Es frecuente escuchar a los geólogos decir que la Historia de la Tierra está "escrita" en las rocas, y muy posiblemente lleven razón. Sin embargo, no es tan habitual que los geólogos "lean" la historia más reciente, a escala del hombre y su relación con un territorio determinado, en ciertas piedras, en concreto en las empleadas para construir los edificios monumentales.

El libro titulado "Las piedras utilizadas en la construcción de los Bienes de Interés Cultural de la Comunidad de Madrid anteriores al siglo XIX", editado por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) y realizado por un nutrido equipo de especialistas del propio IGME y del Instituto de Geología Económica del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Complutense de Madrid, trata precisamente de eso, de entender la relación a lo largo de los siglos XVI al XVIII, de la fábrica pétrea de los monumentos madrileños con su entorno geológico.

Para ello, el hilo argumental utilizado ha sido el siguiente: describir la geología del territorio de la comunidad autónoma madrileña, centrándose en las rocas de utilidad en la construcción; pasar revista, a modo de inventario, a los monumentos más notables, localidad a localidad, del conjunto de la geografía madrileña, incidiendo en el tipo de piedra utilizada en su construcción; realizar unas fichas específicas para los monumentos más importantes, con un estudio petrográfico y petrofísico detallado de sus rocas; y elaborar un original mapa litológico, de canteras y de monumentos de interés cultural de la Comunidad de Madrid.

Con estos mimbres, el cesto difícilmente podría haber salido mal. El brillante resultado es el primer estudio que se hace de estas características en España, y que a buen seguro marcará una senda a seguir.

De entre las abundantes y útiles conclusiones que se desprenden de la lectura atenta del libro, una merece una reflexión detallada por lo que pudiera tener de paradójico. Por regla general, la minería proyecta en el conjunto de la sociedad actual una imagen agresiva frente al patrimonio natural y cultural. Sin embargo, al localizar las fuentes de la materia prima utilizada en los monumentos madrileños (a veces incluso el lugar exacto, la propia "paleocantera" de donde se extrajeron los bloques de piedra), los autores del libro proponen la protección de estos lugares frente a las posibles agresiones (urbanísticas o de otro tipo), que pudieran destruir dichos enclaves, y eliminar la posibilidad de extraer en el futuro materiales para paliar la inevitable degradación de los monumentos. Es decir: las canteras necesitadas de protección, en aras a la adecuada garantía de protección y salvaguarda del patrimonio histórico, arquitectónico y cultural. ¿El mundo al revés?: no; sencillamente otra manera de ver las cosas, donde el conocimiento geológico, la historia, la utilización que el hombre hace de los recursos naturales y una concepción amplia de lo patrimonial se dan la mano. El conocimiento científico, la amplitud de miras y la tolerancia hacen milagros.