Ahorrar energía
es el camino más eficaz para reducir las emisiones contaminantes
de CO2 (dióxido de carbono) a la atmósfera, y por tanto
detener el calentamiento global del planeta y el cambio
climático. Es también el camino más sencillo y rápido para
lograrlo. Por cada kilovatio-hora de electricidad que ahorremos,
evitaremos la emisión de aproximadamente un kilogramo de
CO 2 en la central térmica donde se quema carbón o petróleo
para producir esa electricidad.
Además,
ahorrar energía tiene otras ventajas adicionales para el
medio ambiente, pues con ello evitamos: lluvias ácidas,
mareas negras, contaminación del aire, residuos radiactivos,
riesgo de accidentes nucleares, proliferación de armas atómicas,
destrucción de bosques, devastación de parajes naturales,
desertificación.
Pero
esas ventajas también alcanzan a nuestros bolsillos: cada
kilovatio-hora le cuesta al consumidor más de 16 pesetas
(en 1997), de forma que cambiar de hábitos o sustituir los
aparatos por otros menos despilfarradores nos ahorra dinero;
en algunos casos la alternativa que proponemos puede parecer
más cara, pero lo que nos gastemos al principio lo recuperamos
de manera más o menos rápida, pues habremos reducido el
gasto en energía (factura de la luz, etc.) Una vez amortizado,
comenzamos a ahorrar dinero (lo que dejamos de gastar en
energía).
Todas
estas ventajas se traducen por sí mismas en una mejor calidad
de vida, más aún si consumir menos energía va unido a la
mejora de los servicios que ésta nos proporciona (luz, calor,
movimiento
) es decir, se trata de mejorar la EFICIENCIA
ENERGETICA.
Así pondremos freno a la actual situación de despilfarro
eergético: en muchas ocasiones consumimos demasiada energía,
que no necesitamos, recibiendo poco o ningún servicio y,
a veces, un mal servicio e incluso perjuicios.
Ahorrar energía es también un deber de solidaridad,
si tenemos en cuenta que cada habitante de los países desarrollados
consume, por término medio, la misma energía que 16 ciudadanos
del Tercer Mundo, y que los europeos occidentales somos
responsables de la emisión de seis veces más cantidad de
CO2 que los africanos.
Tú puedes ahorrar energía de muchas formas (
qué puedes hacer tú).