La fábrica GAL: El aroma de La Moncloa 


 Un modélico espacio industrial

Cartel publicitario de Federico Ribas
Edificio Fábrica Gal de Moncloa
(Perfumeria Gal. S.A., Memoria…., 1951).

"(...) no tiene parecido con ninguna otra dentro de este ramo de la industria y que puede sostener dignamente una rigurosa comparación con los mejores establecimientos industriales del extranjero"

(La Esfera, 3 de marzo de 1917)

En 1915, la fábrica se trasladó a un nuevo emplazamiento, un edificio construido ex profeso en la Plaza de La Moncloa que reunía en su concepción y resultado las conocidas ventajas del progreso industrial. El nuevo edificio se levantó en un inmenso solar de cerca de cinco mil metros cuadrados (con casi dos mil de superficie construida), situado al final de la calle Princesa en el Paseo de San Bernardino (hoy Isaac Peral) esquina con la calle Fernández de los Rios (abarcando, más o menos, el espacio que hoy ocupa el complejo Galaxia).

Proyectada y dirigida por el arquitecto Amós Salvador y Carrera, en efecto, se trataba de una fábrica modélica para la época, la buena comunicación entre las diferentes dependencias, la amplitud y calidad de las naves de trabajo, la luz, la ventilación, la higiene, etc. plasmaron, entre otros aspectos, la racionalidad funcional de la obra dotada, además, de un gran valor estético. No en vano, el estilo ecléctico y la gran belleza de la obra mereció, en 1915, un premio extraordinario del Ayuntamiento de Madrid.

Vista de la Fábrica Gal en su sede de La Moncloa
Vista de la Fábrica Gal en su sede de La Moncloa
(La Esfera, 3 de marzo de 1917)

El conjunto de sus instalaciones comprendía los depósitos, los laboratorios, las oficinas, la vivienda del Gerente, el archivo y los talleres. Estos últimos dispuestos en naves adosadas con una altura de cuatro pisos albergaban, en la planta primera, la frasquería, en la segunda y tercera con piso intermedio, los almacenes y salones de trabajo y, la cuarta, se destinaba a las delicadas labores de la jabonería.

La Primera Guerra Mundial provocó, indirectamente, el empuje de la producción nacional. Tres grandes empresas españolas de perfumería (Gal, Floralia y Myrurgia), vieron, a partir de 1916, aumentar su productividad con un incremento notable de sus ventas en España y en el extranjero. Prueba de ello fue la apertura en Londres de la nueva Sociedad "Perfumeria Gal (London) Ltd", reflejo del interés que despertaron en Inglaterra los cosméticos Gal. Esta gran actividad exportadora culminó en 1929 con la creación de una sucursal en Buenos Aires: Perfumería Gal, S.A. de Argentina, con fabricación y distribución propia.


Imprimir Cerrar ventana Subir