En los días previos a la carrera de cuadrigas que da la gloria a Ben-Hur, un magnate árabe le explica cómo ha de usar los cuatro caballos blancos que le llevarán a la victoria. El orden de los caballos, según sus características, es determinante, porque la carrera es fija: 20 vueltas al estadio en el sentido contrario a las agujas del reloj. Ordenaron bien los caballos y ganaron. La lectura de Los orígenes del siglo XXI, del historiador económico Gabriel Tortella (Barcelona, 1936), sugiere la misma imagen. El autor dice que no es historia, es ensayo. En síntesis, un ensayo de cómo entender la historia. Que no es sólo política, desligada de la economía -ya se sabe que estas dos siempre cabalgan juntas-; además hay que tener en cuenta que también están la ciencia y la técnica en la base de la carrera por el devenir humano. Total, cuatro cabalgaduras embridadas que no pisan igual la arena -no dan los mismos pasos-, pero que sólo juntas explican el avance de la cuadriga: política, economía, ciencia y tecnología.

Tortella ha hecho un ejercicio formidable de doma -reservada a eruditos- en los cuatro aspectos. Hay momentos en los que la lectura del libro -por su precisión en el vocabulario (la descripción detallista de cómo funciona la máquina de vapor), por la riqueza de las anécdotas (¿por qué Henri Nestlé, un suizo, desarrolla la leche en polvo?, ¿quién entiende que un telegrafista sordo, Thomas Edison, inventara el fonógrafo?) y por la generosa referencia a otros autores (15 páginas de bibliografía)- invita a pensar que Tortella es un colectivo, no solo un investigador. Dice que su libro es un ensayo de historia social y económica. Tortella más bien es hombre de escarbar en el ADN colectivo de los dos últimos siglos. Sólo así se pueden hacer predicciones muy científicas sobre el futuro al que nos enfrentamos.

Parte el historiador de mediados del siglo XIX para poder bucear en los prolegómenos de la primera Revolución mundial y la primera Revolución industrial. A partir de aquí, en lugar de cronología, oleaje. Flujo y reflujo de movimientos sociales, decisiones económicas, progreso científico y tecnológico (no son lo mismo: el ángulo recto se conocía mucho antes de que Pitágoras lo formulara en la relación de catetos e hipotenusa). El método de Tortella es el rigor intelectual: ¿por qué fue así y no de otra manera? Ejemplo: ¿por qué la Revolución industrial empieza en Inglaterra y no en el continente? ¿por qué con telares de algodón, si su principal materia prima era la lana? Sentadas las bases, es el momento de plantear y describir lo que el autor llama el «umbral», la aceleración de la historia. Con este método se avanza o retrocede en la búsqueda de lo que movió el siglo XX, explorando las ideologías determinantes -socialdemocracia y comunismo-, la diferente evolución de las grandes potencias que hoy dominan el mundo, con la consecuencia indeseada del progresivo desequilibrio de riqueza pese a los avances tecnológicos.

El autor recuerda, citando al economista inglés Alfred Marshall, que la naturaleza no da saltos. Somos evolución. ¿Qué ADN nos marca el siglo XX? Tortella es escéptico. Thomas Robert Malthus y Karl Marx se equivocaron. Pero tampoco bastan John Maynard Keynes y Milton Friedman para predecir lo que nos espera. El autor demuestra que sabemos mucho más de nosotros mismos y de nuestros errores para avisar de que en la cuadriga del futuro hay que elegir muy bien por dónde cabalgarán, amén de la tecnología, la demografía, el sostenimiento ecológico y el capital humano.