El Observatorio Astronómico, obra que corona la carrera del arquitecto Juan de Villanueva, está situado en lo alto de un cerro que, en su tiempo, se
divisaba al final de la perspectiva del Paseo del Prado; hoy encerrado entre bloques de casas, no se visualiza desde ninguna parte. Este edificio, que formaba parte del programa de construcciones culturales
y científicas llevado a cabo por Carlos III, se empieza en 1790 -reinando ya Carlos IV- y no se termina hasta 1847.
Fue realizado por Narciso Pascual y Colomer y se trata del primer ensayo importante en el idioma arquitectónico del "Renacer Neoclásico", estilo vinculado en España al poder político de los
Borbones.
REAL
OBSERVATORIO. DIBUJO DE ISIDRO GONZÁLEZ VELÁZQUEZ
El control compositivo, desde el Renacimiento, se mantiene por los denominados "trazados reguladores", estructura geométrica auxiliar que permite coordinar una relación numérica armónica entre los diferentes espacios y elementos que constituyen el edificio.
El Observatorio es una construcción neoclásica formada por un cuerpo cúbico central esquinado por cuatro torrecillas de escalera, rematado en cúpula y con un pórtico de seis columnas
corintias (exástylo) situado en su acceso principal. La trama espacial de sus plantas se crea en base a un eje representativo en el sentido del pórtico de mediodía, alojando al Norte las dependencias auxiliares y los servicios del
observatorio; el nexo común se crea en la rotonda central, adquiriendo todo el conjunto una solución cruciforme que refleja, con bastante fidelidad, el trazado clásico habitual de la Villa Renacentista.
La construcción del edificio fue muy lenta, en plena obra estalla la guerra con Francia y este
lugar es ocupado por las tropas francesas, que instalan allí una batería;
durante estos años fue destruido el telescopio principal. El Observatorio Astronómico que hoy es posible contemplar es el resultado posterior de todas las operaciones de consolidación y reforma realizadas a partir de ese momento.
PLANTA DE JUAN DE VILLANUEVA
Intervienen en ellas Gutiérrez de Arinteo y Narciso Pascual y Colomer, éste último encargado de proyectarlas y dirigirlas. Pascual y Colomer cierra con cristales el templete, tal como lo proyectó
Villanueva; añadió los cupulines de la fachada principal y remató la cornisa con una "barandilla isabelina", haciendo caso omiso a la solución de Villanueva de un peto continuo de fábrica para su coronación.
La obra se termina 1847. En 1974 el arquitecto Antonio Fernández Alba recibe el encargo de su restauración;
se llevó a cabo dentro del máximo rigor histórico, lo que le hizo acreedor del premio Nacional del Patrimonio Artístico del año 1980.
VISTA DEL CONJUNTO OBSERVATORIO,
JUAN DE VILLANUEVA
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VISTA DEL CONJUNTO VILLA ROTONDA, A. PALLADIO
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Plantas y alzado
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