Ciencia y Cultura


EL PRIMER CÍRCULO

 

El primer círculo Solzhenistsyn,  Alexandr.

Tusquets. Barcelona, 1992.

 
 
 
 

EL AUTOR

Es Alexandr Solzhenitsin el más conocido internacionalmente de los escritores rusos vivos. Como al gran Pasternak, posiblemente el mayor poeta ruso del siglo XX, esta celebridad le vino de su actitud disidente respecto a la dictadura comunista, que alcanzó su cenit cuando, galardonado con el Premio Nobel en 1970, las autoridades soviéticas de entonces, capitaneadas por el camarada Breznev, le impidieron recoger la alta distinción. Para entonces el escritor había recorrido un largo calvario. Nacido en 1918, sirvió en el ejercito soviético entre 1941 y 1945, año este en que fue deportado y sentenciado a ocho años de prisión por las opiniones vertidas en una carta (!!!) a un amigo. Deportado en el Asia central, recogió material para su primera novela, Un día en la vida de Iván Denisovitch, que lo hizo famoso. Siguió publicando hasta que fue primero expulsado de la oficial Unión de Escritores y después en 1974 deportado a la antigua República Democrática y privado de la ciudadanía soviética, coincidiendo con la publicación del primer tomo de El archipiélago Gulag, impresionante testimonio sobre la represión del sistema policiaco y penitenciario soviético, que se convirtió en seguida en un clásico. Estalinismo y Gulag se han convertido hoy en sinónimos. Los volúmenes segundo y tercero fueron publicados en 1975 y 1978. Otra de sus grandes novelas es El pabellón del Cáncer, que versa en el fondo sobre la misma temática.

 
 

RESUMEN ARGUMENTAL

Escrita durante treinta años, en medio de las más azarosas y problemáticas condiciones (cárcel del autor, censura, salidas del material literario en forma clandestina hacia Occidente), la versión definitiva solo pudo publicarse en 1968. El titulo alude al "primer círculo" de la Divina Comedia dantesca. Es el que Dante reserva a los antiguos sabios: los condenaba como cristiano, pero les daba trato preferente como renacentista. El centro de la acción narrativa se encuentra en una sharashkka, una prisión especial donde se hallan confinados destacados científicos que penan allí sus actitudes y actos contrarios al régimen. Como dice un personaje, recién llegado a la cárcel: "...! nunca me sentí tan beatíficamente feliz como hoy! ¿Dónde he venido a parar? Mañana no me harán marchar sobre agua helada! ¡Cuarenta gramos de mantequilla! ¿Pan negro en las mesas! ¡Los libros no están prohibidos! ¡Los carceleros no pegan a los presos? ¿Qué cumbre luminosa es esa? Me habré muerto? Lo estaré soñando? ¡Se me antoja que estoy en el paraíso!" (páginas 25-26). La evidente ironía refleja el horror del sistema penitenciario soviético, que aquí, en efecto, se encuentra atenuado, aunque sea manifiestamente repugnante y lesivo para los derechos humanos: prohibición de ver a los familiares, autorización para hacerlo en condiciones muy precarias, vigilancia de todos sus movimientos... El núcleo argumental se genera sobre la base de una escucha telefónica que ha detectado la llamada de un funcionario soviético a la embajada de los Estados Unidos advirtiéndoles de la inminente llegada a Nueva York de un hombre del régimen con piezas aptas para montar una bomba atómica. El laboratorio de acústica de la prisión se pone en movimiento y a través de complicados procedimientos consigue detectar al traidor. Pero hasta llegar aquí la novela es la historia de la vida de los presos y de sus allegados, sometidos todos, por acción u omisión, a las condiciones más aberrantes, aunque ya se ve que podían ser peores. Hay un retrato de Stalin prodigioso (capítulos 19-23) que lo pinta como frío, astuto, asesino convencido de la aplicación de la pena de muerte oficialmente abolida, penetrante, megalómano: "Bonaparte, ése sí fue todo un tipo. No tuvo miedo de los ladridos de los club jacobinos y se proclamó emperador. Asunto concluido.

// La palabra "emperador" nada tiene de malo, significa soberano, jefe, No está en contradicción en absoluto con el comunismo mundial. // Y como sonaría! ¡Emperador del Planeta ¡ Emperador de la Tierra!" (página 155).

Es difícil llevar al ánimo del lector el horror que inspiran estas páginas. Nuestra imaginación occidental, excluida la nazi (por cierto Stalin considera que su gran aliado fue Hitler [página 146]), es incapaz de hacerse a la idea de que las cosas pudieran ser así, y aún podían ser peores. Pero el escritor no es un libelista: hay pasiones, hay criaturas sensibles (Nerzhin, Spiridon, Sima), hay un mundo de inteligencias privilegiadas humilladas día a día por castigos que, con facilidad, alcanzaban los diez años de prisión. La detención y trato recibidos por el traidor, Innocenti Volodin, consejero de Estado, marcan la culminación del espanto.

 
 

VALORACIÓN

No podemos afirmar con toda seguridad que Solzhenitsyn diga toda la verdad, tampoco podemos asegurar que no mienta; pero se non è vero è ben trovato, queremos decir que es tal el aire de verdad, la sensación de verosimilitud, el tono de autenticidad que desprenden estas páginas, que se impone el desinteresado asentimiento. Los testimonios coincidentes existentes corroboran, por lo demás, la verdad del escritor, sólo que carecen de su potencia estética - vigor narrativo, creación de situaciones, modelado de Personajes -, esto es, de su capacidad de hacer literatura comprometida moralmente. La del escritor ruso se alinea con las obras de los grandes moralistas del siglo: Camus, Bernhard, Bernanos, por ejemplo. No es cierto que sea un reaccionario en la tradición de Dostoievski, como algunos han dicho malévolamente. Es un privilegiado testigo del siglo XX que ha dado su voz a quienes no la tenían o se la quitaron. Y al hacerlo se ha convertido en el poeta cronista de una de las grandes mentiras de nuestro tiempo, en la que se ofreció a los hombres la liberación absoluta y se les condujo a las cloacas de la esclavitud.