No sé si el faro incendia aún las horas del triste odiar la Trigonometría, si en tus zapatos duerme todavía la arena de las playas salvadoras.
Si en las algas y espumas rodadoras trina el Latín con la Fisiología, si el alto lavadero en que te urgía el placer solitario, rememoras.
No sé si vas despierto o vas dormido, en pecado mortal sobrecogido, a comulgar sin fe cada mañana.
No sé, no sé... Mas sé que tu locura fue hacer del mar tu sola asignatura, alumno al sol que de la mar se ufana.
Quién me iba a decir a mí, pintorcillo por las playas y castillos ruinosos de El Puerto de Santa María, practicante de excesivas rabonas alumno al sol que de la mar se ufana.
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