A la Central eléctrica se accede recorriendo unos cien metros por el desvío que encontramos a la derecha, justo enfrente de la nave de embotellado.

Esta pequeña central hidroeléctrica a las orillas de río Tajuña, fue construida a finales del siglo XIX ocupando el lugar de un viejo molino harinero que aprovechaba el salto de agua existente para poner en funcionamiento las instalaciones de elevación de agua, iluminación, caldeo y demás necesidades de la industria de aguas minero medicinales

Su construcción, realizada en fábrica de mampostería de piedra caliza gruesa, posee un interesante valor estético que radica tanto en el diseño y composición técnicos, como en el tratamiento y solución de su fachada.

La Central se abastecía a través de un caz que partía del generoso salto de agua creado en el curso del Tajuña a su paso más próximo al edificio. Lo que crea, entre el curso del canal, el rio y el edificio un particular espacio en forma de isla, cubierto de olmos centenarios.

Este espacio natural conocido popularmente como "La isla" ha sido durante décadas uno de los lugares preferidos de ocio y diversión de la población local.