Panteón de Hombres Ilustres de Madrid 


 Historia

El Panteón de Hombres Ilustres constituye el claustro de lo que iba a ser el templo de la Corte: la nueva Basílica de Nuestra Señora de Atocha. Su construcción fue impulsada por expreso deseo de la Reina regente Doña María Cristina de Habsburgo. Su construcción fue adjudicada al arquitecto Fernando Arbós y Tremanti (1840-1926), al ganar el concurso de proyectos para la realización del panteón y la basílica, convocado 1890. El proyecto inicial, de estilo neobizantino (recreando el estilo de la arquitectura medieval italiana), era muy ambicioso, dado que tendría que ser la sede de ceremonias reales. Las obras empezaron en 1892, pero los altos costes del proyecto, junto con la necesidad de llevar a cabo paralelamente otra gran obra, que era la Cripta de la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena, hizo que en 1899 finalizaran las obras, habiéndose construido hasta entonces sólo el claustro-panteón y la torre-campanario. El conjunto monumental se verá completado después de la Guerra Civil (1936-39), con la construcción de la Basílica de Nuestra de Atocha (1951) para sustituir a la antigua iglesia, que había sido destruida durante la contienda.

Representación del proyecto de Fernando Arbós
Representación del proyecto de Fernando Arbós

Desde la inauguración se fueron incorporando los sepulcros de personalidades, encontrándose actualmente los enterramientos de:

    D. Manuel Gutiérrez de La Concha
    D. Antonio de los Ríos y Rosas
    D. Práxedes Mateo Sagasta
    D. Antonio Cánovas del Castillo
    D. José Canalejas
    D. Eduardo Dato
    D. Agustín de Argüelles
    D. José Calatrava
    D. Juan Álvarez Mendizábal
    D. Diego Muñoz Torrero
    D. Francisco Martínez de la Rosa
    D. Salustiano Olózaga

También estuvieron en este panteón los restos de Juan Prim y Prats (1814-1870) y José Palafox (1775-1847), trasladados a Zaragoza en 1958 y depositados en la Basílica del Pilar, así como los de Francisco Javier Castaños (1758-1852), trasladados en 1963 a Bailén (Jaén) y depositados con su mausoleo original la Iglesia Parroquial de la Encarnación.

El claustro-panteón tiene una planta cuadrada constituida por tres galerías, en cuyas intersecciones se abren dos cúpulas semiesféricas, y un jardín interior muy cuidado, con bellas arcadas y vidrieras que dan a las galerías. En cada una de las galerías hay una puerta central de acceso al jardín. Al edificio se accede a través de un zaguán cuadrado situado en el centro de la fachada Este, en cuyos extremos se encuentran las dos cúpulas, que sobresalen por encima de un cuerpo geométrico que finaliza con un frontón.


Arquería de la galería Norte y jardín interior
Arquería de la galería Norte y jardín interior
Alzado del proyecto original de F. Arbós de las tres fachadas exteriores que constituyen el claustro
Alzado del proyecto original de F. Arbós de las tres fachadas exteriores que constituyen el claustro

Aspecto del cuerpo que sustenta a la cúpula Sur
Aspecto del cuerpo que sustenta a la cúpula Sur
Cúpula Norte vista desde el Paseo de Reina Cristina
Cúpula Norte vista desde el Paseo de Reina Cristina

El edificio se encuentra rodeado por un jardín y un muro de contención, sobre el que asienta una bella verja de hierro, que rodea y cierra todo el recinto.

La torre-campanario (campanile) de Arbós también quedó construida en 1898 y, aunque se encuentra separada del edifico del claustro desde 1962, está integrada en el colegio Ramón Andrada, inaugurado en 1970.

La torre-campanario está constituida por tres cuerpos. El cuerpo inferior es de mayor planta y presenta una arcada. Sobre este primer cuerpo, se levanta el cuerpo del campanario, de sección cuadrada y con los mismos materiales de construcción y disposición que en el edificio del panteón. Este segundo cuerpo finaliza con tres arcadas ciegas en cada lateral. El cuerpo superior presenta en su parte inferior tres arcadas abiertas con cornisa. Sobre ésta, se observa una balconada con balaustrada, con un cuerpo bajo de acceso a dicha balconada, y por encima aparece otro cuerpo muy decorado, con columnas y un óculo, rematado por un chapitel piramidal metálico.


La torre-campanario La torre-campanario
La torre-campanario, de gran belleza estética, se encuentra actualmente rodeada por un centro educativo.

El estilo arquitectónico de los edificios, las técnicas constructivas y la diferente naturaleza de los materiales pétreos empleados, hacen de este conjunto monumental un elemento destacable dentro de la arquitectura madrileña de finales del siglo XIX. Con este proyecto, Fernando Arbós pretendía romper con el estilo y modo constructivo tradicional existente hasta ese momento en Madrid. Defendía que "en la edificación de un templo destinado a basílica no sólo debería prescribirse el empleo en el exterior de estucados, pinturas, molduras de yeso y cal y toda clase de piedra artificial, sino que deberían emplearse materiales que independientemente de su forma y sólo por su clase diesen suntuosidad al edificio. Si esto sucede en el exterior, los mármoles, los mosaicos, los bronces, la vidriera artística y las pinturas al fresco contribuirían en el interior a obtener la suntuosidad característica de una basílica"..


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