Fecha
Autor
Mora, Francisco. Alianza Editorial. Madrid, 2015. 200 páginas.

¿Es posible una cultura sin miedo?

UNA DETALLADA Y AMENA DESCRIPCIÓN DE LA NEUROANATOMÍA DEL MIEDO<br> Reseña realizada por José María Delgado García<br> Catedrático de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla

Empecemos por la pregunta que da título al libro: ¿Es posible una cultura sin miedo? En 'El malestar en la cultura' (años 30 del pasado siglo) Freud ya lanza la hipótesis de que el precio que hemos de pagar por los beneficios de un comportamiento civilizado (esto es, una cierta seguridad frente a las vicisitudes que nos plantea la Naturaleza y una regulación de las relaciones de las personas entre sí) es la necesaria frustración de nuestros instintos más básicos y/o de nuestros deseos más íntimos. Esta insalvable situación lleva, para Freud, bien a la neurosis, cuando se trata de una libido insatisfecha, bien al sentimiento de culpa, cuando se refiere a una agresividad reprimida. Para el profesor Mora, el miedo cultural o social es el aquel provocado por los otros (tal vez, ¡el infierno de nuestro olvidado Jean-Paul!). Si la culpa es un miedo a uno mismo (porque deseamos cosas o acciones, que no se permiten tener o hacer), el miedo social tiene varias manifestaciones. Por ejemplo, alguien desea robar en un banco, para hacerse con unos cuantos de euros, pero tiene miedo a que le den un tiro en el asalto o a que lo detenga un policía. O, por referirme a un asunto de nuestros días, uno puede desear manifestarse frente a la sede parlamentaria, donde se reúnen unos representantes que no nos gustan, pero ante la posible (e inmediata) aplicación de la impopular 'ley mordaza' uno se puede arrugar y decidir no participar. Hay todo un rango en estos miedos: desde el temor a ser agredido por un congénere hasta la ansiedad (o angustia) provocada por un ambiente social desasosegante. Nos queda, por último, el miedo a la libertad, descrito en detalle por Erich Fromm. Una de dos: o la sociedad nos hace dóciles y dependientes de una pretendida y difusa autoridad o, en ausencia de reglas establecidas, sentimos pavor a tener que decidir sobre esto y aquello.

El interesante, atinado y oportuno libro que nos presenta el profesor Mora explora a lo largo de varios capítulos, no sólo los distintos tipos de miedo que menciono más arriba, sino lo que hasta ahora sabemos de sus sustratos cerebrales. En particular, qué estructuras cerebrales son las que participan más activamente en la generación de los miedos innatos (por ejemplo a las serpientes o a los leones), así como de los miedos de origen cultural y social. Como se pone de manifiesto en la detallada y amena descripción que hace el profesor Mora de la neuroanatomía del miedo, una cosa es saber qué estructuras cerebrales son las encargadas de generar la sensación de miedo y otra muy diferente es saber cómo estas estructuras generan miedo. ¿Qué tienen de particular las neuronas del núcleo cerebral amigdalino para ser capaces de inducirnos la sensación de miedo? ¿Por qué estas neuronas generan miedo, mientras que otras ubicadas en la corteza visual generan visión? Cuestión más peliaguda aún es cómo la emoción que denominamos miedo se transforma en un proceso consciente, aspecto éste al que el profesor Mora dedica una atención preferente. Son preguntas cuyas respuestas, espero, serán contestadas en décadas venideras. Dicho de otra manera más prosaica: los neurocientíficos tenemos asegurado el trabajo para un buen rato.

En las primeras páginas del libro el profesor Mora propone que "conocer los circuitos neuronales que procesan la información emocional y cómo estos procesos emocionales devienen en procesos conscientes (sentimientos) es fundamental para entender los procesos más básicos de la naturaleza y la conducta humanas y, entre ellos, el miedo". A lo largo del libro y, en particular en su epílogo, el profesor Mora mantiene la ilusionada hipótesis de que un mejor entendimiento de nuestro cerebro nos ayudará a mejor entendernos a nosotros mismos y a paliar, en lo posible, los miedos que dependen del entorno cultural y social. En dos mil años de civilización hemos avanzado extraordinariamente en diseños tecnológicos, pero bien poco en una cultura que permita el desarrollo integral de los deseos y capacidades de los individuos que la forman. Así, nuestro mundo emocional va muy por detrás del mundo de nuestros conocimientos técnicos. Por poner un simple ejemplo, Internet nos ha puesto a todos en común, pero comunicarse no es lo mismo que entenderse y en el momento actual mucha gente está más sola y recibe peor trato (eso sí pasado a veces por el tamiz de lo civilizado) que en centurias anteriores. El profesor Mora pone su esperanza en que los conocimientos neurocientíficos ayuden a paliar los miedos de origen social. Yo la pondría en el cambio social: seríamos más felices en una sociedad más justa y equitativa, menos discriminativa, competitiva y agresiva.

En fin, un libro interesante y necesario que les hará pensar, como a mí me ha sucedido, sobre un tema candente y que nos afecta cada vez con mayor intensidad.

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