Google vs. Microsoft: Muchas batallas desiguales

Es llamativo ver como estas dos grandes empresas tecnológicas con productos estrella aparentemente poco relacionados van, cada vez más, coincidiendo en mercados en los que tienen que competir.

Microsoft tiene como productos más rentables sus sistemas operativos Windows y su suite ofimática Office. A Google, su reconocimiento le viene por su potente motor de búsqueda. Ambas empresas son líderes en estos mercados pero a la obsesión de Microsoft por tener una sólida presencia en Internet, le ha contestado Google con lanzamientos como Google apps.

Es posible que estos movimientos se deban a una estrategia de competencia en múltipes puntos o, al menos en algunos casos, a la caída de las barreras de entrada existentes como consecuencia del desplazamiento de la batalla a Internet. Estos mercado oligopólicos con escasas barreras de entrada carecen por definición de interés estratégico salvo que sus actores crean que estas barreras se puedan levantar artificialmente en el futuro.

En concreto, tres batallas muy desiguales se han reactivado en los últimos días: Microsoft ha estrenado buscador, Google permite sincronizar Outlook y Windows 7 comienza su ofensiva.

Con el lanzamiento del buscador Bing.com, Microsoft desea recortar distancias con el gran dominador Google y inalcanzable (por otros motivos) Yahoo. Además, han situado un enlace preferente para buscar productos (compras) con el que intentarán rentabilizar la compra de ciao.

La puesta en escena de Google sync para Outlook es un elemento que permite suavizar el cambio a las empresas que utilizan Microsoft Exchange como servidor de correo, calendario y contactos. En este caso desean reducir las barreras de entrada inventadas hábilmente por Microsoft.

Por último, los packs de Windows Vista puestos a la venta recientemente están incorporando la actualización gratuita a Windows 7 cuando salga el nuevo sistema operativo, una acción que mejora sustancialmente el odiado Vista mediante una simple variación de expectativas. Una forma barata de intentar frenar el interés que Android está despertando en los fabricantes de móviles y ordenadores.

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