Itinerario geológico por el sureste de la Comunidad de Madrid 


 Parada 5A

Gravera en una terraza del río Tajuña cerca de Titulcia.

Acceso

Según bajamos desde Villaconejos hacia Titulcia por la M-320, pasado el km 2 y antes de llegar al km 1 de esta carretera tomaremos un desvío a la izquierda (aproximadamente en el km 1,3), accediendo por el camino a la gravera según se indica en la foto aérea.



Material y edad

Gravas, arenas y limos fluviales del Cuaternario (terraza del río Tajuña).

Características

Igual que en la Parada 2, la explotación de grava ha dejado una pared en la que se pueden distinguir dos unidades con diferente tamaño de grano. Las gravas tienen arena y limo entre los cantos, y en ellas se puede distinguir capas de diferentes características (color, tamaño, porosidad, etc.). A diferencia de la Parada 2, aquí los cantos son fundamentalmente de carbonato (caliza y dolomía), de color claro y tamaño pequeño (en general menos de 10 cm), aunque también hay algunos de cuarcita o arenisca, color marrón o rojizo y tamaño más grande. Por encima de las gravas, y lateralmente, el material más fino (limo arenoso con algo de grava) está afectado por procesos edáficos, es decir, de formación de suelos (alteración del sustrato).


Depósitos de una terraza del río Tajuña

Depósitos de una terraza del río Tajuña. Capas de gravas (conglomerado) de relleno de un canal fluvial, con predominio de cantos de carbonato (caliza, dolomía) poco redondeados.

Origen

Las gravas de las terrazas fluviales nos dan información sobre las rocas que se erosionaron río arriba (según la composición de los cantos), sobre la fuerza del agua del río (según el tamaño de los cantos), e incluso sobre la dirección del flujo (según el sentido en que estén imbricados los cantos). En esta parada comprobamos que el área fuente (cuenca de drenaje) del río Tajuña es muy diferente a la del Jarama (Parada 2), tal y como indica la composición de los cantos, que aquí proceden en su mayor parte de los terrenos calizos de Guadalajara y del este de Madrid. El transporte ha sido durante un tiempo y/o distancia menor, pues a pesar de que la caliza es menos resistente que la cuarcita, aquí los cantos son menos redondeados (más angulosos) que en la terraza del Jarama. La distancia al río Tajuña, tanto en la horizontal como en la vertical (altura sobre el cauce actual), nos indica que el sistema fluvial ha permanecido activo, divagando por la llanura fluvial y encajándose en sus propios depósitos, dando lugar a estas terrazas.

El paso hacia arriba del conglomerado al limo significa que el canal fluvial en el que se depositaba la grava dejó de estar activo (fue abandonado por el río, que es el que trae la grava) y ya sólo llegaban los aportes de inundaciones (los limos y arenas), por tanto, esta zona del valle fluvial se denomina llanura de inundación. En dicha zona se pueden desarrollar vegetación y suelos, que se identifican en el sedimento como alteraciones y cambios de color.

En el frente meridional de la gravera se ve una banda de color gris en la capa de limos, que representa el desarrollo de una laguna o encharcamiento en la llanura de inundación del río. Si nos fijamos, también podemos ver que tanto la capa de gravas como la de limos están afectadas por pequeñas fallas con salto de menos de 1 metro. Nos demuestran que el borde sureste del valle del río Tajuña ha estado afectado por fracturas y hundimientos (fallas normales) durante miles de años, y que también entonces se formaban lagunas adosadas a este borde, como se observa actualmente en la laguna de San Juan.

 

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