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“Es fundamental que la gente entienda lo que hacemos y poner en valor el trabajo que hacen en silencio los investigadores”

El próximo viernes, la Fundación madri+d homenajea a los galardonados de la XIII edición de sus premios

Eres pediatra especializado en Cuidados Intensivos Pediátricos con experiencia tanto en el paciente crítico oncohematológico como en cuidados paliativos pediátricos. Sin embargo, el artículo por el que has recibido el Premio madri+d a la Mejor Comunicación Científica (‘Messi y la hormona económica’ publicado en la revista Jot Down) versa sobre la prescripción de la hormona del crecimiento. ¿Por qué decidiste escribir sobre este tema? ¿Cómo surgió la idea?

Alberto García Salido.- Yo decido escribir sobre la hormona del crecimiento, porque es una hormona que se puede utilizar de forma compasiva. ¿Qué quiere decir eso? Qué hay niños que no tienen indicación de esa hormona vía sistema sanitario público, pero en cambio, pueden acudir a médicos especialistas en endocrinología si cumplen una serie de criterios que, si bien no encajan o no son los que se exigen del sistema público, sí podrían derivar en un beneficio para ese niño qué la usa. Por lo tanto me parecía interesante hablar de esa medicina, porque a muchos padres, el crecimiento o la talla de sus hijos les compromete desde un punto de vista, no tanto de la salud, si no de la apariencia. Todos queremos tener hijos altos, guapos y que su potencial de desarrollo alcance lo máximo posible durante la infancia. Que sean más altos nos parece mejor y eso a veces no es así: si yo soy normal o mi talla familiar es baja, pues mi hijo va a ser cómo yo y no hay que darle más vueltas.

Entonces esto lo utilice anclándolo a Messi porque creo que todos sabemos quién es Messi, y todos sabemos que recibió la hormona del crecimiento, y sabemos que vino de Argentina porque allí no se la podía permitir y qué aquí el FC Barcelona le proporcionó el tratamiento. Utilizar un personaje público con un problema más o menos conocido que usa una hormona y qué el conocimiento de esa hormona, por la gente en general, deriva de ahí me parecía interesante para poner un poco el foco en cómo en pediatría hacemos uso compasivo de algunos medicamentos; y a su vez las indicaciones están a veces relacionadas con criterios no solo o estrictamente clínicos si no con otros que pueden ser estéticos, cómo es en este caso. Hay bastante debate sobre el uso de la hormona del crecimiento cuando no hay criterios clínicos, y me pareció interesante utilizar este recurso para ponerlo ahí.

¿Cuál sería el diagnóstico para un niño o niña para poder aplicarle esta hormona del crecimiento?

Yo no soy especialista endocrinología, soy pediatra, por lo que al escribir este texto, aunque esté hecho con un enfoque casi más literario que clínico, recurrí a un endocrinólogo de mi hospital, el Doctor Jesús Pozo. Muchas veces los padres se preocupan por la talla de sus hijos porque no la ponen en relación a quién son ellos. Nuestros hijos si todo va bien, generalmente van a tener una estatura parecida a la que tengan los padres y dependiendo del género, lo que llamamos talla diana. Como en algunos casos esa talla no se alcanza, o se ve que hay una modificación en los famosos percentiles, eso provoca que algunos padres consulten. Hay niños que pueden tener un déficit en la función de la hormona (no está), un déficit en la proteína qué se encarga de hacer que esa hormona funcione (está pero no funciona) y hay otros que ni siquiera la producen.

Se pone el interés en tratar a los que tienen algún síndrome, alguna carencia o algún trastorno del comportamiento de la hormona que se puede suplir mediante su administración. Para primar este recurso, habría que evitar administrarlo de forma gratuita e innecesaria, ya que no está exento de riesgos y debe ser monitorizado dado que los efectos secundarios pueden superar al propio objetivo de utilizarla. Si utilizo algo que no debo en un niño que no lo necesita, algo estoy haciendo mal. Con la hormona del crecimiento pasa igual. Deben controlarse los niveles de azúcar, la tensión del niño y el estado general. Pero sobre todo se tiene que ser justo a la hora de informar a los padres acerca de los objetivos de su administración. No se puede pensar que a hormona del crecimiento puesta, hormona que va a hacer que el niño crezca seguro. Va a ser más efectiva en los niños que lo necesiten de verdad, y yo creo que ese es el criterio fundamental: buscar pacientes que se beneficien de su uso, que la necesiten de verdad, y con los efectos secundarios vigilados y controlados.

Eres un colaborador habitual de diversos medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales, y muy activo en las redes sociales, donde tus consejos sobre salud son seguidos por miles de seguidores te han convertido en un influencer en el sentido más positivo del término. ¿Cómo comenzó tu labor divulgadora?

A mí lo de las redes sociales se me ha ido de las manos (ríe). Yo cree una cuenta de Twitter con el objetivo de vender mis libros. Pasa el tiempo y me convierto en padre y empiezo a escribir sobre la pediatría desde la perspectiva de un padre y lo que se encuentra en la crianza de sus hijos, y veo además todas aquellas cosas que otras personas no ven por el hecho de ser pediatra. Te das cuenta de que la crianza de los niños se medicaliza, porque hay un componente de negocio por parte de muchas personas. A veces se hacen cosas que no se deben, se recomiendan cosas que no están basadas en nada… Y todo eso generó interés. Yo no tenía intención de divulgar y tampoco sé si soy divulgador, a mí lo que me gusta es contar historias y explicar a la gente cosas que tengan que ver con mi trabajo o con las cosas que hago.


Médicos o enfermeras tenemos una manera de comunicar que en ocasiones está alejada de la población: Nos cuesta mucho explicar las cosas a la gente para que lo entienda

Creo que está muy bien que la gente entienda lo que hacemos; y entender es comunicárselo de una manera sencilla y que pertenezca a un canal de comunicación que compartan con nosotros. A veces puede ser el humor, otras veces puede ser un enfoque más sentimental y otras, algo más neutro. Pero eso tiene que permitirnos explicar a la gente lo que hacemos, porque si no se lo explicamos podemos aportar conocimiento científico, pero no conocimiento social, que es importante en el momento actual con la intención de poner en valor el trabajo que en silencio hacen muchos investigadores.

¿Crees que ahora hay mayor interés por parte de la ciudadanía hacia los temas científicos?

Nosotros en el Hospital Niño Jesús tenemos una carrera popular llamada ‘Corre por el niño’ que va a cumplir 10 ediciones. Esto surge porque 10 años atrás estamos en un momento de crisis económica muy importante y en pediatría hacer investigación es complejo. Ya sabeis cómo funciona el acceso a la investigación con financiación pública: tienes que tener un curriculum que te permita acceder a unos proyectos financiados de forma pública, pero si no tienes financiación para hacer ese curriculum no puedes acceder a ellos, es la pescadilla que se muerde la cola. Entonces teníamos a gente con interés investigador sin la capacidad de generar conocimiento ni curriculum para acceder a proyectos financiados. Pensamos, sobre todo el promotor de todo esto, el doctor Juan Casado Flores, “quizás si somos capaces de hablarle a la gente de lo que hacemos y de lo que necesitamos podemos conseguir financiación a través de la gente, financiación social o lograda a pie de calle”. ‘Corre por el niño’ fue pionera en eso porque fue una carrera popular organizada por gente del hospital y cuyos fondos se destinaban a hacer investigación, o incluso para comprar las máquinas necesarias en ese momento. Eso que comenzó con una semilla se ha convertido con el paso del tiempo en una carrera que reúne 10.000 personas cada vez que se celebra. Y si ahora lo miramos vemos que hay muchos centros de investigación qué están realizando acciones en este sentido con la intención de, primero, contar lo que se hace, recoger las sensaciones de la gente, utilizarlo de manera muy clara con el objetivo de investigar, mostrando lo que se ha hecho y siendo ejemplares, al mostrar los resultados y el empleo económico de todo lo que se consigue.

¿Crees que desde el ámbito científico-sanitario se está aprovechando de manera eficiente esa mayor sensibilización o interés de la sociedad por estos temas?

Creo que desde el punto de vista de lo sanitario, . Vivimos en el mundo de los acrónimos a veces. El hecho de haber abierto la puerta y haber entrado a otro tipo de divulgación vinculada a la biología, a la física cuántica, ingenieros aeronáuticos que te cuentan otras cosas, otras perspectivas que a lo mejor tú tocas un poquito, pero que no conoces en profundidad, te permite optimizar lo que tú comunicas porque te hace darte cuenta de que se puede hacer de manera diferente. Se puede hacer de otra manera. Se puede hacer una comunicación que ancle la atención de una forma sencilla y distendida, desde el humor, con un tiempo acotado en el que tú tienes que dar un mensaje y olvidarte de demostrar lo mucho que sabes, procurando que la gente aprenda algo que a ti te interesa que entienda. Para mí eso es clave, y cada día me doy más cuenta de ello. Porque a veces nos perdemos en lo bonito que nos ha quedado una cirugía o lo bien que hemos resuelto un problema de un paciente, y a lo mejor se trata de ser más sencillos, ir más a la gente, bajar un poco el nivel y comunicando mejor la medicina y la ciencia vinculada a la medicina llegamos a más gente, que nos va a entender mejor y nos va acompañar mejor cuando tengamos algún problema o necesidad como ahora.

¿Cómo valoras la existencia de estos galardones que quieren reconocer el esfuerzo que realizan los grupos de investigación y los emprendedores en beneficio de la sociedad de nuestra región? ¿Y qué supone para ti recibir este premio?

Premiar la innovación o premiar nuevos puntos de vista vinculados a la ciencia y a cómo se divulgan me parece estupendo. Pero más allá de eso, creo que está bien que a la gente que trabaja en silencio se la premie de forma pública. Porque eso visibiliza, se le da valor a lo que hace y se le otorga validez. No se puede banalizar el hecho de que los demás comprendan cosas.

¿Cómo valoras la comunicación que se ha hecho de los diferentes aspectos relacionados con la pandemia?

En la pandemia por el coronavirus yo entiendo perfectamente a todas las personas que opinan y muestran su descontento por las decisiones que se toman. Pero estas decisiones están por encima de cualquier persona. Desde la perspectiva del clínico, del médico o del que está viendo o escuchando a pacientes y gente del entorno, llega un momento en el que tenemos que ser responsables, a pesar de que no nos guste lo que se ha decidido, no lo entendamos o no estemos de acuerdo con lo que nos han pedido. Está la responsabilidad de quienes nos dirigen y luego la responsabilidad individual, y tenemos que entender que estamos en un momento en el que se nos pide ser responsables; y no se trata sólo de lavarse las manos o toser en el codo. Seguir limitando los contactos y los desplazamientos, vacunarnos cuando nos llamen y no rechazar ninguno de los sueros también es un acto de responsabilidad y es lo que toca ahora.

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