Fecha
Autor
Tortella, Gabriel; García Ruiz, José Luis; Núñez, Clara Eugenia y Quiroga, Gloria. Gadir. 2016, 538 páginas.

Cataluña en España. Historia y mito.

UN RIGUROSO, BIEN DOCUMENTADO Y CONVINCENTE ENSAYO QUE ARROJA NUEVA LUZ SOBRE CATALUÑA Y SU HISTORIA<br> Reseña realizada por José María Ortiz-Villajos<br> Universidad Complutense de Madrid

La deriva independentista de los gobernantes de Cataluña en los últimos tiempos ha generado un intenso debate en ámbitos políticos, sociales y académicos. Además de la multitud de noticias y artículos aparecidos en los medios de comunicación, se han publicado numerosos libros en los que historiadores, economistas y politólogos han profundizado y tratado de explicar las causas, razones y sinrazones de esa deriva. Cabría pensar, pues, que a estas alturas está todo dicho, por lo que cualquier nueva publicación al respecto sería redundante. Cataluña en España. Historia y mito es una demostración palpable de que esto no es así. El riguroso y amplio ensayo que nos brinda el equipo de historiadores económicos dirigido por Gabriel Tortella arroja nueva luz sobre muchos aspectos del problema.

El texto muestra muy documentadamente que la historia de Cataluña es inseparable de la de España desde la Edad Media, e incluso antes, hasta la actualidad. Al recorrer los hitos fundamentales de esa historia -destacando tanto los aspectos comunes como las innegables peculiaridades catalanas-, los autores van desmontando uno a uno los principales mitos que los políticos e historiadores independentistas han ido construyendo y difundiendo desde hace décadas. Para ello, han consultado y sintetizado las principales aportaciones historiográficas, además de incorporar una considerable cantidad de investigación original.

Recuerdan los autores que antes de llamarse Cataluña, este territorio, perteneciente al Imperio Carolingio, era conocido como Marca Hispánica, aunque ello no guste a los separatistas. Tras una breve y nada clara situación de independencia a principios de la Baja Edad Media, el conjunto de condados que formaban Cataluña, bajo el 'principado' del de Barcelona, se unió en 1137 al Reino de Aragón, que a su vez se unió a Castilla en 1479, dando lugar al Reino de España. Cataluña, por tanto, lleva formando parte de España más de cinco siglos, caracterizados por un predominio de la armonía con algunos breves episodios de enfrentamiento. De ello no cabe sorprenderse, pues tampoco han faltado los conflictos en los procesos de formación de todas las grandes naciones europeas.

El primer enfrentamiento significativo fue la rebelión contra Felipe IV en 1640, la llamada Guerra dels Segadors, que tendría efectos desastrosos tanto para Cataluña como para el conjunto de España al ahondar en la crisis económica que atravesaban. Cataluña se echó en manos de Francia, pero en 1652 volvería a España decepcionada por el extremado centralismo francés. El segundo fue la Guerra de Sucesión (1703-1713), en la que Aragón tomó parte por el archiduque Carlos de Austria en contra de Felipe V, quien representaba una mayor amenaza para los privilegios y fueros medievales de las oligarquías aragonesas. Y, efectivamente, tras su triunfo, Felipe V eliminó muchos de esos privilegios, estableció un sistema fiscal más justo y suprimió las aduanas interiores, facilitando a los comerciantes y fabricantes catalanes el acceso al mercado peninsular y americano. Por tanto, en contra del mito independentista, las reformas borbónicas beneficiaron a Cataluña, provocando su despegue económico y favoreciendo que se convirtiera en la 'fábrica de España' en el siglo XIX. En ello tuvo un papel significativo la protección arancelaria que los industriales textiles catalanes consiguieron para reservarse el mercado español. El cálculo del sobrecoste ocasionado por dicha protección, que el libro recoge en el apéndice A, no deja lugar a dudas del beneficio que Cataluña obtuvo a costa del resto de España. Todo ello lleva a los autores a concluir que "la integración política y social con el resto de España ha beneficiado a Cataluña 'insospechadamente' a lo largo de su historia" (p. 466).

Entonces, ¿a qué se debe el nacionalismo catalán? La obra sitúa su origen a finales del siglo XIX, tras la pérdida de los mercados ultramarinos que tantos beneficios habían proporcionado a los industriales catalanes. La opinión de que el desastre se debió en exclusiva al gobierno de Madrid se extendió por Cataluña. Esto se unió a cierto desdén hacia el resto de España que la ventaja económica catalana -patente desde el siglo XIX y hasta bien entrado el XX- venía alimentando. A su vez, la llegada de inmigrantes de otras regiones para trabajar en Cataluña alimentó sentimientos xenófobos y nacionalistas. Por último, el fracaso del sistema educativo español en el siglo XIX y gran parte del XX hizo que, por el elevado analfabetismo, el sentido de ciudadanía o nacionalidad española fuera débil, facilitando el ascenso de los nacionalismos locales. Esto fue frenado drásticamente durante el franquismo, pero provocó una reacción contraria al llegar la democracia, que facilitó la gran operación político-social liderada por Jordi Pujol en busca de la independencia.

Dicha operación se analiza con mucho detalle en el capítulo 7, el más extenso del libro con casi doscientas páginas. Tras ganar las elecciones autonómicas de 1980, los gobiernos de Convergència i Unió pusieron todos los medios a su alcance para promover el separatismo. Particularmente, el control de los medios de comunicación y de la educación fue decisivo para promover el uso del catalán en detrimento del castellano y para ir configurando la opinión pública a su favor. El oscuro caso de Banca Catalana -contado con mucho detalle en el libro- es paradigmático de la efectividad del control ejercido sobre la opinión pública, pues Pujol consiguió que la demanda judicial fuera percibida como un ataque contra Cataluña, reforzando así el sentimiento nacionalista. Por otro lado, el detallado análisis que los autores hacen de los libros de texto catalanes demuestra el sesgo anti-españolista con que se cuenta la historia a los niños de aquella región. Gracias a estas y otras medidas, el apoyo a la independencia en Cataluña fue aumentando desde 1980, aunque sin llegar nunca a ser mayoritario. Ante esta realidad, que muestra la conciencia de españolidad de más de la mitad de los catalanes, el malestar provocado por la crisis de 2008 fue visto por la Generalitat como una gran oportunidad -quizá la última- para lograr una mayoría independentista. Pero las elecciones de 2015, planteadas como un plebiscito sobre la independencia, fueron un fracaso. A pesar de ello, los independentistas formaron una extraña alianza con los anti-sistema para seguir avanzando hacia la 'desconexión', si bien esto no es posible legalmente ni sin que Cataluña salga de la Unión Europea. El libro de Tortella, García Ruiz, Núñez y Quiroga explica documentada, amplia y convincentemente cómo se ha llegado a esta situación. Su lectura es, pues, muy recomendable para comprender un problema que afecta y preocupa a todos los españoles.

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