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Autor
Antonio González Bueno, Universidad Complutense de Madrid

Hipólito Ruiz López (Belorado, Burgos, 1754 - Madrid, 1816)

Nacido en Belorado, diócesis de Burgos, el 8 de agosto de 1754, Hipólito Ruiz realizó sus primeros estudios de latinidad bajo la dirección de su tío, el sacerdote Basilio López. A los catorce años viajó a Madrid para estudiar, como practicante de farmacia, bajo la tutela de su otro tío, el farmacéutico Manuel López, con quien aprendió rudimentos de Lógica, Física experimental, Química y Farmacia. Estudió Botánica en el Jardín de Migas Calientes, bajo la dirección de Casimiro Gómez Ortega y Antonio Palau Verdera.

Nacido en Belorado, diócesis de Burgos, el 8 de agosto de 1754, Hipólito Ruiz realizó sus primeros estudios de latinidad bajo la dirección de su tío, el sacerdote Basilio López. A los catorce años viajó a Madrid para estudiar, como practicante de farmacia, bajo la tutela de su otro tío, el farmacéutico Manuel López, con quien aprendió rudimentos de Lógica, Física experimental, Química y Farmacia. Estudió Botánica en el Jardín de Migas Calientes, bajo la dirección de Casimiro Gómez Ortega y Antonio Palau Verdera.

Hipólito Ruiz se formó, creció y maduró a la sombra de su tío político, Casimiro Gómez Ortega; como él, entendió que la Ciencia -la Botánica en particular- era una útil herramienta con la que acceder al poder, e hizo uso de ella. Su viaje expedicionario americano le sirvió para introducirse en los círculos de la Real Academia de Medicina, donde brindó a Gómez Ortega un apoyo incondicional, y para intentar establecer algunos monopolios personales sobre los productos naturales americanos con utilidad terapéutica; Hipólito Ruiz se convirtió en la figura española de referencia en lo relativo a la investigación farmacológica con vegetales ultramarinos. Su entronque familiar con Gómez Ortega le facilitó el abrir 'botica pública' y participar, siempre a la sombra de Ortega, en la organización profesional farmacéutica.

Dibujo de Francisco Pulgar para la Flora Peruviana et Chilensis. Real Jardín Botánico (Madrid)

En abril de 1777, con apenas veintidós años y tan parca formación, recibiría, a través de Gómez Ortega, el encargo regio de dirigir una expedición científica a la América meridional; iría acompañado de otro joven español, José Pavón, dos dibujantes -José Brunete e Isidro Gálvez- y un médico de nacionalidad francesa, Joseph Dombey. La elección de Hipólito Ruiz, y la de los otros expedicionarios españoles, no debió ser nada fácil; en reiteradas ocasiones se ha puesto de manifiesto la premura con que hubo de gestarse este primer gran proyecto expedicionario ilustrado. Cabe pensar en una etapa de formación intensiva para los botánicos, desde su nombramiento oficioso, propiciado por C. Gómez Ortega, en noviembre de 1776 hasta el momento de partir hacia América un año después.

El viaje desde la Corte al puerto de Cádiz transcurre con normalidad; en Cádiz embarcaron a bordo de "El Peruano", tras seis meses de navegación, en los inicios de abril de 1777, arribaron al puerto de El Callao. Lima, la capital del Virreinato, recibió a los viajeros europeos con los lujos y agasajos de una Corte; las recepciones coparon el mes de abril. A comienzo de mayo dan inicio los trabajos de herborización, primero en las proximidades de Lima; luego trabajaron en las provincias costeras del norte del Perú, Huaura y Lurín, donde acuden, como acostumbra la alta sociedad limeña, a disfrutar de su benigno clima y de la frondosidad de su valle.

La actividad de estos europeos, cuidadosamente acicalados, pero recorriendo a pie los campos con las carpetas debajo del brazo para recoger plantas, llamó poderosamente la atención de los naturales, no acostumbrados a tales ejercicios. El pueblo acuñó para ellos el nombre de "brujos yerbateros", con el que se les reconocerá desde entonces.

Dibujo de Isidro Gálvez para la Flora Peruviana et Chilensis. Real Jardín Botánico (Madrid)

En la primavera de 1779 los expedicionarios se adentran en la Cordillera andina, Tarma y Xauxa fueron sus lugares preferentes de herborización. La naturaleza de estos lugares se les presenta como la tierra de promisión, el paraíso perdido, rico en especies medicinales con las que combatir las enfermedades conocidas en Europa. Durante los primeros meses de 1780, H. Ruiz y sus compañeros de expedición preparan una visita a Huánuco, en la entrada de la Amazonía, allí conocieron in vivo el levantamiento de Tupac-Amaru. Siguiendo su norma de trabajo, los expedicionarios volverán a Lima para preparar, desde allí, una nueva temporada de herborización; así lo hicieron los españoles, quienes volverían a trabajar en Tarma, mas no el francés, quien permaneció en Lima estudiando el flujo y reflujo del mar en el puerto de El Callao. No parece que la Monarquía española pudiera permitirse que un extranjero tuviera conocimiento de la situación de rebeldía que se vivía en su territorio colonial.

En diciembre de 1781 todo el equipo expedicionario parte hacia un nuevo destino, Talcahuano, en Chile. Atracaron en Talcahuano el 30 de enero de 1782, allí estaba la escuadra española y Ambrosio O'Higgins, Mariscal de Campo y Gobernador en funciones de la provincia, quien les ofrece todas las facilidades para el trabajo. Los botánicos comienzan sus labores de campo a mediados de febrero, siempre en las proximidades de la Concepción, no habrían de retirarse mucho pues O'Higgins quiere transmitir una imagen de dominio del territorio, especialmente ante los ojos del francés. La demostración tiene lugar en el fuerte Arauco, a fines de febrero de 1783, una ceremonia de tres días de duración en la que grupos indígenas desfilan ante militares españoles. A fines de marzo se dirigen a Santiago de Chile; proseguirían camino por Valparaíso, donde embarcaron con destino al puerto de Lima.

Tras algo menos de un mes de viaje, el navío atraca en el puerto de El Callao, Ruiz y el resto de los expedicionarios se trasladan de inmediato a Lima a la espera de las órdenes de la metrópoli. A fines de febrero de 1784 llegan a Lima las ansiadas noticias: Dombey embarcará con destino a Cádiz, no volverá a pisar las insurrectas montañas peruanas; los españoles han de proseguir con los trabajos botánicos en las mismas montañas donde al francés se le impide el acceso.

Fatigado, aquejado de fiebres, con dolores de cabeza y aún carente de lumbre y alimentos, Ruiz se dirige -junto con su compañero Pavón- hacia Huánuco en mayo de 1784; los dibujantes aún se retrasarían unos días más. Tras la partida de Dombey, en abril de 1784, se observan cambios significativos en el trabajo de los expedicionarios en el Perú; la expedición queda permanentemente instalada en el interior de las montañas; la investigación se centrará en los bosques de quinos, se herborizará menos, pero se estudiarán, con mucho detenimiento, durante largos períodos, en contacto directo con los cascarilleros, la forma de beneficiar el producto y los distintos tipos de árboles. En este trabajo invirtieron los expedicionarios el período comprendido entre mayo de 1784 y octubre de 1787.

Ruiz recibiría, el 12 de octubre de 1787, la orden de reorganizar la vuelta a la Península; el 31 de marzo de 1788, Ruiz y sus compañeros embarcaron en El Callao con destino a Cádiz. El 12 de octubre de 1788 los expedicionarios atracan en Cádiz, en esta ciudad permaneció Ruiz durante diez días a causa, una vez más, de su frágil estado de salud. Pavón e Gálvez salieron hacia Madrid el 18 de octubre; unos días después lo haría H. Ruiz, acompañando a las plantas. El 16 de diciembre Ruiz entraba en Madrid, donde fue recibido por su tío y por Casimiro Gómez Ortega. De este modo acababa una aventura que los expedicionarios vivieron marcada por las penalidades, la adversidad, la enfermedad y la muerte.

Cajón para transportar plantas vivas. Casimiro Gómez Ortega. Construccion sobre el modo mas seguro y economico de transportar plantas vivas por mar y tierra. Madrid, 1779

A su regreso a la metrópoli, como solución coyuntural, los expedicionarios fueron agregados al Real Jardín Botánico, aunque nunca quedaron integrados en su cuerpo laboral, de modo que el trabajo desempeñado por éstos se desarrolló de manera paralela a las actividades de esta institución.

En agosto de 1792, cuatro años después de su regreso, Ruiz y el resto de los expedicionarios disponen de una sede propia para la "Oficina de la Flora Americana", cuyo objetivo central será la edición de una Flora Peruviana et Chilensis, de la que, en vida de sus autores, vio la luz un Prodromus (Madrid, 1794) y los tres primeros volúmenes de la obra (Madrid, 1798-1802), firmados conjuntamente por Hipólito Ruiz y José Pavón. No obstante, el carácter utilitario que Gómez Ortega imprimió al proyecto, hizo que éste se decantara hacia la utilidad terapéutica y comercial de los vegetales americanos; no en vano el primer resultado publicado de esta Expedición fue una Quinología. (Madrid, 1792), firmada sólo por Hipólito Ruiz, prontamente traducida al italiano (Roma, 1792) y al alemán (Göttingen, 1794) y, parcial y posteriormente, al inglés (Londres, 1821).

Además de su trabajo en la "Oficina de la Flora Americana", Hipólito Ruiz supo dar nuevos derroteros a su vida profesional. Apenas un año después de llegar a Madrid tras la experiencia americana, el 5 de febrero de 1790, obtuvo el título de boticario por el que se le permitía "asentar y poner su botica pública"; ésta se ubicó en Madrid, en la calle Encomienda esquina a Mesón de Paredes. Su nueva profesión, y el continuo apoyo de Gómez Ortega, le hicieron tomar parte muy activa en la vida corporativa farmacéutica; entre 1798 y 1806 ocupó el cargo de primer secretario del Colegio de Boticarios de Madrid; en 1814 fue nombrado Visitador de Boticas de Madrid; con anterioridad había rechazado el nombramiento, ofertado en 1809 por el Gobierno intruso, de Examinador Supernumerario del Consejo de Sanidad; pese a ello, su nombre figuró en la relación elaborada por José Bonaparte como adecuados para ejercer la enseñanza de la Botánica.

Hipólito Ruiz falleció en Madrid, en 1816, a consecuencia de un derramamiento masivo de sangre por las fosas nasales.

Más información:

GONZALEZ BUENO, Antonio y RODRIGUEZ NOZAL, Raúl, 1996. Expedition to Peru and Chile (1777-1788): Inventory of scientific production. Huntia. Pittsburg: vol.9, no.2, pp.107-132.

RODRIGUEZ NOZAL, Raúl y GONZALEZ BUENO, Antonio, 2007. Estudio introductorio. En: RUIZ, Hipólito [RODRIGUEZ NOZAL, Raúl y GONZALEZ BUENO, Antonio, ed.]. Relación del viaje hecho a los reinos del Peru y Chile. Madrid: CSIC / Catarata, pp.1-94.

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