En 2010 se cumplirán 15 años desde que entró en vigor la última ley de vías pecuarias, la Ley 3/1995 de 23 de marzo en la escala estatal.

Es hora de analizar los resultados y de hacer balance, quizás también sea un buen momento para formular preguntas y hacer propuestas a los responsables de las diferentes administraciones.

A veces los esfuerzos legislativos impactan fundamentalmente sobre el papel, otra cuestión es su repercusión real que en numerosas ocasiones es más que dudosa, así la capacidad para mejorar la situación de partida no va más allá, llegando incluso a ser intrascendente. En este sentido se han cumplido ya dos años de otra ley, la Ley 45/2007, de 13 de diciembre, para el desarrollo sostenible del medio rural. Un pesimista diría que ni desarrollo, ni sostenible, ni medio rural y cuando más: espacios vacíos cruzados por viales muchas veces solitarios.

En definitiva, estamos ante una legislación cargada de buenas intenciones, pero surgió o sobrevino la crisis que vale lo mismo para un descosido que para un remiendo; todo se ralentizó y mientras tanto «paciencia y barajar».

 

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