Tus electrones giraban tranquilos por órbitas de tu mundo interior, mientras los días iban configurando en ti la clorofila, en una mutación de la cual desconoces el origen.
Ahora eres un árbol en el bosque de la vida, con el día llegó la luz de tus ojos y te diste cuenta que los electrones se excitaban con aquel beso de luz. Seguían una cadena de transporte con una alegría que daba energía y obtenía oxigeno del agua.
Y te introdujiste en el otro fotosistema, que tenía una clorofila diferente, completando su órbita.
Ya sin luz, en la noche, un conjunto de reacciones mágicas de enlaces y atracciones entre todos los átomos iban purificando el aire mientras el gusto dulce del azúcar se repartía por todas las ramas, troncos y raíces haciendo más brillantes, más verdes las hojas. |
|