Un nuevo trabajo propone que una serie de patrones complejos de transmisión de enfermedades de los humanos modernos pudieron acabar con ellos en Europa y Asia en apenas unos pocos miles de años
Gili Greenbaum, de la Universidad de Stanford (EE.UU.), ha publicado un artículo en la revista Nature Communications donde da una explicación sobre cómo pudieron desaparecer los neandertales hace unos 40.000 años, proponiendo que una serie de patrones complejos de transmisión de enfermedades de los humanos modernos pudieron acabar con ellos en Europa y Asia en apenas unos pocos miles de años, y también explica por qué no terminaron con ellos antes.
Las evidencias arqueológicas sugieren que el encuentro inicial entre los neandertales euroasiáticos y los humanos modernos (nuestros antepasados) que procedían de África sucedió hace más de 130.000 años, en la región del Mediterráneo oriental (el Levante).
Sin embargo, pasaron miles de años antes de que los neandertales empezaran a desaparecer y los humanos modernos se expandieran más allá del Levante. ¿Por qué tardaron tanto?
Usando modelos matemáticos sobre la transmisión de enfermedades y el flujo de genes, Greenbaum y sus colegas demostraron cómo las enfermedades únicas albergadas por neandertales y humanos modernos pudieron haber creado una especie de barrea invisible que desalentó las entradas en territorio enemigo. Dentro de esta estrecha zona de contacto, que estaba centrada en el Levante cuando se efectuó el primero, ambas especies coexistieron en un equilibrio incómodo que duró decenas de milenios.
Irónicamente, lo que pudo haber roto el empate y acabó por permitir que nuestros antepasados suplantaran a los neandertales fue el entrecruzamiento de las dos especies. Los humanos híbridos nacidos de tales uniones podrían haber transportado genes relacionados con la inmunidad de ambas especies, que poco a poco se expandirían a través de las dos poblaciones.
Pero a medida que estos genes protectores se expandieron, los problemas de enfermedades o las consecuencias de las infecciones dentro de los dos grupos desaparecieron gradualmente. Al final, llegó un punto en que los humanos modernos adquirieron suficiente inmunidad como para permitirles ir más allá del Levante y penetrar en el territorio neandertal, con pocas consecuencias para su salud.
En ese momento, cualquier ventaja que pudieran haber tenido los humanos modernos sobre los neandertales, como mejores armas o estructuras sociales más sofisticadas, pudo haber tenido una mayor importancia.
Para entender por qué los humanos modernos reemplazaron a los neandertales y no al revés, los investigadores modelaron que pasaría si las enfermedades tropicales de nuestros antepasados fueran más mortales o más numerosas que las que transportaban los neandertales. Y el resultado es que las enfermedades procedentes de los trópicos eran más peligrosas que las de las regiones templadas. Esa diferencia se amplió con el tiempo, y llegó un momento en que los humanos modernos no padecerían las enfermedades neandertales. Y dado que penetraron cada vez más en Eurasia, debieron encontrar poblaciones neandertales que no se habían beneficiado de la hibridación y por tanto estaban indefensos ante las enfermedades del humano moderno.
Algo así pudo ocurrir también cuando los europeos llegaron a América en los siglos XV y XVI, donde muchos indígenas fueron diezmados por las peores enfermedades europeas.
