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Fármacos, insecticidas, cosméticos o metales pesados: la basura que no se ve

Estos contaminantes producen un perjuicio al medio terrestre, pero también afectan a los usos que los seres humanos hacemos del mismo

Más de un centenar de sustancias tóxicas derivadas de medicamentos, plaguicidas, pinturas, cosméticos o productos de limpieza flotan y se depositan en las orillas de los ríos españoles y restos de metales pesados se cuelan en el organismo de nuestra fauna más amenazada; es la basura que no se ve.

Más allá de las botellas de plástico, las colillas, las toallitas y demás residuos que siembran los espacios protegidos, la presencia en el medio terrestre de contaminantes de origen químico amenaza a ríos, arroyos o lagunas, afecta a los usos antrópicos (por el ser humano) del suelo y es responsable en gran medida de la contaminación que llega al océano.

En 2017, la organización conservacionista SEO/BirdLife y Ecoembes lanzaron el proyecto Libera para concienciar y movilizar a la ciudadanía en el mantenimiento de los espacios naturales libres de lo que se denominó "basuraleza", a través del conocimiento, la prevención y la participación.

Y con esta iniciativa nació Libera Ciencia, para "con datos estandarizados, científicos y tomados de manera rigurosa, cuantificar el impacto no solo de la basura, sino de todos esos contaminantes difíciles de detectar a simple vista", explica Carlos Ciudad, técnico de la ONG conservacionista.

Hasta 34 compuestos farmacológicos, más de 30 plaguicidas, decenas de sustancias tóxicas usadas en pinturas, cosméticos, ropa o juguetes, 16 hidrocarburos, retardantes de llama, líquidos refrigerantes... la lista de contaminantes supera el centenar.

Carlos Ciudad recorre las 140 Áreas Importantes para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad (IBA, por sus siglas en inglés) seleccionadas por SEO/BirdLife para hacer un muestreo "lo más homogéneo posible", ya que estos espacios protegidos (469 en toda España) se definieron "en base a criterios estandarizados científicos y numéricos".

Ayudado por la red de voluntarios de SEO/BirdLife, Carlos toma muestras también de heces de zorro que encuentra a su paso y hace inventario de "la basura que no se ve" en estas IBA, que simbolizan los siete hábitats más representativos de España.

"En este proyecto nos hemos centrado en tener un mapa genérico de la contaminación, aunque lo ideal es ir más allá para ver también cómo afecta a la fauna", ha subrayado el experto, porque "los carnívoros, que están en la cúspide de la cadena alimenticia, son los que acumulan más metales pesados en su interior".

Con ayuda de una pértiga, una barrena, una draga, palas, filtros, pinzas, tubos de ensayo y otros recipientes, Carlos dedica una jornada por IBA, durante la que recoge agua y sedimentos del río, laguna o arroyo -en caso de que tenga- y tierra del entorno, que mezcla y filtra.

Las muestras tomadas de tres puntos diferentes de cada IBA permitirán después -en función del grado de exposición a la fuente contaminante- determinar la presencia de microplásticos, químicos, fármacos y otros tóxicos mediante su análisis en el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) de Barcelona.

Según Carlos Ciudad, "estos contaminantes producen en sí mismos un perjuicio al medio terrestre, pero también afectan a los usos antrópicos del mismo y aportan casi el 80% de los plásticos presentes en nuestros mares".

Para el técnico de SEO/BirdLife, aún es difícil concluir si existe algún punto negro de contaminación entre las áreas estudiadas, pues la evaluación de los residuos encontrados en los muestreos "se hará de forma conjunta", pero "ya sabemos qué contaminantes hay en todas ellas".

"Contamos además con estudios previos, que han determinado que los medicamentos, diluidos en la orina, no son eliminados de manera adecuada en las depuradoras y llegan hasta los ríos", añade.

Otros estudios han demostrado la afección de los metales pesados derivados de la actividad cinegética o de materiales de construcción sobre la reproducción, el crecimiento y la supervivencia de muchas especies.

Además, "en los países desarrollados existe un sobreuso de fertilizantes y herbicidas en el campo, en ocasiones necesario para que la producción sea rentable, pero en otras las propias fábricas reconocen que se utiliza más cantidad de la necesaria", subraya.

Y reconoce que los largos ríos españoles, como el Tajo o el Guadalquivir, "acumulan en su recorrido sustancias procedentes de los grandes focos de contaminación", como núcleos de población, depuradoras, áreas industriales y zonas agrícolas o ganaderas.

SEO/BirdLife y Ecoembes esperan que los resultados obtenidos de este proyecto "sugieran el origen de esos contaminantes y animen a las administraciones a adoptar medidas correctoras", ha señalado Carlos Ciudad, quien ha hecho hincapié en la importancia de "dar continuidad" al trabajo, con un estudio profundo de la afección en la avifauna o en los grandes carnívoros.

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