LUMINOSO CERVANTES<br>
La complejidad de Cervantes, su excepcional poder de captación de la realidad se conjuga con su inserción en su determinante circunstancia española
Reseña realizada por Miguel García-Posada<br>
La aproximación a los escritores cumbres de las literaturas occidentales debe ser siempre bienvenida, pero de modo especial cuando se emprende sin tecnicismos ni erudiciones ni, desde luego, saberes extrínsecos a los autores indagados. Lo que no quiere decir que tal aproximación pueda hacerse sin conocimiento de causa, claro está. Esta obra de Julián Marías cumple a la perfección con lo que acabamos de decir. Publicado por primera vez en 1990, no es un libro para cervantistas, sino para lectores cultos. Bajo el signo de la perspectiva orteguiana, Marías ensaya la suya para acercarse al autor y su obra.
En posesión de un poder de comunicación que sólo tienen los grandes maestros y dueño de un estilo elegante, transparente y llano, fiel siempre al pensamiento del ensayista, Marías comienza examinando la historia de España desde sus orígenes hasta la época de Cervantes, con el propósito de establecer la circunstancia determinante del autor del Quijote, que encuentra en su condición española, su <<españolía>>, para decirlo con término cervantino: esta condición es <<el cauce de todas las demás [trayectorias], pretensión de libertad, tan esencial en sus ideas como en la vida de sus personajes; finalmente, la mismidad o autenticidad como condición de la vida>> (página 149).
Puede impugnarse la visión menendezpidaliana y algo risueña de la historia de España que Marías ofrece, y, asimismo, su consideración de Cervantes como criatura optimista y bien integrada (Cervantes odió a Felipe II y simpatizó con el erasmismo), exenta de sombras, así como su análisis <<positivo>> de toda la obra cervantina (y no solo del Quijote); pero es muy difícil no sentirse ganado por la profunda coherencia del discurso de Marías, por su rigor conceptual y por el acierto supremo que consiste en hacer residir la grandeza de esta obra en su formidable capacidad de transmitir realidad, superior incluso a su incomparable poder de invención: <<Lo que Cervantes "dice", lo que "piensa" u "opina" deja fuera lo más importante: lo que en el Quijote "hay">> (página 213). De ahí la inagotabilidad del gran libro, en especial, y de las obras maestras narrativas. Marías corrobora su aserción con multitud de argumentos, que incluyen los registros linguísticos, la variedad de los personajes y situaciones, etc.
En la historia de la exégesis cervantina esta obra representa, sin duda, un hito capital. Aunque la tenida por edición más <<científica>> del Quijote (la de Francisco Rico, 1998) la aproveche poco, por decirlo así; pero no es, de todas maneras, la única objeción que cabe hacer a tan reputada edición.