Fabricando Tejas y Ladrillos: la Memoria del Barro en Madrid 


 El resurgir cerámico de los años "1950"

En la década de los años cincuenta el auge generalizado de la construcción favoreció la producción de materiales cerámicos. En Madrid, por ejemplo, el primer Plan Nacional para la construcción de viviendas económicas que realizó la Obra Sindical del Hogar significó un importantísimo estímulo para la construcción local con la consiguiente demanda de productos de tierra cocida. Ante tales expectativas, se produjo una auténtica invasión de nuevas instalaciones dedicadas principalmente a la fabricación de ladrillos.

Una de las mayores concentraciones se produjo en el entorno del eje este madrileño. Municipios de influencia como Alcalá de Henares, Torrejón, Mejorada del Campo o Loeches se fueron poblando silenciosamente de fábricas de productos cerámicos.

En efecto, Alcalá de Henares aparece como uno de los pueblos mejor dotados a la luz de la rica documentación existente en su Archivo Municipal, valiosas huellas escritas que, en este caso, nos guían por su desaparecida industria cerámica.

Chimenea de la antigua Cerámica 'Pinilla', Alcalá de Henares
Chimenea de la antigua Cerámica "Pinilla", Alcalá de Henares. (Cortesía de Ramón del Olmo, 2000).

La inmejorable calidad de la arcilla del "Viso", cerro situado a pocos kilómetros de Alcalá entre el río del Henares y el arroyo del Anchuelo, abastecía de materia prima a muchas de estas fábricas que en ocasiones se instalaron en su propio entorno.

La esbelta chimenea de ladrillo que se conserva en el centro urbano de Alcalá es el único testimonio físico que se conserva a la antigua Cerámica Pinilla (Foto nº 11). Sus instalaciones comenzaron a funcionar en 1934 en la carretera de Alcalá a Loeches en el cruce de los Cuatro Caminos a mano izquierda en dirección al Puente de Zulema. Un entorno que agrupó a algunas de las cerámicas más importantes la localidad, como las desaparecidas cerámicas Estela, Cuatro Caminos, la importante Cermag o las más alejadas fábricas pertenecientes a los hermanos García Arévalo (propietarios del molino harinero continuo) y a la Unión Cerámica Española S.A., entre otras.

Vista exterior de horno hoffman de la Cerámica San Isidro en Mejorada del Campo
Vista exterior de horno hoffman de la Cerámica San Isidro en Mejorada del Campo.
(P. Candela, 2001).

Junto a la fiebre de nuevas fábricas, los tejares de Alcalá conocieron un impulso inesperado reapareciendo las viejas técnicas de elaboración manual de ladrillos y tejas que absorbieron una buena parte de la oferta de trabajo local, ofreciendo un sobresueldo imprescindible a muchos jornaleros y obreros vecinos de Alcalá. Así lo ilustra, por ejemplo, la experiencia de Juan José Moltó, reconocido maestro cerámico que, aunque guarnicionero de profesión, durante la postguerra adiestró en las labores del oficio a varias generaciones de alcalainos: "Corrían los finales y difíciles años cuarenta y se trabajaba durante los meses más calurosos del verano hasta catorce horas diarias haciendo horas en el tejar" (Ramón del Olmo).

Nave de fabricación
Nave de fabricación (también utilizada de secadero) de la Cerámica de La Oruga,
Alcalá de Henares. (P. Candela, mayo 2000).

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