Ciencia y Cultura


LUCES SOBRE EL KRAUSISMO

 

Krause, Giner y la Institución Libre de Enseñanza. Nuevos estudios. Álvarez Lázaro, Pedro; Vázquez-Romero, José Manuel.  Universidad Pontificia Comillas de Madrid. Madrid, 2005. 254 páginas.


Esclarecedor volumen sobre el krausismo español


 
 

Tras quince años de existencia, el Instituto de Investigación sobre Liberalismo, Krausismo y Masonería (ILKM) ha adquirido de la mano de su director, Enrique M. Ureña, un destacado prestigio tanto nacional como internacional por la novedad y calidad de sus investigaciones sobre krausismo. Con ocasión de tal aniversario se publica este libro misceláneo compuesto de siete artículos y que constituye el volumen 21 de la colección adscrita al propio Instituto, la cual también celebra en estas fechas su decimoquinto año desde aquel nacimiento en 1991 con la obra de Ureña, Krause, educador de la Humanidad.

A pesar de tratarse el que nos ocupa de un libro conmemorativo, no consiste en una recopilación de trabajos pasados sino de nuevos estudios sobre el krausismo, tal y como reza el subtítulo. Los dos primeros se ocupan de la aportación de este movimiento filosófico decimonónico a la integración social de la mujer y su equiparación en derechos con el hombre, comenzando por la labor que en este sentido realizaron los krausistas en España. De esto trata el artículo inaugural a cargo de Elvira Ontañón, quien expone la contribución de tres mujeres: Concepción Arenal, Emilia Pardo Bazán y María Goyri, a la labor docente y científica que durante sesenta años desarrolló la Institución Libre de Enseñanza (ILE) para elevar el nivel cultural de las mujeres e integrarlas en la vida social del país. Para entender por qué los krausistas españoles tenían tal preocupación y desarrollaban esa labor hay que acudir, no obstante, a la filosofía de la que se nutrían, la del alemán Krause, cuya metafísica es conocida habitualmente como «panenteísmo» y de la que se deriva una teoría social que suele identificarse con la expresión «alianza de la humanidad». Es de esto de lo que se ocupa Ureña en el artículo siguiente, que comienza con una exposición de la teoría de Krause sobre la mujer y de la que se desprende su exigencia de una equiparación en derechos de la mujer con el hombre y su integración en la sociedad. La aportación de Ureña al libro, sin embargo, va más allá, pues prueba también cómo este resultado práctico de la filosofía krausista en favor de la mujer fue efectivo en la propia Alemania gracias tanto a la labor inmediata de los krausistas alemanes, que acogieron a las mujeres en sus foros científicos, como mediata por la colaboración que esos mismos krausistas mantuvieron con Fröbel y sus discípulos, quienes, influidos por la teoría de Krause, se convencieron de la necesidad de implicar a la mujer en el sistema docente y no limitar su responsabilidad educativa a la esfera privada de la familia. Como descubre Ureña haciendo con ello una aportación destacada a la historia del feminismo alemán, estos esfuerzos de los krausistas alemanes fueron los que propiciaron que la filosofía de Krause fuese acogida como aval teórico por el movimiento feminista liderado por Louise Otto-Peters y agrupado en la Asociación Alemana General de Mujeres, en cuya revista, fundada en 1865 y denominada Neue Bahnen [Nuevas vías] , fue reconocida repetidamente la dignidad de Krause por haber sido un filósofo pionero en la lucha por la igualdad de derechos de la mujer en relación con el varón.

Le siguen al de Ureña dos artículos dedicados al fundador de la ILE, Francisco Giner de los Ríos, uno sobre su aportación a la difusión de la Estética de Krause en España y otro sobre su idea de la función social de la ciencia. Queremos destacar el primero de éstos, firmado por Ricardo Pinilla, pues con él se cierran las investigaciones sobre la composición de las obras de Krause traducidas al castellano. Como es sabido, tres fueron las vertidas al español: las dos primeras por Sanz del Río, el Ideal de la Humanidad y el Sistema de la filosofía. Análisis, mientras que la tercera a cargo de Giner, el Compendio de Estética. De aquellas dos contábamos ya con estudios sobre las obras de Krause de las que procedían y el modo como fueron traducidas y compuestas, pero, en cambio, quedaba por hacer esto mismo con la tercera de ellas, y son los resultados de tal investigación los que ofrece Pinilla en su artículo.

Por su parte, Pedro Álvarez Lázaro, subdirector del ILKM y editor de este libro, ha aprovechado su larga trayectoria de estudios masónicos para aclarar en su ensayo la relación entre la masonería y la ILE, la cual deja nítidamente zanjada en el primer apartado, titulado: «La ILE no fue una obra de la masonería». Esta autonomía del proyecto educativo de Giner no supuso, sin embargo, que la ILE no contase con influencias de procedencia masónica, las cuales cifra el autor del artículo en dos, «el foco alemán», que no es otro que el de Krause, y «el foco belga», que corresponde al procedente de la Universidad Libre de Bruselas. Asimismo, con posterioridad a su creación y sin que esto menoscabase la autonomía de la ILE, los proyectos de ésta experimentaron cierta comunión con los masónicos, dado que «la filosofía krausista y la obra desplegada por la ILE calaron por afinidad en las logias españolas», lo cual lleva a Álvarez Lázaro a plantear la existencia de lo que denomina «krauso-institucionismo masónico» y que analiza en los casos concretos de Sevilla y Cádiz.

Tras un estudio sobre el talante religioso del institucionista Luis de Zulueta, el libro concluye con un artículo de Antolín Sánchez Cuervo, quien en estos últimos años ha abierto una nueva brecha en los estudios krausológicos con sus trabajos sobre el krausismo mejicano, mucho menos conocido y estudiado que otros krausismos iberoamericanos, como los de Uruguay y Argentina. Como prueba Sánchez Cuervo, las ideas del krausista alemán Ahrens fueron aprovechadas políticamente en Méjico para hacer frente a un neoliberalismo que se nutría teóricamente del pensamiento positivista. Hay que tener en cuenta que uno de los motivos por los que la filosofía krausista experimentó una revitalización en las últimas décadas del siglo XIX fue su lucha contra el positivismo por quienes temían que éste pusiese en peligro no sólo la religión sino también una ética ilustrada basada en la dignidad humana. En determinados países europeos e iberoamericanos, quienes temían esto acogieron entonces la epistemología de Krause para mostrar la debilidad teórica del positivismo, incapaz de explicar el proceso de la experiencia sensible de un modo consistente. En esta lucha destacó el krausista belga más importante, Tiberghien, de cuyas combativas obras contra el positivismo su nutrieron los krausistas españoles de la Restauración y que también aprovecharon los krausistas iberoamericanos, tal y como sucedió en Méjico cuando fue impuesta como manual en los centros educativos la Lógica de Tiberghien. El artículo concluye con una relación de los «encuentros y desencuentros» entre el krausismo español y el krausismo mejicano, hasta alcanzar el encuentro último y definitivo que resultó de la acogida dispensada por Méjico a los exiliados españoles de 1939, entre los que había no pocos krausoinstitucionistas que continuaron en aquel país la labor que en éste habían visto truncada.

Con este encuentro entre un krausismo europeo y uno americano en pleno siglo XX finaliza la obra que hemos comentado, si bien, en tanto que conocemos de cerca y apreciamos lo que el ILKM ha aportado en los últimos quince años a los estudios sobre el pensamiento de Krause y su influencia en Europa y América, no queremos concluir esta recensión sin expresar ya no sólo nuestro contento por la aparición de este libro sino también nuestra enhorabuena por sus años de existencia, y sólo nos queda desearle al ILKM una larga vida en la que siga desarrollando una labor científica tan enriquecedora como la que hasta ahora ha desplegado.

Rafael V. Orden Jiménez
Universidad Complutense de Madrid