En cuanto a las "funciones normales" del Instituto, pasarían por "el asesoramiento técnico de las Autoridades y Servicios Aeronáuticos, el asesoramiento técnico de la Industria Aeronáutica y la progresiva nacionalización y normalización de sus construcciones".

Estas actividades y funciones fueron, en la práctica, superadas ampliamente; además de prestar sus servicios en estas áreas, el INTA de los años cuarenta y cincuenta se proyecto hacia otros asuntos tecnológicos no relacionados con la aeronáutica.

La infraestructura necesaria para abordar sus cometidos iniciales posibilitó la actuación de este Organismo como si se tratase de una Agencia Nacional de Investigación y Control de Calidad; en este sentido, el INTA colaboró con el Instituto Nacional de Pintura, con los Institutos del Hierro y el Acero y el de Electrónica o con la Sección de Plásticos del Patronato "Juan de la Cierva" del CSIC, homologando sus productos.

TÚNEL AERODINÁMICO

Estas actividades extra-aeronáuticas continuaron desarrollándose con éxito a medida que nuestro país empezaba a sacudirse los efectos dañinos del bloqueo y comenzaba a emerger la industria del automóvil, un período en el que las actividades de la industria aeronáutica disminuyeron notablemente.

Los años sesenta en la historia del INTA están marcados por la colaboración hispano-norteamericana en materia aeroespacial, favorecida por la necesidad de los Estados Unidos de disponer de una red mundial de estaciones, que permitiesen el seguimiento constante de sus vehículos espaciales en órbita.

En 1960 se firma el primer acuerdo, en el que se determina que la NASA actuaría de representante del Gobierno norteamericano y el INTA del español; fruto de este convenio fue la construcción de la primera estación en nuestro país, situada en un lugar próximo al faro de Maspalomas, en la isla de Gran Canaria.

No sería la única, años más tarde se inauguró la estación de Robledo de Chavela, en la que se acabarían incluyendo las subestaciones de Cebreros y Fresnedilla. Las estaciones españolas desempeñaron un importante papel en la carrera espacial emprendida por los Estados Unidos durante los años sesenta, particularmente en proyectos tan destacados como los Mercury, Gemini, Apollo, Piooner o Mariner.

CAMPO DE LANZAMIENTO 
DE ARENOSILLO

El cambio de denominación, de Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica a Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, tiene lugar en 1963, a raíz de la creación de un nuevo organismo en este campo, la Comisión Nacional de Investigación del Espacio.

La CONIE nace en pleno movimiento europeo en el campo de las altas energías y la aeronáutica; durante estos años se crean el Conseil Européen de la Recherche Nucléaire (CERN), la Commission Préparatoire Européenne des Recherches Spatiales (COPERS) y la European Space Research Organization (ESRO). España se incorporaría a este último proyecto, aunque sus lazos más fuertes los seguiría manteniendo con la NASA.

El carácter militar del INTA propició el desarrollo de importantes proyectos e iniciativas investigadoras, sin embargo éstas se ejecutaron de manera endogámica, sin apenas intervención de las Universidades o del CSIC.En opinión de J.M. Sánchez Ron la tardía creación (1990) del primer Laboratorio de Astrofísica Espacial y Física Fundamental en este Organismo es un ejemplo "de que los mecanismos de relación entre INTA y Universidad-CSIC fueron insatisfactorios, limitando el posible efecto de las posibilidades existentes en la ciencia Española.

Que el Laboratorio de Astrofísica y Espacial y Física Fundamental fuese creado durante el mandato del primer director civil en la historia del INTA da también motivos para pensar que uno de los problemas fue la limitada permeabilidad del universo militar hispano hacia ámbitos fuera de él". En la actualidad, el INTA es un organismo público de investigación dependiente de la Secretaría de Estado de la Defensa.

PRUEBAS EN LA CÁMARA ANECOICA 
CON LA ANTENA DBS DEL HISPASAT

Sus objetivos pasan por mantener y potenciar programas de investigación y desarrollo tecnológico de carácter aeroespacial, que puedan resultar de utilidad a la industria española del sector; gestionar programas aeronáuticos y espaciales de interés nacional, encomendados por la Administración y, en particular, por el Ministerio de Defensa; y prestar servicios de calidad basados en instalaciones singulares de experimentación y ensayo, fomentando la transferencia de tecnologías avanzadas y ofreciendo un eficaz apoyo al sector de la pequeña y mediana empresa, que facilite su proyección internacional.

El INTA dispone de diversas instalaciones en la Comunidad de Madrid -Torrejón de Ardoz (las principales, en la Carretera de Ajalvir, s/n), Robledo de Chavela y Villafranca-, en las Islas Canarias -Maspalomas- y en la provincia de Huelva -"El Arenosillo".