Horcajuelo de la Sierra: Museo, Fragua y Mina de Plata 


 La Antigua Fragua

La propia María Angeles, una vez concluida la visita al museo, nos conducirá a la fragua, también restaurada, que se abre hacia la angosta calle que, no podía ser de otra manera, se llama calle de la Fragua.

Fuelle, que servía para avivar el fuego en la fragua
El fuelle era el aparato que servía para avivar el fuego en la fragua.

La fragua era fundamental en el funcionamiento de los pueblos de la sierra. Para comprenderlo mejor, nos vamos a remontar a los primeros momentos de Horcajuelo.

Aunque el origen de este pueblo es incierto, sí se sabe que estuvo ligado a la formación de la Tierra de Buitrago, que se constituyó cuando estos territorios fueron recuperados por los reinos cristianos durante la Reconquista. En el lento proceso de repoblación y cristianización, iniciado por el rey Alfonso VI en el año de 1096, debieron también intervenir algunas órdenes religiosas que se asentaron en estos parajes, y que aglutinaron a pastores que, primero, viviendo en chozas, luego, construyendo viviendas estables, configuraron el Horcajuelo primigenio.

Durante el siglo XVI, Horcajuelo pertenecía a la Comunidad de Villa y Tierra de Buitrago, que se regía por una comunidad de pastos y tierras. Desde ese momento, como se puede leer en el Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1752, “la tejera, los molinos y la fragua eran bienes del Concejo”.

Dado que la principal ocupación de los habitantes de estas tierras era la ganadería, se hacía obligado proceder al herraje de los animales, como también arreglar los desperfectos que pudieran haberse ocasionado en los aperos agrícolas.

El herrero solía realizar su tarea a cambio de dinero o de otro producto (trigo, centeno o lino). Entre sus principales tareas estaba la de proteger el casco de los caballos, asnos o mulos, y la pezuña de los bueyes y vacas, a fin de evitar su desgaste. Para ello, el herrero fabricaba las herraduras que luego debían ser calzadas en el potro de herrar.

La fragua de Horcajuelo permite contemplar las principales herramientas del herrero: la fragua, el fuelle, la pileta, la bigornia o yunque, la mesa, la rueda de afilar, la butrola, la clavera, el destajador, la grifa, los camones o cartelas y el depósito de combustible


Yunque: instrumento construido por un bloque de hierro acerado de geometría paralelepipédica denominado “estómago”, cuya parte superior rectangular se denomina “mesa”
El yunque es un instrumento construido por un bloque de hierro acerado de geometría
paralelepipédica denominado “estómago”, cuya parte superior rectangular se denomina “mesa”.
De los laterales del “estómago” salen dos picos (o “peñas”): la de forma piramidal (en la izquierda de la foto),
recibe el nombre de “peña cuadrada”; la otra, cónica, se conoce como ”peña redonda”.
En la parte superior de la “mesa”, hay dos agujeros para acoplar otros instrumentos.
El yunque se usa para forjar el hierro.
En la zona de fragua, se fundían los metales de reducidas dimensiones
En la zona de fragua, se fundían los metales de reducidas dimensiones.
A su lado, se puede ver la pileta, lugar donde se enfrían y
templan los metales tras su paso por la fragua

Mientras admiramos este lugar, una audición nos va explicando la vida de los herreros de Horcajuelo. Si cerráramos los ojos, escucharíamos una voz que nos cuenta que “he vuelto hoy, veinte años después al camino que cada día me traía a esta fragua. Al contemplar estas paredes, vienen a mi memoria recuerdos de la infancia. Ya de niño, al salir de la escuela, me dirigía a la fragua para ayudar a mi padre, el herrero de Horcajuelo”.

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