Fecha
Autor
Vicente Aleixandre

Ojos humanos(gregorio marañón)

  Tenía unos ojos oscuros,
cejas espesas, bajas, que daban una sombra buena
a su luz confiada.
Nacía ese destello
y no diríais que era luz de un niño.
Allí, en su origen, con pureza tanta.
pero cuando llegaba a los hombres
aquella luz había
hecho un duro viaje; milagrosamente limpia aún
mas en largo transcurso.
Su rayo había crecido entre la muerte,
entre crudas u horribles agonías,
entre el nacimiento y el llanto,
entre la risa hermosa de los sanos,
y había viajado extensamente, con detenciones tris-
    tes,
con paradas alegres.
Allí había instalado en la salud a un niño como en
    un campo de júbilo y verdura.
Esa luz misma, como un brazo firme,
trajo a un viejo a un más dulce poniente,
y fue de pronto el fresco
chorro para su boca amortecida,
o una nube piadosa.

  Conoció y quiso y pudo, y largo hizo,
no infinito, el viaje.

  Aquí esa luz ayudó a vida, engañó a muerte.
Y en horas finales, cuando el sol definitivamente se
  ha puesto,
en la tiniebla penúltima, fue un rayo aún a quien
  nada veía.
Ah, cuántos, ciegos ya, vieron brillar
una luz aún real sólo a los labios.

  Los pobres de la tierra, si no riqueza, vida su cum-
    plieron,
porque él supo ser justo.
Y en su mirada se fue depositando
la súplica del solo,
el miedo del que teme,
la cólera del santo, los acentos
del que maldice y mira con ojo seco y luto.
¡Oh, el viaje en sus ojos!

  Y así,
aquella mirada nos llegaba
con lo que súbito todo resumía.
Cuando
puesta su mano sobre vuestro hombro,
os miraba, veíais.
la sorprendente confianza en el hombre.
¡ Ah resumen de ciencia!
Allí sí, confirmada, esforzadamente aportada,
victoriosa del largo día, de la larguísima noche, en
  luces y espantos,
os entregaba su verdad cono una luz desde sus ojos
  sostenidos.

  Ah, cuántos hombres quedan
o destruidos o muertos, y sabios y apartados.
porque para muchos conocer es descreer.
Pero para aquel hombre tan vivido,
que vivió muchas vidas, que las bebió y las hizo algo
  más que la vida pues las hizo esperanza,

  del enorme convoy que atravesó su vista
nos trajo su luz pura, su luz cargada
con la entera palabra que sin letras decía.
Resplandezca su nombre calladamente mudo, como
  signo
que el hombre hace a los hombres:
¡Fidelidad humana!

Añadir nuevo comentario

El contenido de este campo se mantiene privado y no se mostrará públicamente.
Para el envío de comentarios, Ud. deberá rellenar todos los campos solicitados. Así mismo, le informamos que su nombre aparecerá publicado junto con su comentario, por lo que en caso que no quiera que se publique, le sugerimos introduzca un alias.

Normas de uso:

  • Las opiniones vertidas serán responsabilidad de su autor y en ningún caso de www.madrimasd.org,
  • No se admitirán comentarios contrarios a las leyes españolas o buen uso.
  • El administrador podrá eliminar comentarios no apropiados, intentando respetar siempre el derecho a la libertad de expresión.
CAPTCHA
Enter the characters shown in the image.
Esta pregunta es para probar si usted es un visitante humano o no y para evitar envíos automáticos de spam.