Ciencia y Cultura


EL TRIUNFO DEL LIBERALISMO

 

Metamorfosis de la cultura liberal. Ética, medios de comunicación, empresas. Lipovetsky, Gilles.  Anagrama, Barcelona, 2003, 128 páginas.


Luminoso análisis de las contradicciones y valores de la nueva sociedad emergente


 
 

Un hecho define este último cambio de siglo en Occidente: el triunfo del liberalismo. Acosado por los fascismos, los venció hace más de cincuenta años; combatido por el comunismo, también lo derrotó en las dos décadas postreras de la pasada centuria. Hoy carece de alternativa. Pero no es un modelo social y político estático; al contrario está cambiando mucho, ni siquiera se le puede considerar un sistema cerrado, sino abierto, dialéctico, plural, contradictorio: complejo. De este diagnóstico parte Gilles Lipovetsky en el presente volumen que recoge cuatro conferencias pronunciadas en universidades de Canadá en noviembre del 2001.

La primera conferencia, <<¿Narciso en la trampa de la posmodernidad?>>, parte del narcisismo esencial del hombre posmoderno -finisecular--, habitado por una moral individualista, que rechaza con énfasis -como Prometeo- la fatalidad del destino pero no es, sin embargo, un triunfador, sino una criatura acosada por las fragilidades y el miedo: de la alimentación, del empleo, de las relaciones sociales.

Pero el corazón del volumen se encuentra, a buen seguro, en la segunda alocución, <<Muerte de la moral o resurrección de los valores: ¿qué ética aplicar en nuestros días?>>. No estamos -como es tópico afirmar, siempre lo ha sido--- en una época de decadencia de la moral. Esta ha atravesado por tres fases: la teológica, hasta el XVIII, la laica moralista, cifrada en la existencia de una moral universal (Voltaire) y natural (Kant), que se desarrolla en el XIX, y la fase posmoralista, en la que vivimos, caracterizada por la exaltación del narcisismo hedonista. Ello no significa que la posmoralista sea una fase sin moral. Se ha abolido, sí, la moral colectivista, revolucionaria y del sacrificio, pero el humanismo ha sustituido a la lucha de clases y la democracia ha derrotado al totalitarismo. Lo que define a la sociedad liberal posmoderna es el pluralismo. Que oscila entre la plausible ética de la responsabilidad y la condenable ética de la irresponsabilidad, entre la preocupación por los valores propios y los comunitarios y la despreocupación de toda axiología y del bien común. La sociedad posmoderna es la sociedad del <<caos organizador>>.

El tercer texto gira en torno a <<El alma de la empresa>>, esto es, a la <<markética>>, a la boga de la ética en el mundo de los negocios. Lipovetsky analiza con agudeza la causa de esa boga, que ve en la revitalización de las empresas, las cuales, sin perder sus objetivos mercantiles, sintonizan con la fase posmoralista, definida, en un plano ideal, por la limpieza en los negocios y la preservación de los derechos humanos en la empresa.

En fin, la cuarta conferencia, <<¿Hay que quemar a los medios?>> analiza con la misma agudeza las virtudes y defectos, las suficiencias y las carencias de los medios, incluida Internet. Desterrada toda aproximación apocalíptica o jeremíaca, el ensayista francés indaga en los pros y los contras.<<Ni "voz de Dios", ni teatro del diablo>>, concluye. Es verdad que trivializan y uniforman, pero también a su modo estimulan el pluralismo, son democráticos, restan alcance a los partidos a favor de los líderes, etc. Su poder es enorme, pero no ilimitado, destaca el analista.

Libro brillante, sugestivo, nada dogmático, matizado, el de Lipovestky, que confirma sus cualidades de gran analista de la sociedad posmoderna, pues tal y como él concibe el termino <<posmodernidad>> (apoteosis de Narciso, fin de la moral colectivista), hay que suscribirlo.

Miguel García-Posada