Recortes salariales que pueden herir de muerte (a la ciencia en España)

Como ya habréis leído en prensa, visto en las noticias, etc… el gobierno de España decidió, mediante un decreto ley del pasado mes, aplicar un recorte del 5% al salario de todo el personal público (funcionarios, personal laboral, etc…) para afrontar la grave situación económica en la que se encuentra España.

Reflexionando un poco a golpe de teclado, ¿qué tipo de empleos y tareas desarrolla el personal público? Desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hasta los bedeles, desde los médicos y enfermeras hasta los maestros de escuelas rurales, desde los altos cargos públicos hasta el último currito de cualquier ministerio… Y, además, buena parte del personal dedicado a la ciencia en España, dado que apenas existe investigación científica en España en el sector privado.

Y ese personal dedicado a la ciencia («el motor que nos iba a sacar de la crisis» según palabras de algunos políticos) no son sólo los profesores de investigación con plaza de funcionario y sueldo asegurado, sino también todos los precarios: los ayudantes de investigación, los técnicos de laboratorio, los becarios, y tantos empleos que no menciono o que he olvidado pero imprescindibles.

En una situación de crisis a nivel estatal, en la que es necesario recortar gastos y ahorrar todo lo posible, entra el pánico y es muy fácil perder visión de futuro. Es muy fácil tomar la decisión de recortar en aquellas partidas que no proporcionen resultados inmediatos. Pero también hay que hacer el esfuerzo de sopesar las consecuencias de dichos recortes, al menos a medio plazo, porque si perdemos la visión a medio y largo plazo iremos dando tumbos, y así difícilmente podremos salir del hoyo de la crisis.

Una de esas pérdidas de visión la estoy viendo (y viviendo) durante estos días. En algunos centros de investigación creados en el marco de las fundaciones, como por ejemplo CNIO o CNIC, también se está aplicando el Real Decreto. Buena parte de la financiación de este tipo de centros y fundaciones es privada, proveniente de empresas, otras fundaciones, y donaciones privadas, pero aún así están obligados.

Sus trabajadores, independientemente de cuál sea su cargo, y que por ejemplo, estén contratados por obra y servicio para un proyecto de la Unión Europea y su sueldo venga de allí, sea becarios o personal de plantilla o su sueldo venga de un proyecto con una empresa privada, también se ven afectados. Ninguno cobra dinero público (salvo por circunstancias de la vida, los becarios con beca pública), ninguno recibe el trato de trabajador público. Muchos de los becarios están con becas privadas que se han ganado con su propio esfuerzo. Muchos de los investigadores fueron atraídos (o rescatados de vuelta a España) por los medios disponibles para llevar adelante sus líneas de investigación, algunos otros por la posibilidad de recibir un sueldo razonable, pero en general por la posibilidad de desarrollar su carrera científica en España. Y me refiero a gente sobresaliente, gente que es difícil volver a atraer una vez toman el camino del extranjero.

Resulta chocante, ¿no? Y sin embargo, «la decisión ha venido de arriba». Desconozco si la decisión ha sido debatida, aprobada o si simplemente ha pasado por las juntas gestoras de los patronatos que rigen estas fundaciones, donde los principales patrocinadores de centros de investigación de este tipo tienen voz y voto. Lo único que sé es que esta aplicación sin sentido del Real Decreto, aplicación aprobada por una comisión ejecutiva de los Ministerios de Economía y Hacienda y Presidencia del Gobierno, y con el visto bueno de la Abogacía del Estado, está permitiendo el recorte de sueldos asociados a contratos que hasta hace dos días nadie habría dudado que son privados.

Hay varias formas de herir de muerte a la ciencia en un país con poca inversión privada en investigación científica: inversiones y presupuestos; relevancia del personal investigador; y credibilidad a nivel de proyecto a medio y largo plazo. Que cada uno saque sus propias conclusiones sobre el caso español.

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5 comentarios

  1. Yo he trabajado varios años para una fundación de investigación y he comprobado que son otro mundo. Parece que hay un vacio de derechos, pero nunca de obligaciones. Es totalmente injusto que te traten según les convenga. Para las cosas malas como un trabajador del sector público y para las condiciones laborales, como un trabajador privado.

  2. Antes de las últimas elecciones generales el presidente Zapatero presentó su programa en el CSIC y todo fueron apoyos y aclamaciones porque prometió el oro y el moro.
    Si se le apoyó entonces ahora hay que apechugar con las consecuencias. Aprended para el futuro a no ser tan ingenuos, o a no venderos tan fácilmente a alguien que luego os va a dar la estacada.

  3. La ciencia en España ya lleva mucho tiempo herida, por diferentes estocadas.
    Yo trabajo en la Universidad y lo que he llegado a ver entre los profesores con plaza fija es dantesco y la mayoría de las veces el trato que le dan a los becarios es denigrante o de simple y dura indiferencia ante su duro trabajo. Por mi todos a la calle.
    Y es cierto que también los becarios o investigadores con beca están en un vacío legal y según interese son becarios o funcionarios. Con todos estos impedimentos parece un milagro que sigamos publicando y haciendo ciencia de calidad.

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