Son cosas que pasan. No tienen importancia. Lo que ocurre es que a veces se convierten en mitos, y hacen pensar en dobles o triples sentidos que en realidad los hechos nunca buscaron, ni insinuaron, ni erotizaron.
Realmente aquel neutrino no tenía mayor culpa. Fueron cosas que pasan. Un neutrino, ya se entiende, no tiene conciencia humana, ni sentido del pecado, el pobrecito; pero tiene como el ente de Ortega circunstancia y algo terco en que dura cierto tiempo. Sólo debo decir de aquel neutrino que trastornó una aventura decisiva para Europa que no tenía culpa, ni cristiana, ni de la otra; y queriendo o sin querer, destruyendo una experiencia, nos descubrió otra imprevista como una chica joven, guapa, loca, deliciosa. Y así otra vez le raptaron a mi Europa caprichosa. |
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