Fecha
Autor
Raúl Rodríguez Nozal, Dpto. de Ciencias Sanitarias y Médico-Sociales. Facultad de Medicina. Universidad de Alcalá

Joan Uriach i Feliu (ca. 1834 - 1907)

Joan Uriach i Feliu, fundador de los laboratorios farmacéuticos Uriach, fue un excelente hombre de negocios, sin formación empresarial específica, pero con una visión de futuro más que envidiable; forjó su actividad económica sobre bases comerciales y supo detectar las limitaciones de su modelo. El germen de lo que habría de ser la primitiva industria farmacéutica española se debió a la iniciativa individual de una minoría de farmacéuticos, de talante liberal y aperturista, y de comerciantes convencidos de la inevitabilidad de la revolución terapéutica y sus consecuencias. Joan Uriach estuvo en este bando, aprovechó el vacío dejado por los profesionales del ámbito farmacéutico, supo reconocer un negocio apenas explotado pero prometedor y lo dotó con los medios científicos y técnicos cuando ello fue preciso.

Joan Uriach i Feliu, fundador de los laboratorios farmacéuticos Uriach, fue un excelente hombre de negocios, sin formación empresarial específica, pero con una visión de futuro más que envidiable; forjó su actividad económica sobre bases comerciales y supo detectar las limitaciones de su modelo. El germen de lo que habría de ser la primitiva industria farmacéutica española se debió a la iniciativa individual de una minoría de farmacéuticos, de talante liberal y aperturista, y de comerciantes convencidos de la inevitabilidad de la revolución terapéutica y sus consecuencias. Joan Uriach estuvo en este bando, aprovechó el vacío dejado por los profesionales del ámbito farmacéutico, supo reconocer un negocio apenas explotado pero prometedor y lo dotó con los medios científicos y técnicos cuando ello fue preciso.

Cartel publicitario de la empresa J. Uriach & Cía. (1893). Archivo histórico de J. Uriach & Cía., S.A.

Joan Uriach i Feliu, fundador de los Laboratorios Uriach, una de las empresas farmacéuticas de capital nacional, ejemplo de negocio familiar, más relevantes y longevas de cuantas se han asentado en España, nació -hacia 1834- en el municipio barcelonés de Sant Andreu de Palomar. Tras muchos años como aprendiz y dependiente, en 1860 se hace cargo de la droguería de Rafael Vilaclara, a la que entró a trabajar a muy temprana edad, y casa con Josepa Uriach i Vallès con quien tendría once hijos, de los cuales sólo cuatro llegaron a mayores: Joaquim, Francesc, Trinitat y Carmen; los tres primeros constituyeron la segunda generación Uriach y sobre ellos recayó la responsabilidad de sostener, consolidar y mejorar la empresa creada por su padre.

El 26 de febrero de 1865, J. Uriach y el farmacéutico J. Alomar forman una sociedad para el comercio de drogas. Se trata de un proyecto hijo de su tiempo, enmarcado dentro de una tendencia moderna e innovadora, la del establecimiento en nuestro suelo de farmacias-droguería, popularmente conocidas como “farmacias centrales”, donde a la postre habrían de manifestarse los primeros comportamientos industrializadoresen lo relativo al medicamento elaborado en España.

La operación financiera de J. Uriach, un hombre fajado en los negocios y buen conocedor del sector, fue perfecta; al menos podríamos señalar hasta tres razones que bien pudieran haber justificado su decisión. Por un lado, los motivos de índole económica, la aportación de capital efectuada por J. Alomar dotaba a la nueva sociedad de mayores posibilidades comerciales y de crecimiento futuro; por otra parte, la tradicional droguería Vilaclara se transformaría en una farmacia central, capaz de vender productos medicinales extranjeros, pero también los de elaboración propia; por último, J. Uriach dignifica y ennoblecece su establecimiento que, de esta manera, entraría en el círculo farmacéutico sin abandonar el negocio de la droguería. Como en los matrimonios de compromiso, J. Uriach consigue la nacionalidad farmacéutica por la vía nupcial. A ella se aferraría, como lapa a la roca, durante el resto de su vida y dejaría todo preparado para que, a la muerte de J. Alomar, fuesen sus propios hijos, dos de ellos licenciados en Farmacia, quienes consolidasen la transformación de una droguería en un laboratorio farmacéutico.

Joan Uriach i Feliu. Retrato al óleo. Archivo histórico de J. Uriach & Cía., S.A

Su actitud vital, bien alejada del despilfarro, y su sentido comercial en el que, ante todo primaba la capitalización del negocio por encima del propio bienestar de su familia, le llevó a renunciar a una vida más holgada pero le permitió hacer frente a su gran anhelo: la creación de una empresa familiar dedicada a la droguería y a la farmacia, sin necesidad de colaboraciones profesionales foráneas. El 26 de enero de 1891 muere su socio J. Alomar, y J. Uriach se apresura a romper cualquier vínculo que aún pudiera existir con su viuda; apenas un mes y medio después, el 18 de marzo de 1891, crea una nueva sociedad comercial en comandita, con el nombre de “J. Uriach & Cía.” Tenía bien claro el futuro de esta nueva empresa, que estructuraría utilizando como pilares a sus propios hijos. El mayor, Joaquim, seguiría la estela trazada por su padre; aprendería los rudimentos del comercio desde dentro, comenzaría de empleado sin cualificar y, poco a poco, iría impregnándose de los secretos y la idiosincrasia del negocio familiar.

Los estudios y la formación científica recaerían bajo la responsabilidad de sus dos hermanos, Francesc y Trinitat, ambos farmacéuticos. El primero de ellos fue el contrapunto de Joaquim, su complemento perfecto; reservado, serio, trabajador, amigo de intelectuales, pintores y músicos, a su cargo quedarían el gran laboratorio que hubo de crearse y todos los asuntos de carácter científico relativos al negocio.

Cartel publicitario de la empresa Alomar y Uriach (1885). Archivo histórico de J. Uriach & Cía., S.A.

El pequeño, Trinitat, se encargaría de llevar las relaciones exteriores con el fin de obtener la representación en España de las más potentes firmas químico-farmacéuticas de Europa y  Norteamérica. De conversación fácil, simpático y con facilidad para los idiomas, viajaba con frecuencia al extranjero para lograr contratos de distribución de los productos medicinales franceses, italianos, ingleses o estadounidenses más renombrados e, incluso, licencias para su fabricación. Sus frecuentes viajes también le llevaban a Madrid, donde gestionaba ante las autoridades sanitarias los permisos pertinentes para el registro y la fabricación de los preparados medicinales Uriach, conforme a las normas legales establecidas.

Dependencias del Laboratorio Uriach: instalaciones de la calle del Bruch. Archivo histórico de J. Uriach & Cía., S.A.

La estructura concebida por Joan Uriach era, a finales del siglo XIX, en cierto modo parecida a la de las actuales grandes industrias del medicamento: una dirección ejecutiva que trazaba la política empresarial, una dirección técnico-farmacéutica y un departamento comercial, de vital importancia para la consolidación de la empresa. El modelo no sólo fue asumido por Joaquim, Francesc y Trinitat, tal y como lo pergeñara su padre, sino que fue perfeccionado gracias a la sintonía entre los tres hermanos, y el padre, y debido al mantenimiento del status quo implantado: los tres actuaban como directores o gerentes en sus respectivas áreas, pero quien tomaba las decisiones era el mayor, Joaquim, y en última instancia el padre.

El negocio de los Uriach comenzaba a tener hechuras de gran empresa, lo que se confirmaría con la construcción en Barcelona del laboratorio y de la fábrica de medicamentos y productos químico-farmacéuticos, que dio una relativa autosuficiencia respecto de las principales casas extranjeras productoras de especialidades farmacéuticas. Joan Uriach i Feliu fallecía en julio de 1907, dejando bien encauzado el futuro de la empresa. El laboratorio Uriach, consolidado como droguería farmacéutica importante, engrosaba así el núcleo precoz de farmacias y laboratorios catalanes (Formiguera, Fortuny, Aguilar, Genové, Pizá, Poquet, Comabella, Massó o Andreu) que siguieron la senda de la fabricación industrial o pseudoindustrial.

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