El Esparto: Trabajo e Industría en Villarejo de Salvanés 


 Su predominio en el sudeste madrileño

El Partido Judicial de Chinchón concentró la mayor producción de esparto de la provincia. En 1948, la superficie cultivada ascendía a 8.483 hectáreas, obteniéndose un volumen total de 1.737.709 Kilogramos, la producción media de esparto por hectárea era 204 kgs. Los municipios de Aranjuez, Colmenar de Oreja, Chinchón y Villarejo de Salvanés encabezan la lista, aunque fueron Villarejo, Valdaracete, Tielmes y Fuentidueña, los que registraron una mayor capacidad productiva.

A mediados de siglo XX, Villarejo de Salvanés ocupaba un lugar protagonista en el mapa provincial con un censo de diez empresarios locales con dotación de dos balsas, dieciséis mazos, nueve rastrillos y once ruedas capaces de hilar anualmente 396.000 kgs. de esparto.

En Villarejo de Salvanés, la explotación del esparto proviene de una antigua tradición que, como en otras poblaciones del entorno, aprovechaba la abundante planta que florecía en los cerros más próximos.

A mediados del novecientos, Madoz se hace eco de la actividad local orientada a la elaboración de sogas de esparto de todos los tamaños y, en 1905, la estadística oficial recoge el funcionamiento de cuatro fábricas de esparto en Colmenar y Villarejo.

Si bien con la llegada del siglo XX avanzaron algunos esfuerzos locales de industrialización del esparto, instalándose las primeras factorías equipadas con mazos y ruedas de hilar, no fue hasta después de la Guerra Civil, cuando se vivió el verdadero boom de la industria espartera.

Así para mediados del siglo veinte, tal y como recoge La Topografía médica de Villarejo de Salvanés (1959), en el pueblo funcionan a pleno rendimiento cinco grandes fábricas y numerosos talleres domésticos. Las primeras estaban ubicadas en las afueras de la población y respondían a un tipo de construcción de aspecto primitivo que reunía las condiciones higiénicas necesarias.

Especialmente, se menciona la dotación de aspiradores encargados de expulsar al exterior el polvo que desprendía el esparto. Estos amplios centros de trabajo estaban compuestos por una gran nave rectangular de altos techos y con muros provistos de generosos ventanales que daban, por un lado, a la calle y, por otro, se comunicaban con un patio o corraliza. En esta nave central, donde aparecía instalada la maquinaria, se llevaban a acabo las operaciones de trenzado y acabado de las piezas. Las labores de cortado de las fibras, trituración y cardado, etc., se practicaban en el patio central, mientras que la cocción del esparto, se realizaba en una estancia independiente.

Interior de una antigua espartería de Villarejo de Salvanés
Interior de una antigua espartería de Villarejo
de Salvanés. (P. Candela, 1999)

Imprimir Cerrar ventana Subir