienes la experiencia suficiente para llevarlo a cabo, además de si has elegido la universidad o centro de investigación idóneo para desarrollarlo.

Además, requiere no sólo escribir un proyecto y justificar cada uno de los pasos que vas a seguir, así como los gastos que va a suponer, sino también el enfrentarte una entrevista donde todo esto es evaluado ante un panel de expertos. Todo esto ayuda a los investigadores que quieren empezar su propio grupo de investigación a entrenar muchas de las capacidades que necesitarán en el futuro.

6.- ¿Qué cualidades cree que debe tener un buen investigador?

Pienso que hay varios tipos de buenos investigadores. Algunos se caracterizan por tener ideas brillantes, otros quizás se caracterizan más por tener un gran tesón y no parar hasta que encuentran una respuesta. Yo soy más del segundo tipo. Creo que no hay un investigador ideal y que cualquiera puede desarrollar una carrera investigadora de la forma que más se adecúe a su forma de ser y sus cualidades. Lo que sí es característico de todos los investigadores, y pienso que esencial, es que les apasione su trabajo. Es un trabajo que requiere mucho sacrificio y que difícilmente puede realizarse a largo plazo si no te apasiona lo que haces cada día.

7.- ¿Cuándo surgió la Sociedad de Científicos Españoles en Reino Unido (CERU)? ¿Cuál ha sido su implicación en esta asociación?

La CERU surgió en 2011 y se constituyó de manera oficial en junio de 2012. Surgió como una iniciativa de científicos que trabajaban en Londres y contó desde el principio con el apoyo de la Embajada española. Muy pronto la noticia de que se estaba creando esta sociedad llegó a Cambridge donde empezamos a montar la primera delegación de CERU fuera de Londres, y de la que fui la primera directora. Desde entonces la asociación ha ido creciendo y cuenta ahora con más de 500 socios distribuidos en 8 delegaciones por todo el Reino Unido. En 2014 pasé a ser directora de apoyo lo que me permitió trabajar en numerosos programas como las Bolsas de Viaje que CERU concede anualmente a 8 socios para asistir a congresos, el Premio Talento Emergente financiado por la Fundación Banco Santander para reconocer la prometedora carrera de un investigador español joven en el Reino Unido o el programa de mentoring para ayudar los investigadores españoles a aprovechar al máximo su paso por el Reino Unido. En julio de 2016 fui elegida presidenta de esta sociedad, detrás de la cual está el trabajo de más de 100 voluntarios y sobre todo el de los 16 miembros en la junta directiva. Es un orgullo ver cómo en 5 años la CERU se ha consolidado con una visión y una estrategia de futuro, y es reconocida a nivel internacional, tanto que en 2016 CERU ha recibido el Reconocimiento del Foro de Empresas Innovadoras al Organismo Innovador 2016.

8.- En su opinión, ¿qué beneficios aporta una sociedad como CERU a la comunidad investigadora?

Para el investigador español en el Reino Unido, CERU funciona como un nexo de unión, facilitando la creación de una red social y profesional de estos investigadores, donde los recién llegados al Reino Unido pueden pedir ayuda, pueden establecer nuevas colaboraciones científicas o conocer otros investigadores con intereses comunes. Y para ello organizamos numerosos eventos y oportunidades de networking, pero también contamos con programas específicos como el programa de mentoring, además de talleres de formación y orientación profesional.

Además, la CERU busca representar a estos investigadores españoles en el Reino Unido ante las instituciones españolas, y también las británicas. El conocer un sistema de investigación como el británico nos permite aportar mucho en materia de política científica, como lo hemos hecho al elaborar el 'Informe de Recomendaciones sobre la I+D en España para las Elecciones Generales del 2015', y que seguiremos presentando ante los responsables de ciencia para hacerles llegar las ideas recogidas en este informe y muchas otras.

Sociedades como CERU permiten tender puentes entre países, acercando en nuestro caso la ciencia entre el Reino Unido y España mediante acuerdos que se han firmado con universidades, centros de investigación y empresas españolas. Esto permite fomentar colaboraciones y favorecer la movilidad entre ambos países, de lo que se benefician los socios de CERU, y también la ciencia española y la ciencia británica.

Otra de las motivaciones que impulsó la creación de CERU fue el hacer llegar la ciencia a la sociedad, el que la investigación deje de ser algo únicamente limitado a los laboratorios y universidades, para estar en la calle. Para ello organizamos seminarios científicos -para lo cual contamos con la ayuda de entidades como la Fundaciónón Ramón Areces-, charlas divulgativas informales y además los socios de CERU tienen la oportunidad de presentar su investigación en la radio o en el blog de divulgación de CERU. Es necesario que la sociedad entienda en qué trabajan los investigadores ya que al fin y al cabo su trabajo depende mayoritariamente de financiación pública. Pero también es necesario que el público, incluidos los políticos, sea consciente de la importancia de la ciencia y para que sus decisiones puedan basarse en mayor medida en la evidencia científica.



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