Como una inundación, como el reflujo
de una lenta marea
en retirada, que amontona restos
de destrucción, una ciudad, un vértigo,
esparce por el caos sus chabolas,
sus comercios, sus bancos, sus rugientes
avenidas, eleva
como velas deshechas
entre la tempestad, sus rascacielos.
El universo es equilibrio. El caos
está en el hombre. Nace de sus actos,
de su tumultuoso
vivir, del desconcierto
de su amor, de su afán desesperado.
El hombre, al agotarse,