• Me gustan las matemáticas

    Como ninguna otra ciencia
    Me gustan las matemáticas
    Porque agotan mi paciencia
    Con cuestiones enigmáticas

    Confieso, sin estridencias,
    Que me resultan simpáticas
    Todas las circunferencias
    Y demás curvas cuadráticas

    Yo comprendo que la gente
    Piense que soy diferente
    Porque me gusta soñar

    Con las series divergentes
    Los números trascendentes
    Y la función modular

  • El número PI

    El número PI es digno de admiración
    tres coma uno cuatro uno
    todas sus cifras siguientes también son iniciales
    cinco nueve dos, porque nunca se termina.
    No permite abarcarlo con la mirada seis cinco tres cinco
    con un cálculo ocho nueve
    con la imaginación siete nueve
    o en broma tres dos tres, es decir, por comparación
    cuatro seis con cualquier otra cosa
    dos seis cuatro tres en el mundo.

  • Me gustan las matemáticas

    Como ninguna otra ciencia
    Me gustan las matemáticas
    Porque agotan mi paciencia
    Con cuestiones enigmáticas

    Confieso, sin estridencias,
    Que me resultan simpáticas
    Todas las circunferencias
    Y demás curvas cuadráticas

    Yo comprendo que la gente
    Piense que soy diferente
    Porque me gusta soñar

    Con las series divergentes
    Los números trascendentes
    Y la función modular

  • Gregorio marañóntoledo

    ¿Demócrata? No sé. Soldado raso
    pero no comunero ni insurgente.
    Juró bandera al ocre, alzado enfrente,
    a arreboles de aurora y luz de ocaso

    de Toledo. Tangible y transparente
    un capitán le sonreía al paso,
    mano en el hombro; -«No hubo Garcilaso.
    Yo soy Salicio. Bebe de mi fuente».

    Fue liberal, de libertad la santa
    y liberalidad que se adelanta,
    mas no sólo a decirlo; a serIo, a serlo,
    contra anatema, inquisición, hostigo,
    amenaza, calumnia. Y -hoy creerlo
    me parece ilusión- fui yo su amigo.

  • Lo que dicen los médicos

    La maniobra secreta,
    una presión repentina
    en la cavidad del estómago
    puede ser muy útil.

    Manuel García,
    maestro de canto de profesión
    fue el primero (1855)
    que vio temblar
    en un espejo
    las propias cuerdas vocales.

    Dejad ver profundamente
    todo lo que se lleva en la boca:
    epiglotis, frenillo,
    el hoyuelo ciego,
    abridores y cierres.

    Los médicos saben:
    paresia
    y parálisis
    son dos cosas distintas.

    Los médicos dicen:
    corazón y riñones,
    cuando no duelen
    están mudos.

  • El sol terrestre

    CALIZ MAGNÉTICO

    Ningún planeta es rey, ni majestad posible
    si de cualquier lugar del horizonte
    se le compara al sol. Es el cáliz magnético,
    el deslumbrante lirio de un firmamento oscuro,
    la fuente innumerable de los días terrestres
    chorreando los cántaros del cielo.
    Blanca cascada envuelta en su furor,
    alud fosforescente que transporta el maná
    para saciar la sed sideral de este mundo.

  • Estrellas fijas en un cielo blanco...

    Estrellas fijas en un cielo blanco,
    son los bellos sonetos pues no giran
    en torno de orbe alguno
    ni han rotado sus densas masas de catorce cifras

    No reflejan la luz del sol tampoco
    pero irradian su propia luz de adentro
    Y en el albor parecen en reposo
    o muertos cuyas tumbas son sus cuerpos

    Y sin embargo las estrellas fijas
    a veces bienhechoras o malignas
    siempre de harta energía están cargadas

    Y aunque hace miles de años extinguidas
    su fulgor todavía nos alcanza
    sea por vista o por astrología

  • Grado cero

    El dios del hielo
    ha congelado el mundo
    y los árboles se han vestido
    de una nueva hermosura

    Sus ramas de cristal
    esplenden en la noche
    como si la savia fluyera
    convertida en luz

    Por todas partes cuelgan
    estalactitas transparentes
    espejos con espadas
    gotas de diamante

    Un cometa cruza el firmamento
    y deja una estela de escarcha

    Pronto vendrá el deshielo
    como un lento apocalipsis

  • En las constelaciones

    En las constelaciones Pitágoras leía,
    yo en las constelaciones pitagóricas leo;
    pero se han confundido dentro del alma mía
    el alma de Pitágoras con el alma de Orfeo.

    Sé que soy, desde el tiempo del Paráíso, reo;
    sé que he robado el fuego y robé la armonía;
    que es abismo mi alma y huracán mi deseo;
    que sorbo el infinito y quiero todavía...
    Pero ¿qué voy a hacer, si estoy atado al potro
    en que, ganado el premio, siempre quiero ser otro,
    y en que, dos en mí mismo, triunfa uno de los dos?

  • Los ojos

    Hay ojos que verán nuestra memoria.
    El doctor Barraquer, viejo oftalmólogo,
    conoció la crueldad junto al milagro
    y comprendió lo frágil del don de la mirada:
    al fallecer su padre, que lo inició en la ciencia,
    pudo guardar sus ojos
    y devolver la vista a varios hombres.
    ¿Retendrán los fulgores de ese amor
    más allá de la estrella de la córnea
    y del pozo sagaz de la pupila?
    Explorando los fondos deslumbrados,
    las cavernas perplejas donde habitan
    las veloces imágenes, las formas,
    los colores que aún no tienen nombre