Ciencia y Cultura


Joaquín María Bartrina
(Reus, 1850- Barcelona. 1880)

DE OMNI RE SCIBILI
(Sobre todo lo cognoscible)


¡Todo lo sé! Del mundo los arcanos
ya no son para mí,
lo que llama misterios sobrehumanos
el vulgo baladí...

Sólo la ciencia a mi ansiedad responde, 
y por la ciencia sé
que no existe ese dios que siempre esconde 
el último por qué.

Sé que soy un mamífero bimano
(que no es poco saber)
y sé lo que es el átomo, ese arcano
del ser y del no ser.

Sé que el rubor que enciende las facciones
 es sangre arterial;
que las lágrimas son las secreciones
 del saco lacrimal;

que la virtud que al bien al hombre inclina
y el vicio, sólo son
partículas de albúmina y fibrina
en corta proporción;

que el genio no es de Dios sagrado emblema,
no, señores, no tal;
el genio es producto del sistema
nervioso cerebral,

y sus creaciones de sin par belleza
sólo están en razón
del fósforo que encierra la cabeza,
¡no de la inspiración!

Amor, misterio, bien definido,
sentimiento, placer…
¡palabrotas vacías de sentido
y sin razón de ser!...

Gozar es tener siempre electrizada
la médula espinal,
y en sí el placer es nada o casi nada,
un óxido, una sal.

¡Y aun dirán de la ciencia que es prosaica!
¿Hay nada, vive Dios
bello como la fórmula algebraica
C = πr²?

¡Todo lo sé! Del mundo los arcanos
ya no son para mí,
lo que llama misterios sobrehumanos
el vulgo baladí...

Mas ¡ay! que cuando exclamo, satisfecho:
"¡Todo, todo lo sé!"
Siento aquí, en mi interior, dentro mi pecho
un algo… un no sé qué...!
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