El municipio de Loeches, por su parte, conserva numerosos testimonios del auge industrial de la postguerra. En este caso, las cerámicas tendieron a localizarse fuera del casco urbano, concretamente, la inmensa mayoría, se concentró al norte del término a escasos kilómetros del pueblo, en torno a los ejes que comunican Loeches con los pueblos cercanos de Torrejón de Ardoz y Alcalá de Henares. Así el mayor número de restos cerámicos y de instalaciones abandonadas se localizan geográficamente dentro de un perímetro triangular cuyo vértice se sitúa en el núcleo de Loeches y se extiende hacia el nordeste por la carretera C-300 en dirección a Torres de la Alameda y por el noroeste por la M-210.

Precisamente, el alcance de este denso entramado cerámico, salpicado de huellas y restos visibles, nos permiten trazar en el territorio un imaginario "triángulo del ladrillo".

Del conjunto de fábricas que todavía se conservan, dos sobresalen por su envergadura productiva: la "histórica" Cerámica El Pilar S.A., hoy sin actividad, y la conocida como Cerámica El Porretal, ambas situadas en la margen derecha de la carretera M-210.

La topografía recortada de los cerros y las huellas horadadas en los terreros, los restos y ruinas de antiguos hoffman e instalaciones abandonadas, como la Cerámica San Nicolás, las viejas chimeneas y las escombreras, configuran algunos de los elementos de esta particular "atmósfera cerámica" que empezó a decaer a mediados de los años sesenta.