La azucarera de Aranjuez 


 ¿Cómo se fabricaba el azúcar?

El azúcar que consumimos habitualmente se obtiene a partir de la remolacha, extrayendo la sacarosa de sus raíces mediante un proceso de cocción, depuración y fermentado continuado.

Tradicionalmente, este proceso de transformación agroindustrial se concentra a lo largo de los tres meses que dura la Campaña (zafra o molienda), de noviembre a febrero aproximadamente. El resto del año se dedica a los trabajos de reparación, limpieza y mantenimiento de las instalaciones.

En nuestro caso, la remolacha que abastecía la fábrica se cultivaba las huertas de la Vega, en algunas fincas particulares de Aranjuez (Las Infantas y Castillejo) y en pueblos vecinos como Seseña, Algodor, Villaseca, Mora, Huelves, etc. En su conjunto, se trataba de pequeñas explotaciones agrarias con una consolidada tradición de regadío y de abundante empleo de mano de obra, localizadas en un entorno geográfico semicircular al sur de Aranjuez, a una distancia máxima de 80 kilómetros de la fábrica.

El ciclo productivo se iniciaba con la recepción de la remolacha que llegaba a la fábrica descoronada y limpia de hojas. Una vez pesada era descargada en unos silos o depósitos rectangulares dotados en su base de un canal hidráulico que la transportaba hasta la sección del lavado. Ya lavada y sin tierra, la remolacha subía por medio de una noria a los molinos de picado o corta-raíces donde era triturada y reducida a tiras alargadas de muy poca sección que formaban una masa esponjosa llamada coseta.

Panorámica de la Azucarera de Aranjuez con los silos en primer plano
Panorámica de la Azucarera de Aranjuez con los silos en primer plano
(P. Candela, 1998)
Difusor de remolacha
Difusor de remolacha. Enciclopedia Universal Ilustrada.
Madrid Espasa Calpe, 1931.

A partir de aquí, comenzaba el proceso de cocción, la cosecha era enviada a los difusores, unos depósitos de fundición de metro y medio de diámetro, donde hervía con agua a altas temperaturas permitiendo extraer el azúcar contenido en el interior de las células de la remolacha.

En la difusión se obtenían dos productos, por un lado, un jugo concentrado que pasaba a los depósitos medidores para continuar el ciclo productivo y, por otro lado, se obtenía la pulpa, un subproducto aprovechado para fabricar piensos (deshidratado) para animales y que se envasaba en sacos en un almacén colindante.

El jugo extraído seguía el curso principal de fabricación que, a partir de ese momento, entraba en un proceso químico, destinado a intensificar la depuración y fermentación del producto. Para ello, limpiarlo de impurezas (‘encalado’), filtrarlo (‘carbonatación’) y extraerle el agua hasta conseguir la máxima concentración (‘centrifugadores’) eran algunas de las operaciones imprescindibles para obtener el azúcar cristalizado y prepararlo para su comercialización.


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