Si tuviésemos que elegir entre todas las reformas urbanísticas efectuadas por Carlos III en Madrid, sin duda la más trascendente fue la efectuada en torno al Paseo del Prado.

Lo que había sido un espacio marginal, periférico y carente de interés urbanístico se convirtió en el nuevo y lustroso eje de la corte.

Por fin la capital de la Monarquía tenía una zona bella y funcional al mismo tiempo, premisas éstas imprescindibles en el pensamiento urbanístico ilustrado.

PLAN DE REFORMA DEL PASEO DEL PRADO

LINNEO Y SUS DISCÍPULOS

Se pretendió hacer una zona de esparcimiento, con jardines, arboledas, fuentes y estatuas convenientemente situadas a lo largo del Paseo, pero a la vez el más grande conjunto científico-monumental de la Villa y Corte.

El Paseo del Prado fue el Paseo de la Ciencia; en él se dieron cita la mayoría de las instituciones y establecimientos científicos del Madrid de la segunda mitad del siglo XVIII.

Si para los ilustrados la ciencia era uno de los pilares importantes de la reforma, es bastante lógico que pensasen en un enclave privilegiado para que ésta se pudiese desarrollar; y que mejor lugar para ello que el flamante Paseo del Prado, el nuevo lugar de moda en Madrid.

CAJAS PARA EL TRANSPORTE  DE PLANTAS (1779)

CARLOS III INTERESÁNDOSE  POR LAS PLANTAS

En este espacio tuvieron cabida instituciones como el Observatorio Astronómico, el Hospital y Colegio de Cirugía, el Real Laboratorio Químico y Estudio de Mineralogía y la institución que nos ocupa: El Real Jardín Botánico, de todo ellos, tal vez el proyecto que más se acercó al espíritu del reformismo borbónico ilustrado en materia de Ciencia, a medio camino entre la botánica utilitaria, la popularización de la Ciencia, la mera contemplación de la Naturaleza y el más puro ornato; nace con el firme propósito de impulsar la Botánica y promover su enseñanza en nuestro país, en el marco de una política científica dirigida hacia la creación de establecimientos científicos y técnicos de nuevo cuño, en clara sintonía con las actuaciones, en este campo, llevadas a cabo por las principales potencias de nuestro entorno europeo.

Fue fundado en 1755, en un espacio próximo al actual Palacio de la Moncloa, el "Soto de Migas Calientes", un antiguo lugar de recreo y cultivo de vegetales creado por el Boticario mayor, Louis Riqueur, para su disfrute personal.