La tendencia al alzhéimer precoz y la dificultad para dejar de fumar están entre los rasgos que ahora mismo están siendo seleccionados negativamente por la evolución en la especie humana. / klimkin (PIXABAY)
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Malen Ruiz de Elvira

Fumar influye en la evolución humana

Un gen de adicción a la nicotina y otro del alzhéimer están siendo seleccionados negativamente, según el mayor estudio hasta la fecha.

La tendencia al alzhéimer precoz y la dificultad para dejar de fumar están entre los rasgos que ahora mismo están siendo seleccionados negativamente por la evolución en la especie humana, según el último estudio que busca indicios de los sutiles mecanismos de la selección natural en la población. La evolución humana sigue en marcha y parece que fumar influye.

Si todo lo vivo que existe en la actualidad ha sido fruto de la evolución a lo largo de miles de millones de años, la pregunta inmediata que se hace el ser humano, lógicamente egocéntrico, es si la especie humana sigue evolucionando en este momento de su no tan larga historia. La respuesta hasta hace no mucho era que la rápida evolución cultural, con la tecnología y las condiciones de vida que incluye, habría paralizado la adaptación biológica de nuestra especie. Sin embargo, la revolución genómica ha permitido confirmar que la especie humana sigue evolucionando para adaptarse al medio a través de los mecanismos de selección natural descubiertos por Darwin y en algunos (pocos) aspectos lo hace muy rápidamente.

Los últimos datos sobre este fascinante tema proceden de un estudio sobre el ADN de 210.000 personas de Estados Unidos y Reino Unido que han llevado a cabo investigadores de la Universidad de Columbia, liderados por Hakhamanesh Mostafavi. Buscaban cambios concretos en el genoma cuyo aumento o disminución en la población se pudiera observar en una o dos generaciones, algo considerado imposible hasta hace muy poco.

Los científicos han confirmado datos de otros estudios recientes y no tan grandes y han hallado solo dos entre ocho millones de mutaciones que creen que son indicativas de que se está produciendo selección natural, negativa en estos casos.

En ambos casos son variantes genéticas que se encuentran en menor proporción en la población estudiada según aumenta la edad de la persona. Una es un gen que predispone al alzhéimer precoz y otra es un gen que hace más difícil dejar de fumar mucho, por adicción a la nicotina. Las personas con estas variantes mueren antes en general y la selección natural, creen los investigadores, está disminuyendo su prevalencia. El caso del gen de adicción a la nicotina es especialmente interesante, explican, porque representa la respuesta evolutiva a un cambio ambiental relativamente reciente, la generalización de fumar tabaco en muchas poblaciones. Anteriormente o en un contexto en el que no se fumase, esta variante genética podría ser neutra o beneficiosa desde el punto de vista evolutivo. En los últimos años también se ha encontrado que la cantidad de británicos con cabello rubio y ojos azules aumentó en los últimos 2.000 años, lo mismo que la altura, el perímetro craneal de los recién nacidos y la anchura de caderas de las mujeres.

Asimismo se ha comprobado que se seleccionó históricamente una variante que confiere tolerancia a la lactosa (lo que permite a muchos humanos digerir la leche) y que las mujeres que tienen la primera menstruación más tarde suelen vivir más. "Evolucionar significa simplemente que las mutaciones –los cambios accidentales en los genes que suceden habitualmente en el proceso de copia del ADN- se hacen más o menos comunes en la población a lo largo del tiempo", recuerdan los autores del estudio, publicado en la revista PLOS Biology. Las mutaciones que se extienden pueden deberse al azar pero también a la selección natural, ya que los que las portan tienen más éxito reproductivo, y así se producen pequeños cambios generación tras generación.

Sin embargo, las dos mutaciones detectadas ahora disminuyen, siempre hablando en general, los años que vive una persona, pero lo hacen a edades superiores a las típicas de tener hijos. Esto no casa muy bien con la teoría de que la evolución favorece la transmisión de genes y no va a hacer nada para que las personas vivan más tiempo después.

Los autores se preguntan por qué entonces solo han encontrado dos variantes heredadas, si tienen los medios para encontrar cualquier otra común que disminuya la esperanza de vida individual. "Una posibilidad es que la selección natural impide que incluso estas variantes que actúan tarde en la vida se hagan comunes por selección natural si sus efectos son suficientemente grandes", señalan. Los hombres pueden tener hijos hasta una edad avanzada, por ejemplo, y hombres y mujeres pueden cuidar más tiempo de sus hijos, y así favorecer su supervivencia, si mueren más tarde. "Sobrevivir pasadas las edades típicas de reproducción puede ser beneficioso para los humanos", aventuran, aunque reconocen que queda mucho trabajo por hacer sobre los millones y millones de datos genéticos y genealógicos ahora disponibles.

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