La expansión constructiva de la zona del tridente, comprendida también en la zona del proyecto de ensanche de Castro, condujo a la necesidad de dotar a estos nuevos barrios de infraestructuras, como mercados centrales y mataderos. Su aparición está ligada en buena medida al tendido ferroviario que se crea a partir de las dos estaciones de cabecera (Atocha y Príncipe Pío) y al abrigo de la construcción del ferrocarril de circunvalación de Madrid, aprobado por Real Decreto de Marzo de 1926.

Fueron necesarios apeaderos para la carga y descarga del ganado, así como el aprovisionamiento de otras mercancías, especialmente de frutas y verduras que llegaban a la capital. Así fue como nacieron el gran mercado de frutas y verduras ubicado al final del Paseo de las Delicias, en la glorieta de Legazpi, sobre solares que con anterioridad eran fincas rurales utilizadas como huertas; y el conjunto de los mataderos, inmediatos al mercado, entre la plaza de Legazpi, el Paseo de la Chopera, el Vado de Santa Catalina y la Avenida del Manzanares.

Los mataderos y mercados de ganados que se construyeron junto al río Manzanares son el resultado de un concurso convocado por el Ayuntamiento en la primera década del siglo XX. Aunque el ganador fue Joaquín Saldaña (1870-1939), la obra finalmente fue dirigida por Luis Bellido (1869-1955), arquitecto municipal desde 1905, al que acompañó en los aspectos técnicos el ingeniero Eugenio Rivera. El proyecto fue publicado por primera vez en 1910, en la revista La construcción moderna.

Se trataba de un conjunto de cuarenta y ocho edificios destinados a la diversidad de usos requerida, desde cuadras y naves para el despiece o salas frigoríficas, hasta dependencias administrativas, capilla y fonda. El pabellón de entrada estructura todo el conjunto y resalta su función por una torre con reloj.

Los Mataderos y Mercados de Ganados para Madrid han quedado como un elemento determinante de la capital en su zona sur, separados del callejero por altos muros de ladrillo que le proporcionar un aspecto singular e individualizado. Estilísticamente presenta elementos muy decimonónicos, como el aparejo rústico con verdugadas de ladrillo de recuerdo mudéjar y hastiales escalonados tan al uso en los conjuntos industriales, a los que hay añadir decoración cerámica con motivos geométricos.

Al abandonarse su uso como matadero, sus dependencias han corrido diversa suerte. El mencionado pabellón central se ha convertido en la Junta Municipal del Distrito de Arganzuela, mientras que un invernadero ha nacido en las antiguas estructuras metálicas para el ganado lanar. Se pueden reconocer naves de pequeñas dimensiones destinadas a salas de exposición. Las estructuras muy modernas para el momento, en las que se mezclan hierro y hormigón, quedan aún a la espera de un destino más acorde con su ubicación urbana, dado que el barrio se ha revalorizado como zona residencial y, por tanto, está necesitado de instalaciones de carácter cultural y otros diferentes servicios.

Uno de los últimos proyectos puestos en marcha es el denominado "Matadero Madrid. Espacio para la Creación Contemporánea".

Para saber más: www.mataderomadrid.com

Frente a los antiguas mataderos se conserva uno de los mejores ejemplos de arquitectura racionalista que albergaba los antiguos Talleres Generales de Limpieza y Transporte del Ayuntamiento de Madrid, conocidos como edificio "Parque Sur".

Es una obra de 1935 hecha en plena república y debida a los arquitectos municipales José Aspiroz y Francisco Javier Ferrero (1891-1936), atendidos en la parte técnica por el ingeniero José Paz Maroto. La construcción engloba dos zonas diferentes: oficinas y dársenas para los vehículos. Las dos plantas están unidas por una rampa que permite el acceso a los coches. Posee una interesantísima nave de cocheras con soportes de hormigón y cubierta metálica de dientes de sierra. El exterior tiene unas depuradas formas racionalistas, con chaflán curvo y airosos torreones donde se ubican las escaleras.

Igualmente próximo y frente a las instalaciones de los antiguos Mataderos y de los Talleres del Ayuntamiento surgió por las mismas fechas (entre 1927 y 1930) la colonia de viviendas baratas denominada Pico del Pañuelo.

Ocupa el solar triangular de la zona sur del plan Castro, entre el Paseo de las Delicias, Legazpi, Plaza General Maroto, calle Guillermo de Osma y la plaza de la Beata María Ana. Su autor, Fernando de Escondrillas, se especializó en la construcción de colonia de casas baratas, como las Colonias del Retiro y "Primo de Rivera" (1925-1932). El objetivo era dar acomodo a los obreros de las empresas cercanas, ya que la zona se había convertido en un populoso barrio de trabajadores. Se realizaron 1585 viviendas de diferentes tipos, presentando una gran dignidad en los diseños.

Por su extensión en este solar trazado en el plan Castro, la Colonia Pico del Pañuelo viene a configurar, junto a las estructuras industriales, una significativa parte de esta zona madrileña.

Ha estado casi en peligro de desaparecer otro edificio de gran calidad próximo y lindante con el conjunto de los Mataderos por la plaza de Legazpi y la calle Vado de Santa Catalina. Era el Mercado Central de Frutas y Verduras, que ocupaba un solar triangular y es la actual sede del Samur, que lo ha reutilizado en parte [véase Fig. nº 3].

Fue realizado también en plena república cuando se pone en marcha el Plan de Abastos y Mercados para Madrid, programa municipal de 1926. Se levantó según diseños del responsable del matadero, Luis Bellido, que lo proyectó a finales de la década de los veinte, y de Francisco Javier Ferrero, el arquitecto que introduce en Madrid la tecnología del hormigón armado debida a Teodoro de Anasagasti (1880-1938). Contaron con la colaboración técnica del ingeniero José A. Peña Bouef.

A Francisco Javier Ferrero, que desde 1921 trabajaba al servicio del Ayuntamiento, se le debe el diseño de otra serie de mercados madrileños, convirtiéndose en el máximo especialista de esta tipología en el Madrid anterior a la Guerra Civil. Además del desaparecido Mercado de Olavide y el de la Plaza de la Cebada, destaca el Mercado Central de Pescados en Puerta de Toledo.

Responde a una estética racionalista, con estructura de hormigón armado en el interior y muros y cerramiento de ladrillo sin apenas vanos. Es un conjunto de espacios destinados a la carga y descarga, puestos, estafeta de correos, oficinas, cámaras frigoríficas y almacenes. En la actualidad es el Centro Comercial Puerta de Toledo.